Todos somos culpables
Homenaje a KAnanda Dansa. M¨²sica: Pep Llopis. Iluminaci¨®n: Eric Teunis. Escenograf¨ªa: Carlos Montesinos. Vestuario: Francis Montesinos. Coreograf¨ªa: Ros¨¢ngeles Valls. Direcci¨®n: Edison Y alls. Sala Olimpia, 8 de junio.
Homenaje a K es un alegato contra la asimilaci¨®n de la violencia en la vida cotidiana y un ba?o de inmersi¨®n en el universo kafkiano del hombre an¨®nimo. La complicidad colectiva, la indiferenciaci¨®n de papeles y la digesti¨®n del absurdo son semidos por tecnicas bastante ancladas en el expresionismo que funciona, bajo la direcci¨®n de Edison Valls, al servicio de la idea. Quiz¨¢ sea esta cohesi¨®n lo que trae en vanos momentos el recuerdo de Kurt Jooss y otros productos de aquella entreguerra en la que a lo mejor a¨²n vivimos sin darnos cuenta.
Ananda Dansa es uno de los grupos de danza contempor¨¢nea de trayectoria m¨¢s s¨®lida, y K es una nueva muestra de la consistencia del trabajo de esta compa?¨ªa valenciana. La calidad de la producci¨®n es excepcional: la banda original de Pep Llopis, la iluminaci¨®n de Eric Teunis y los dem¨¢s elementos del montaje son productos de un grado de profesionalidad indiscutible, manejados por el director con una racionalidad sin fisuras. La coreograf¨ªa de Ros¨¢ngeles Valls est¨¢ tambi¨¦n al servicio de la obra en conjunto: juega con el ritmo y sus cambios, con la expresi¨®n controlada y la imagen est¨¢tica, con el paso de la naturalidad al movimiento controlado, y logra desarrollos eficaces y algunos momentos bellos.
Con tantas cosas a su favor, K, sin embargo, no entusiasma como debiera. ?D¨®nde est¨¢ el fallo? Quiz¨¢ la coreograf¨ªa est¨¦ excesivamente supeditada y no adquiera el vuelo propio capaz de levantar la barrera consciente del espectador (en este sentido es sintom¨¢tico que el final, que s¨ª es sobrecogedor, quede s¨®lo en poder de la voz de Esperanza Abad y las siluetas de las v¨ªctimas sin nombre, como las que a¨²n se ven en las calles de Buenos Aires); quiz¨¢ falte tensi¨®n, oposici¨®n, contraste. Quiz¨¢ tambi¨¦n nuestra complicidad culpable con la violencia llegue hasta el extremo de no reaccionar m¨¢s que a agresiones directas, y Homenaje a K no es, por su correcci¨®n est¨¦tica y conceptual, una obra agresiva.
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