Anecdotario del Papa viajero
En Cochabamba se disputan como una reliquia la vajilla en la que comi¨® el "enviado de Dios"
Los viajes del papa Wojtyla suelen arrastrar siempre consigo todo un rosario de an¨¦cdotas curiosas y simp¨¢ticas que en muchos casos son reflejo de la personalidad del Papa y del entusiasmo que despierta su presencia. As¨ª ha ocurrido tambi¨¦n du.rante su noveno viaje a Am¨¦rica Latina, concluido el pasado jueves, en el que ha visitado Uruguay, Bolivia, Per¨² y Paraguay.
En Cochabamba, en Bolivia, por vez primera en sus viajes Juan, Pablo II se hospedaba en un convento franciscano. Los frailes estaban preocupados porque no ten¨ªan "platos dignos" para el ilustre hu¨¦sped. Por ello pidieron ayuda a la poblaci¨®n, e inmediatamente una familia acomodada prest¨® a los pobres hijos de san Francisco una preciosa vajilla de porcelana francesa del siglo XIX. Ahora frailes y propietarios de la vajilla se disputan, como una. reliquia, los platos en los que comi¨® el "enviado de Dios".
En La Paz, a 4.200 metros, todos se preocupaban de la salud del Papa. Su m¨¦dico personal, el doctor Buzonetti, estaba siempre a su lado con su malet¨ªn de emergencia. Pero en un determinado momento, Juan Pablo II, fresco como una rosa, vio palidecer a su m¨¦dico y con cari?o, tom¨¢ndolo por el brazo, d¨¢ndole animos, le dijo: "Come si senti, dottore?".
En Bolivia, la tripulaci¨®n local encargada del vuelo papal no encontr¨® nada mejor para prepararse a tan delicada y honrosa n¨²si¨®n que dedicar un d¨ªa entero a ejercicios espirituales. Los periodistas bromeaban despu¨¦s con los pilotos y azafatas italianos dici¨¦ndoles que siendo tan pecadores como eran "necesitar¨ªan por lo menos una semana de retiro espiritual".
Santa Cruz, tambi¨¦n en Bolivia, fue el ¨²nico lugar visitado por Juan Pablo II donde la gente lo esperaba en el aeropuerto de rodillas. Un periodista cat¨®lico italiano, muy emocionado, coment¨®: "Hasta que la gente no se arrodille as¨ª ante Gorbachov, el n¨²mero uno ser¨¢ siempre Wejtyla". Pero lo que fue especialmente comentado en toda la ciudad resultaron ser las l¨¢grimas del luterano. Resulta que Guillermo Kennig, presidente del Comit¨¦ C¨ªvico, que esperaba al Papa en el aeropuerto y que es luterano, no pudo resistir ante el carisma del Papa de Roma y estall¨® en llanto.
En Paraguay todos quer¨ªan viajar en el avi¨®n papa?. Todos quer¨ªan tocarlo y fotografiarse con ¨¦l, desde los m¨¢s creyentes hasta los narcotraficantes. El presidente dictador AlfredoStroessner, que no consigui¨®, como Pinochet logr¨® en Chile, que el Papa se asomase a la ventana de su palacio, le prepar¨® un besamamos en sus salones regios con 1.600 personas.
En uno de los vuelos, una de las azafatas, que reglamentariamente no pod¨ªa volar por encontrarse. en avanzado estado de gestaci¨®n, baj¨® llorando del avi¨®n y cont¨® a la televisi¨®n que Juan Pablo II le hab¨ªa acariciado el "fruto de su vientre" y que le hab¨ªa pedido que si era var¨®n lo bautizara con el nombre de Juan Pablo.
Uno de los ¨²ltimos actos realizados por Juan Pablo Il en Paraguay fue la consagraci¨®n del nuevo santuario de la Virgen de Caacupe, en la frontera con Argentina. El Papa regal¨® para la imagen de la Virgen un rosario de oro, y estaba tan emocionado que se quit¨® su solideo blanco de la cabeza y lo deposit¨® tambi¨¦n ante la estatua. El director de la ceremonia, at¨®nito, se puso a gritar de emoci¨®n: "?Qu¨¦ Papa mariano, qu¨¦ Papa mariano!". Y para resaltar la importancia del gesto, explic¨® a la muchedumbre electrizada que el gorrito se llama solideo, que en lat¨ªn quiere decir "solo a Dios", porque el Papa no se lo quita ni ante las principales autoridades de la tierra. S¨®lo ante la Eucarist¨ªa.
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