Rentabilizar el recuerdo
Pink Floyd present¨® en Nantes el espect¨¢culo con el que actuar¨¢ en Madrid y Barcelona
El grupo brit¨¢nico Pink Floyd actuar¨¢ por primera vez en Espa?a el pr¨®ximo 20 de julio en Barcelona y el 22 en Madrid. Tras cuatro a?os de silencio discogr¨¢fico, inmersos en disensiones internas que han llegado hasta los tribunales brit¨¢nicos, los tres supervivientes de la primera ¨¦poca que contin¨²an con el nombre del grupo han emprendido una gira mundial. Sus conciertos europeos comenzaron el pasado 10 de junio en Nantes (Francia), donde demostraron que ¨¦stos se basan en la espectacularidad y el recuerdo de canciones que marcaron una ¨¦poca.
Han transcurrido 10 a?os desde que Pink Floyd emprendi¨® su ¨²ltima gira mundial. Entonces, el grupo estaba unido, las rentas del ¨¦xito de su disco Dark Side of the Moon (1973) permit¨ªan una c¨®moda supervivencia, y su l¨ªder, Roger Waters, dise?aba su obra The Wall (1979). Hoy, casi todo es diferente.Disensiones internas, pleitos por el nombre, demandas legales interpuestas ante la corte brit¨¢nica, y duras acusaciones de traici¨®n entre las dos facciones del grupo, conforman una realidad que rompe con 22 a?os de convivencia, proyectos en com¨²n y una m¨²sica que, en sus principios, signific¨® una aportaci¨®n de cierta originalidad a la est¨¦tica imperante en la segunda mitad de los sesenta.
El negocio contin¨²a
Pero el negocio de la m¨²sica contin¨²a, y unos Pink Floyd escindidos, sin Waters y con David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright al frente, se han decidido a volver a los escenarios, con un impresionante despliege t¨¦cnico.En el primer concierto de su gira europea, celebrado en Nantes, presentaron camas que vuelan en estadios de f¨²tbol de porter¨ªa a porter¨ªa, costosos y sofisticados dise?os de luces, sonido anunciado como cuadraf¨®nico, gigantescas pantallas circulares de proyecci¨®n, rayos l¨¢ser que lanzan sus quebrados rayos hacia la noche y, como guinda final, una enorme esfera met¨¢lica que se eleva sobre el escenario, se abre como una rosa plateada y prepara la apoteosis final de 50.000 personas extasiadas ante la desmesura y m¨¢s deslumbradas por un espect¨¢culo de luz y sonido que por la m¨²sica en s¨ª.
En noviembre de 1986, Roger Waters, entonces bajista de Pink Floyd, declaraba: "La capacidad creativa del grupo se ha desgastado, y lo m¨¢s honrado es que se disgregue y desaparezca de la escena musical.
As¨ª, podr¨¢ conservar su reputaci¨®n, aunque con ello se cierre un cap¨ªtulo de la historia del rock". Una especie de crudo epitafio tras varios a?os de ¨¦xito.
Sus tres compa?eros, David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright, reaccionaron virulentamente calificando a Waters de tirano, de querer monopolizar el nombre y pretender rentabilizar la imagen del grupo en su propio beneficio. El pleito interpuesto por Waters ante los tribunales de Londres no ha impedido que Gilmour, Mason y Wright hayan emprendido este a?o una gira iniciada en Estados Unidos y que visitar¨¢ Barcelona y Madrid los d¨ªas 20 y 22 de julio.
Mientras tanto, Roger Waters act¨²a en Am¨¦rica con 4.000 personas de asistencia media y reivindicando el esp¨ªritu de Syd Barrett, el m¨²sicoide¨®logo de los Pink Floyd de la primera ¨¦poca, retirado de la m¨²sica e incapaz de superar su esquizofrenia.
Es la cara y cruz del rock. Mantener posturas creativas tiene evidente riesgo y Waters paga el precio. Los que se han quedado con la imagen de marca llevan la mejor parte. En Nantes, adem¨¢s de los tres miembros originales de Pink Floyd, cinco m¨²sicos y tres vocalistas adicionales apoyaban una m¨²sica sin riesgos.
M¨¢s de 60 personas componen el equipo de producci¨®n y administraci¨®n de Pink Floyd y otras 120 se encargan de los aspectos t¨¦cnicos de una gira que despliega 1.700 toneladas de material, transportadas en 56 camiones y 10 autobuses.
Tecnolog¨ªa
Las 3.000 pesetas que se han establecido en Espa?a como precio de las entradas proporcionar¨¢n la ocasi¨®n de ver y escuchar a uno de los grupos legendarios del rock, supervivientes de a?os dorados que capitalizan el prestigio de un nombre y sostienen espectacularmente sus conciertos con el apoyo de los avances tecnol¨®gicos. Su inter¨¦s musical en la actualidad queda en entredicho y ellos tampoco parecen muy convencidos de su creatividad: "En un principio", afirma Nick Mason, "aportamos algo nuevo a la m¨²sica de los sesenta. Hoy no podemos especificar c¨®mo se concreta esta aportaci¨®n".Pink Floyd es un espect¨¢culo de luz y sonido, perfecto en su ejecuci¨®n y sustentado por una m¨²sica un tanto vac¨ªa de contenido. El repertorio recorre canciones de su ¨²ltimo disco, A momentary lapse of reason (1987), aunque no faltan los recuerdos a ¨¦xitos pasados, como Wish you were here, Money, o The wall, que constituyen los momentos cumbres de sus conciertos y son coreados por un p¨²blico de amplio espectro generacional, deseoso de reconocerse en lo reconocible y rendido ante lo espectacular que encuentra en la m¨²sica su justificaci¨®n.
Babelia
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