Bajo el signo del tres
El primer concierto de la orquesta del Concertgebouw obedec¨ªa a un tema: la prima vera seg¨²n las visiones musicales, tan distantes, de Schumann y Stravinski; el segundo y ¨²ltimo, celebrado el d¨ªa 3, se aten¨ªa, precisamente, a la magia de ese n¨²mero: Concierto n¨²mero 3 de Beethoven y Sinfon¨ªa n¨²mero 3 de Bruckner en su redacci¨®n n¨²mero 3. Podr¨ªamos a?adir que el director Riccardo Chailly, naci¨® en el 53 y que esta es su visita n¨²mero 3 a Espa?a.Para Beethoven, la verdadera magia no vino de los n¨²meros sino del pianista rumano Radu Lupu (1945), que no intenta un Beethoven trascendente y ret¨®rico a la hora de abordar el Concierto en do menor, sino la creaci¨®n de un mundo sonoro peculiar del que dimana una po¨¦tica pr¨®xima a la de Schubert.
Ciclo Orquestas del Mundo
Orquesta del Concertgebouw de Arnsterdam. Director: R. Chailly. Solista: R. Lupu, pianista. Obras de Beethoven, Bruckner y Wagner. Teatro Real, 3 de junio.
Con esta obra gan¨® Lupu, en uni¨®n de Mehta, el premio Charles Cross en 1972 y al escuch¨¢rsela en vivo sent¨ªamos que por esta vez prim¨® la m¨²sica a la hora de juzgar. No en vano el pianismo de Radu Lupu interesa a los directores-m¨²sicos: Karajan, Giulini, Barenboim. Tambi¨¦n despert¨® el entusiasmo del p¨²blico madrile?o, a lo que contribuy¨® la excelencia de la orquesta.
La Sinfon¨ªa n¨²mero 3, de Anton Bruckner, redactada varias veces entre 1872 y 1889, obedece a un hondo y perdurable sentido human¨ªstico y a una b¨²squeda de lo eterno. Esta es justamente, su filosof¨ªa musical que dif¨ªcilmente puede confundirse con la aut¨¦ntica filosof¨ªa, imposible sin el lenguaje sem¨¢ntico de la palabra del que la m¨²sica -lenguaje sin sem¨¢ntica- puede tan solo convertirse en su met¨¢fora.
Todo esto tiene poco que ver con las concepciones espectaculares de un director como Riccardo Chailly, seguro ordenador de las estructuras y tibio investigador de la materia sonora y la metaf¨ªsica que le da sentido afectivo. Pero, otra vez, el funcionamiento perfecto de la Orquesta de Amsterdam maravill¨® a todos. La costumbre, un tanto abusiva, de las propinas a?adi¨®, tras Bruckner, el preludio del acto tercero de Lohengrin, de Wagner. Con lo que los dos compositores se dieron la mano como en el nacimiento de la sinfon¨ªa, dedicada al autor de la tetralog¨ªa. Por otra parte, con la propina, el programa incluy¨® a tres autores. Otra vez la magia del n¨²mero incapaz, eso s¨ª, de determinar la de la emoci¨®n. Termina as¨ª el ciclo Orquestas del Mundo, organizado por Alfonso Aij¨®n.
Babelia
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