Reagan centra la 'cumbre' en los derechos humanos

Ronald Reagan elev¨® ayer al m¨¢ximo el tono de su cruzada pro derechos humanos en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, alentando a disidentes pol¨ªticos y religiosos a mantener su protesta y advirtiendo a Mijail Gorbachov que no habr¨¢ progreso en las relaciones con Estados Unidos si no revisa su pol¨ªtica de derechos humanos. El presidente norteamericano pidi¨® libertades pol¨ªticas y religiosas plenas, y las consiguientes garant¨ªas legales, a un l¨ªder cuya reforma est¨¢ chocando con una enorme resistencia en el aparato burocr¨¢tico. Gorbachov, en el brindis de la cena ofrecida a Reagan en el palacio del Kremlin, rechaz¨® anoche "Ia injerencia en los asuntos internos de otros pa¨ªses y los intentos de dar lecciones".

Reagan irrit¨® a las autoridades del Kremlin al recibir, en el coraz¨®n de la URSS, a disidentes y ex presos pol¨ªticos, convirtiendo el tema de las libertades individuales en el foco de la cumbre de Mosc¨². Gorbachov rechaz¨® una lista de 14 casos de violaciones de derechos humanos presentada por el presidente. "Ya tenemos demasiadas listas", dijo, mientras la Prensa sovi¨¦tica afirmaba. que la Administraci¨®n nortearaericar¨ªa no ha abandonado a¨²n su idea de que la URSS es un "imperio diab¨®lico".Pero el evidente malestar sovi¨¦tico -"los invitados de Reagan no son ni mucho menos la flor y nata de este pa¨ªs", afirm¨® el portavoz Guenadi Guerasimov- no impidi¨® que ¨¦ste anunciara anoche que la URSS "quiere firmar con Reagan un tratado de reducci¨®n de armas nucleares estrat¨¦gicas y creemos que esta es tambi¨¦n la idea de la Administraci¨®n norteamericana".

Reagan y Gorbachov dedicaron ayer su segundo encuentro en el Kremlin al tema del control cle armamentos, en el que registraron peque?os avances para un tratado START y un absoluto di¨¢logo de sordos sobre el pol¨¦mico sistema de defensa espacial (SDI). Los sovi¨¦ticos sugirieron una reducci¨®n de 500.000 tropas convencionales en Europa, por parte de ambas alianzas, previa determinaci¨®n del desequilibrio existente entre la OTAN y el Pacto de Varsovia, con inspecciones sobre el terreno. "Muy peque?o y s¨®lo pr¨¢cticamente en Centroeuropa", seg¨²n el portavoz sovi¨¦tico. Los norteamericanos insistieron en que el desequilibrio es "tivo" y que no aceptar¨¢n nada sin hablar antes con los aliados.

Pero, por segundo d¨ªa consecutivo y con gran vigor, a pesar de que hab¨ªa prometido el domingo no hacer de "profesor" dando lecciones, el presidente enarbol¨® la bandera de los derechos humanos como "absolutamente fundamental y elemento esencial" para mejorar las relaciones entre los dos pa¨ªses. Reagan acus¨® a la URSS de incumplir los acuerdos de Helsinki, firmados en 1975, as¨ª como la declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos.

Reagan, citando al poeta ruso Pushkin, le dijo a Gorbachov, en una ins¨®lita e hist¨®rica reuni¨®n con disidentes -emitida en directo por la televisi¨®n norteamericana, no as¨ª por la sovi¨¦tica- que "ya es hora, amigo m¨ªo, ya es hora. El coraz¨®n implora paz, los d¨ªas pasan volando, es hora amigo, es hora". El presidente solicit¨® tambi¨¦n que las reformas de la perestroika y glasnost, "todav¨ªa meras concesiones de quita y pon", sean convertidas en permanentes mediante su institucionalizaci¨®n legal.

Un gesto de mal gusto

La respuesta sovi¨¦tica fue inmediata. Georgi Arbatov, miembro del Comit¨¦ Central y experto en Estados Unidos, declar¨® que las palabras del presidente eran "un gesto de mal gusto pol¨ªtico" y demuestran que en Washington "est¨¢n tres o cuatro a?os por detras de los acontecimientos en la URSS". "Esto", a?adi¨®, "no har¨¢ a Reagan m¨¢s popular a los ojos del pueblo sovi¨¦tico".

El peri¨®dico Pravda publicaba ayer una fotograf¨ªa de un negro cubierto de harapos pidiendo comida frente de la Casa Blanca, y las autoridades sovi¨¦ticas se han tra¨ªdo a Mosc¨² a un grupo de indios norteamericanos que ayer denunciaron violaciones de derechos humanos en EE UU, y af¨ªrmarort que "el imperio del mal est¨¢ en Occidente".

A pesar de su tono de denuncia, Reagan admiti¨® -en su reuni¨®n con un centenar de disidentes y refuseniks (personas a las que no se permite emigrar) en la residencia del embajador norteamericano- la existencia de "signos esperanzadores" en las reformas de Gorbachov. "Los nuevos l¨ªderes sovi¨¦ticos parecen comprender la conexi¨®n entre ciertas libertades y el crecimiento econ¨®mico. Esperamos- que una libertad conducir¨¢ a la otra".

"Nos satisface que Reagan, que no es conocido por frecuentar mucho las bibliotecas, haya le¨ªdo el libro de Gorbachov Perestroika y demuestre inter¨¦s por lo que est¨¢ pasando en la URSS", dijo con sarcasmo Guerasimov.

El sacerdote ortodoxo Gleb Yakunin, ex preso pol¨ªtico, liberado en 1987 por una amnist¨ªa de Gorbachov, afirm¨® ante Reagan en el acto con los disidentes que el mundo del creyente en la Uni¨®n Sovi¨¦tica est¨¢ sacado de una novela de George Orwell. Tambi¨¦n habl¨® Serguei Grigoriants, director de la revista Glasnost, detenido recientemente, denunciado. p¨²blicamemte como "par¨¢sito" de la perestroika por Gorbachov, y al que la polic¨ªa destroz¨® su oficina. Los disidentes le explicaron a Reagan que ven un cambio en la URSS, pero que tienen mucho miedo de que no vaya a durar.