Dos mujeres disputan la presidencia islandesa
Los islandeses concurren hoy a las amas para elegir presidente para los pr¨®ximos cuatro a?os. A la peculiaridad de tener como titular del cargo a una mujer desde 1980 se agrega ahora la de que su contrincante sea tambi¨¦n una mujer. La irrupci¨®n de Sigrun Tborsteinsdottir disput¨¢ndole el puesto a la popular Vigdis Finnbogadottir, del 58 a?os, rompe adem¨¢s con una tradici¨®n en la pol¨ªtica del pa¨ªs, seg¨²n la cual cuando un presidente en ejercicio aspira a la reelecci¨®n todos los partidos se unen por encima de sus diferencias para prorrogarle el mandato.
Nada indica, sin embargo, que la otra candidata pueda impedir que la actual presidenta permanezca en el cargo. La ¨²nica duda, en todo caso, ser¨¢ el margen de votos con que lo lograr¨¢.La sorpresiva aparici¨®n de una rival no parece haber aumentado el inter¨¦s de los ciudadanos por la elecci¨®n, a juzgar por la ausencia de signos visibles de pol¨¦micas propagand¨ªsticas en las calles de Reikiavik, la capital de la isla.
Vigdis Finribogadottir no ha tomado demasiado en cuenta a su rival e incluso se ha negado a aceptar un debate con ella en la televisi¨®n. En este contexto es incierto el porcentaje de los aproximadamente 180.000 votantes que concurrir¨¢ a las urnas.
Sigrun Thorsteinsdottir, una ama de casa de 46 a?os sin mayores antecedentes pol¨ªticos, logr¨® reunir las 1.500 firmas necesarias para poder postularse y poner en funcionamiento su campa?a electoral, lo que indicar¨ªa un relativo respaldo. En sus comparecencias p¨²blicas ha acusado a su rival de tener un papel demasiado pasivo, al punto de haberse convertido en lo que califica de "adorno de la torta". No parece, sin embargo, que estos argumentos pasen de ser un recurso electoral sin muchas posibilidades de convencer a los ciudadanos, ya que la actual presidenta tiene una personalidad y una presencia en la vida de Islandia que exceden en mucho las atribuciones que la Constituci¨®n le otorga.
El hecho de que la nueva aspirante sea una mujer es un reconocimiento de que la actual presidenta ha cumplido con su promesa profec¨ªa formulada antes de ser elegida por primera vez en 1980, cuando le disput¨® el cargo a tres candidatos masculinos: "Las mujeres n¨®rdicas se har¨¢n m¨¢s independientes si yo soy votada para la presidencia. La emancipaci¨®n de la mujer en esta zona es todav¨ªa un mito. Yo me he convertido en un s¨ªmbolo para las mujeres que se atreven a adoptar decisiones".
Entre tanto, en las elecciones parlamentarias de 1983 surgi¨® un partido de las mujeres que tuvo un ¨¦xito significativo, obteniendo tres esca?os en el Parlamento (Altingen), que se elev¨® a seis en 1987, aumentando as¨ª de un 3% a un 15% la presencia femenina en la c¨¢mara.
No fue s¨®lo esta presencia parlamentaria la prueba de que las mujeres islandesas estaban decididas tambi¨¦n ellas a cortar el bacalao disput¨¢ndole a los hombres antiguas prerrogativas.
En 1985 las mujeres fueron a una huelga en protesta contra una clara discriminaci¨®n, bajo la consigna de "a igual trabajo, igual paga". Vigdis Finnbogadottir se adhiri¨® al movimiento y no acudi¨® ese d¨ªa a su despacho presidencial. Los hombres se vieron obligados a faltar a sus trabajos para ocuparse de la casa y de los ni?os, al estar las mujeres en la calle luchando por sus derechos.
La actual presidenta le ha dado a su pa¨ªs una mayor presencia internacional con una serie de visitas al exterior, entre ellas a Espa?a en 1985.
Culta, activa, receptiva ante los retos de la vida, Finnbogadottir tiene brillo propio sin necesidad de ser presidenta. De esto tienen conciencia los islandeses, orgullosos de ella y que hoy volver¨¢n, con toda seguridad, a ratificarla en su puesto.
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