Chile y la Prensa libertaria
La Prensa de oposici¨®n a Pinochet existe a pesar de la dictadura y constituye un espacio de encuentro libertario de los chilenos, afirma el autor, sujeto a varios procesos iniciados contra ¨¦l por la justicia militar. El periodista est¨¢ condenado por un tribunal militar a dormir en la c¨¢rcel todas las noches durante 540 d¨ªas.
Como toda dictadura, la de Pinochet es enemiga de la verdad, del pensamiento y de la libertad de expresi¨®n. Entre las primeras medidas que siguieron al golpe militar de hace 15 a?os en Chile estuvieron las de imponer impuestos a las manifestaciones culturales, la censura a las publicaciones escritas y la ocupaci¨®n de los canales de televisi¨®n y emisoras de radio. Todav¨ªa hiere a la dignidad nacional el recuerdo de esas inmensas hogueras que en las calles de Santiago consumieron millones de libros considerados subversivos.La desverg¨¹enza y el servilismo hacen presa todav¨ªa en un conjunto muy amplio de medios de Prensa, de un poderoso aparato publicitario que controlan los opresores para confundir y dividir a los chilenos, perpetuar el r¨¦gimen y facilitar su sistem¨¢tica violaci¨®n de los derechos humanos. La mentira de los medios de Prensa uniformados es la gran aliada de los servicios represivos en amparar sus cr¨ªmenes o dejarlos en la impunidad. Ni qu¨¦ hablar de la omisi¨®n c¨®mplice: de lo que los periodistas de aquellos medios saben y no pueden difundir. De aquella realidad de un pa¨ªs harto de tiran¨ªa, sediento de justicia y democracia.
Es efectivo que frente a la Prensa doblegada existen algu nas radios, revistas y, recientemente, dos diarios que ejercen otra forma de periodismo. Sin embargo, nada es m¨¢s falso que estos medios de comunicaci¨®n existan gracias a la dictadura y a su pretendida apertura democr¨¢tica. Ninguno de estos medios ha podido escapar al acoso oficial con que se obliga a los periodistas constantemente a concurrir a los tribunales civiles y juzgados militares o a permanecer por largo tiempo silenciados.
En los ¨²ltimos meses el r¨¦gimen ha hecho importantes innovaciones en la ley de seguridad interior del Estado, el C¨®digo Militar, a objeto de imponerle m¨¢s trabas al periodismo y amenazar con contundentes penas de reclusi¨®n y multas a quienes ejercen la cr¨ªtica y la propuesta de un cambio. En el ¨²ltimo a?o entr¨® en vigencia el monstruoso art¨ªculo 82 de la Constituci¨®n, con el cual se consolida un verdadero r¨¦gimen de apartheid pol¨ªtico y se busca amordazar ciertas formas de pensamiento.
Se podr¨ªan llenar libros sobre los ataques al periodismo libre en Chile, desde aquellas formas abiertas de persecuci¨®n hasta las acciones solapadas de amedrentamiento. En v¨ªsperas del publicitado plebiscito, dos periodistas de la revista An¨¢lisis -la m¨¢s perseguida de las publicaciones- permanecen detenidos, mientras el colegio de la orden denuncia que sobre otros 28 existen amenazas a su integridad f¨ªsica, procesos o condenas. En los pr¨®ximos meses se van a cumplir ya dos a?os desde el alevoso crimen del redactor de esta revista Jos¨¦ Carrasco, sin que sus autores hayan sido individualizados por los tribunales, pese a que actuaron sin mayores cuidados, como queriendo dejar las huellas dactilares de la dictadura en su secuestro y fusilamiento.
Los medios de comunicaci¨®n existen a pesar del r¨¦gimen pinochetista y se han constituido probablemente en los espacios libertarios m¨¢s apreciados por los chilenos, al tiempo que en los instrumentos m¨¢s influyentes en el devenir pol¨ªtico, en un pa¨ªs en que la clase dirigente tradicional -que todav¨ªa domina los partidos- ha sido incapaz de consolidar la unidad y el liderazgo necesarios para conquistar el orden democr¨¢tico anhelado.
es director de la revista chilena An¨¢lisis.
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