Reescribir el pasado
En la URSS gana velocidad el tobog¨¢n de las rehabilitaciones hist¨®ricas
La revista sat¨ªrica sovi¨¦tica Krokodil resumi¨® hace poco en un sencillo chiste los traumas que sufre la URSS desde que emprendi¨® la m¨¢s profunda revisi¨®n de su pasado reciente que haya acometido ning¨²n r¨¦gimen. En pie ante su pupitre, en una clase de historia, un escolar preguntaba inocentemente a la maestra: "?Le cuento la verdad o lo que pone el libro?". Ese dilema no es una broma, sino lo suficientemente serio como para que las universidades sovi¨¦ticas hayan decidido suspender los ex¨¢menes de Historia Contempor¨¢nea de este curso a la espera de los nuevos manuales y libros de texto.
Durante todo el a?o anterior, los profesores hab¨ªan pasado mil y un apuros en clase, sin saber qu¨¦ versi¨®n de la historia sovi¨¦tica ense?ar a sus alumnos, puesto que las informaciones de Prensa iban mucho m¨¢s all¨¢ en sus revelaciones que las autoridades o los historiadores oficiales. Un claro ejemplo ha sido la rehabilitaci¨®n el pasado lunes por el Tribunal Supremo de los dirigentes comunistas fusilados por su "oposici¨®n de izquierda" a Stalin tras los ama?ados procesos de Mosc¨² de 1936. Ni los elementos m¨¢s conservadores del Partido Comunista de la URSS (PCUS) podr¨ªan haberse opuesto a la descalificaci¨®n jur¨ªdica de aquella farsa procesal en la Casa de los Sindicatos de Mosc¨², puesto que el mundo entero -incluidos los sovi¨¦ticos reconoce hace ya tiempo la falsedad de las acusaciones vertidas por el fiscal Andrei Vychinski contra "esas bestias antropomorfas", uno de los ep¨ªtetos que dedicaba a los ex colaboradores de Lenin.
Sin embargo, Mijail Gorbachov hab¨ªa criticado el pasado 2 de noviembre, en su discurso con motivo del 702 aniversario de la Revoluci¨®n de Octubre, a los mismos que acaban de ser decla rados "inocentes ante la ley, el Estado y el pueblo" por el m¨¢ximo tribunal sovi¨¦tico.
Desilusi¨®n
Gorbachov, en aquella interven ci¨®n que tanto desilusion¨® a los partidarios de la perestroika hist¨®rica, dijo que algunos revolucionarios hab¨ªan demostrado al final de los a?os veinte su "naturaleza peque?oburguesa", ante poniendo sus ambiciones a los intereses del Estado. El secretario general se refiri¨® espec¨ªficamente a Le¨®n Trotski, quien, dijo, "era apoyado en sus ideas err¨®neas por Zinoviev y Karnenev", sin mencionar que ambos fueron despu¨¦s ejecutados por orden de Stalin.
Ahora, en un largo art¨ªculo sobre los procesos de Mosc¨², Izvestia (¨®rgano del Soviet Supremo) proclama: "Hace ya mucho tiempo que nadie cree que ellos fueran terroristas ni los asesinos de Kirov [el secretario de Leningrado muerto en atentado en 1934], sino honestos revolucionarios, dedicados al ideal del socialismo; de ning¨²n modo enemigos del partido ni del Estado".
El autor del art¨ªculo, Yuri Feofanov, estima que eso todav¨ªa se pone en duda en ciertos sectores del PCUS, por lo que su rehabilitaci¨®n jur¨ªdica ha tenido que superar resistencias. Y cita la afirmaci¨®n publicada hace mes y medio en el Sovietskaya Kultura de que "los trotskistas y los zinovievistas se transformaron en una oposici¨®n contrarrevolucionaria que emprendi¨® actividades antipartido y antisovi¨¦ticas".
.?De qu¨¦ forma", se pregunta Feofanov, "la lucha contra la l¨ªnea de Stalin puede ser considerada antipartido?". Ese interrogante da en el clavo, puesto que los historiadores sovi¨¦ticos ya describen a Stalin sin ambages como un tirano ambicioso y cruel, que extermin¨® a los l¨ªderes comunistas para imponer su dictadura, hizo un genocidio con el campesinado del que todav¨ªa no se ha recuperado la agricultura sovi¨¦tica y llev¨® a la URSS no a la victoria sobre la Alemania nazi, sino al cataclismo de 20 millones de muertos.
Hace un mes, el ex diplom¨¢tico Semi¨®n Rakovsky calificaba en Moskovskaya Pravda el pacto de no agresi¨®n entre Stalin y Hitler como algo "criminal", que "puso en peligro la propia existencia de la URSS". Y llega a comparar la crueldad de Hitler con la de Stalin, del que sugiere que admiraba al l¨ªder nazi precisamente por su car¨¢cter despiadado, con el que se sent¨ªa identificado.
El relato de Izvestia sobre la represi¨®n de los adversarios de Stal¨ªn revela claramente la injusticia del sistema. Tras el asesinato de Kirov, las autoridades s¨®lo tardaron un mes en detener, procesar, condenar y ejecutar a Leonid Nikolaev y a otras 13 personas por ese crimen. Inmediatamente despu¨¦s se iniciaron nuevos juicios por el mismo delito, esta vez acusando a Grigori Zinoviev y Lev Rosenfeld (Kamenev), principales colaboradores de Lenin durante su exilio en Suiza.
El veredicto reconoce que no hay pruebas sobre su implicaci¨®n en el asesinato, pero les condena a 10 y 5 a?os de c¨¢rcel, respectivamente, porque "conoc¨ªan las intenciones terroristas del grupo de Leningrado".
Le¨ªdo en 'Izvestia'
A?o y medio despu¨¦s, relata el propio Izvestia, "en la segunda p¨¢gina del diario Izvestia apareci¨® una lac¨®nica informaci¨®n que s¨®lo menciona que Kainenev, Zinoviev y otros van a ser juzgados" de nuevo. 'Inmediatamente, en casi todos los peri¨®dicos aparecen art¨ªculos sobre 'la indignaci¨®n de los trabajadores', que piden que 'no haya clemencia con los enemigos', y la 'destrucci¨®n de los canallas".
Despu¨¦s Izvestia recuerda que Stalin hab¨ªa preparado en 1934 la represi¨®n posterior con el nuevo procedimiento legal antiterrorista, que prev¨¦ s¨®lo 10 d¨ªas de investigaci¨®n sumarial, la entrega del acta de acusaci¨®n un d¨ªa antes del juicio, la exclusi¨®n de fiscales y abogados, la anulaci¨®n de las apelaciones y la inmediata ejecuci¨®n por fusilamiento.
"Pero hab¨ªa quienes quer¨ªan simplificar a¨²n m¨¢s las cosas, como Kaganovich, que propuso que todos los casos sometidos al organismo especial de justicia del NKVD se resolvieran autom¨¢ticamente con la pena de muerte, o Molotov, quien, ante el aumento del n¨²mero de procesos, sugiri¨® que se juzgase y fusilase pasando lista".
Despu¨¦s de la rehabilitaci¨®n, en febrero, de los "opositores de derecha" Nikolai Bujarin y Alexei Rykov, la de todo el grupo izquierdista parece preparar una revisi¨®n del papel hist¨®rico de Trotski, quien a¨²n no merece ni una l¨ªnea en la Gran Enciclopedia Sovi¨¦tica.
Aunque el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Novy Mir insiste en que Trotski era "un te¨®rico del socialismo, de cuartel que quer¨ªa transformar el pa¨ªs en un gigantesco campo de concentraci¨®n", lo cierto es que el creador del Ej¨¦rcito Rojo ha dejado de ser inexistente en la URSS. Citado en numerosas ocasiones por la Prensa, Trotski ha merecido a veces hasta el reconocimiento de sus aciertos, frente a los errores de Stalin. Como en el n¨²mero de Znamia de este mes, que destaca que Trotski predijo con precisi¨®n el crecimiento industrial sovi¨¦tico de los primeros a?os treinta, mientras Stalin tuvo que tragarse sus triunfalistas previsiones, dos veces y media superiores a la realidad.
Fuentes oficiales insisten en descartarla, pero una rehabilitaci¨®n jur¨ªdica de Trotski ya no es imposible en la URSS.
Tres de los cuatro eran jud¨ªos
Tres de los cuatro l¨ªderes de la revoluci¨®n bolchevique cuya rehabilitaci¨®n acaba de ser anunciada por Mosc¨² -junto a la de "otros compa?eros" cuyos nombres no han sido revelados a¨²n- eran de origen jud¨ªo: Grigori Yevseievitch Zinoviev, Lev Borissovitch Rosenfeld (alias Kamenev) y Karl Radek.Yuri Piatakov, el cuarto rehabilitado, que dirigi¨® a los bolcheviques en Ucrania y figur¨® entre los seis miembros del comit¨¦ central que Lenin propuso en su testamento como candidatos a sucederle al frente del PCUS, era part¨ªdario de Trotski desde el principio.
En cambio, Zinoviev y Kamenev apoyaron a Stalin hasta dos a?os despu¨¦s de la muerte de Lenin, cuando, en 1926, ya era patente la ambici¨®n y crueldad desmedidas del hombre de acero. Entonces se aliaron con Trotski para formar la fracasada troika antiestalinista. Tambi¨¦n ambos se hab¨ªan opuesto, en octubre de 1917, a los planes de Lenin de un levantamiento armado bolchevique, proponiendo una coalic¨ª¨®n gubernamental de todos los partidos socialistas.
Zinoviev fue el principal colaborador de Lenin de 1909 a 1917 en Francia, Austria y Suiza, y regres¨® con ¨¦l a la URSS en 1917. Despu¨¦s fue presidente del Komintern (la Tercera Internacional) de 1919 a 1926. Fue ejecutado el 25 de agosto de 1936.
Kamenev estuvo tambi¨¦n con Lenin en Suiza en 1908, pero regres¨® a la URSS antes de la I Guerra Mundial, donde encabez¨® a los diputados bolcheviques en la Duma, y fue deportado a Siberia en 1914. Liberado en 1917 y elegido de inmediato miembro del Politbur¨®, tuvo que hacer tres veces su autocr¨ªtica. Fue fusilado con Kamenev.
Karl Radek estudi¨® en las universidades de Cracovia y de Berna, entr¨® en 1901 en el partido socialdem¨®crata polaco y fue detenido durante la revoluci¨®n de 1905. Tras su liberaci¨®n, actu¨® como periodista en Alemania y Suiza durante la I Guerra Mundial. Volvi¨® a la URSS con Lenin, particip¨® en las negociaciones de Brest-Litovsk y represent¨® a los bolcheviques ante Alemania, donde ser¨ªa detenido y expulsado. En desgracia desde el fracaso del golpe comunista en Alemania en 1923, fue excluido del partido por trotskista en 1927 y amnistiado en 1928. Trabaj¨® en Izvestia hasta 1936, cuando volvi¨® a ser expulsado del partido. Condenado a 10 a?os de prisi¨®n en 1937, pereci¨® durante su cautiverio en fecha desconocida.
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