Un Charles Chaplin inmortal
Si, como dec¨ªamos la pasada semana, la aparici¨®n, en 1931, de una pel¨ªcula como Luces de la ciudad, muda en un pa¨ªs de parlanchines recientes, era un reto de altura, qu¨¦ decir de Tiempos modernos, que es de 1936, y si t¨¦cnicamente no es muda, s¨ª lo es en su construcci¨®n. Porque Charles Chaplin -como hiciera en su filme anterior en la escena del hipo y el silbato- utiliza el sonido y las voces para parodiarlos.Chaplin parodia al todopoderoso jefe de la empresa -un Big Brother digno de George Orwell: ?se inspirar¨ªa el escritor brit¨¢nico en Tiempos modernos al crear 1984?- y se parodia ¨¦l mismo cantando en escena memorable una tonadilla nonsense, que no dice nada y mezcla idiomas.
S¨¢tira despiadada
Pero la pel¨ªcula es silente en su concepci¨®n y hasta utiliza r¨®tulos para el di¨¢logo. Tal vez se adelant¨® a su tiempo, porque esta s¨¢tira despiadada de un mundo automatizado y deshumanizado -que tiene un precedente claro en A nous la libert¨¦, de Ren¨¦ Clair, e influencias decisivas como el Mon oncle de Jacques Tati- ha mantenido durante este cuarto de siglo que la separa de su creaci¨®n toda su vigencia. Todav¨ªa m¨¢s: esos tiempos modernos del t¨ªtulo son precisamente los de hoy y aun los de ma?ana, sin duda. Y como el tema, su resoluci¨®n art¨ªstica: no ha habido comedia posterior -comedia c¨®mica por lo menos- que no haya sentido un cierto rubor ante Tiempos modernos, tal es su alto grado de perfecci¨®n, incuestionable ante secuencias tan inolvidables y totales como la prueba de la m¨¢quina de alimentar obreros, la sesi¨®n nocturna de patinaje en unos grandes almacenes, el chapuz¨®n de Chaplin al despertar en su caba?a o ese momento genial -que le costar¨ªa a Chaplin no pocas acusaciones de comunista y, a la larga, su exilio de Estados Unidos en que nuestro desdichado h¨¦roe es confundido, bandera roja en mano, por un l¨ªder revolucionario.A?adamos que Tiempos modernos es el canto de cisne de Charlot como personaje, ya que uno de sus protagonistas de su siguiente obra, El gran dictador, el de un jud¨ªo, aunque se le parezca mucho, ya no es ¨¦l. No hay, no puede haber, canto de cisne m¨¢s memorable.
Tras Tiempos modernos, una comedia como Estoy en crisis poco lucir¨¢, desde luego, y mucho m¨¢s -o mucho menos- trat¨¢ndose de uno de los peores t¨ªtulos del director Fernando Colomo, uno de los creadores b¨¢sicos de la comedia espa?ola de los ochenta, que aqu¨ª parece retroceder una d¨¦cada y situarse en el meollo de la tercera v¨ªa, y concretamente, dada la tem¨¢tica -publicidad, ecolog¨ªa, una generaci¨®n concreta-, en el terreno mismo de Vida conyugal sana, con, adem¨¢s, su mismo protagonista, el actor Jos¨¦ Sacrist¨¢n.
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