Stefan Edberg, primer finalista en Wimbledon
ENVIADO ESPECIAL Stefan Edberg (Suecia, cabeza de serie n¨²mero 3), de 22 a?os, es el primer finalista del torneo de Wimbledon al vencer a Miroslav Mecir (Checoslovaquia, 9), de 24, en las semifinales por 4-6, 2-6, 6-4, 6-3 y 6-4, en 3.10 horas. Edberg se enfrentar¨¢ ma?ana al vencedor del partido entre Boris Becker (RFA, 6) de 20 a?os, e Ivan Lendl (Checoslovaquia, 1), de 28. Becker dominaba ayer por 64,6-3 y 6-7 (8-10) cuando, tras salvar Lendl tres match-balls, el partido fue aplazado por falta de luz. Se reanudar¨¢ hoy y preceder¨¢ a la final femenina entre Steffi Graf (RFA, 1) y Martina Navratilova (EE UU, 2).
Los tres sets jugados ayer entre Lendl y Becker estuvieron repletos de errores por ambas partes, y s¨®lo la disputa de la muerte s¨²bita del tercero, plena de emoci¨®n, salv¨® la semifinal. Lendl y Becker fueron conscientes de que sus servicios son vitales, y trataron de ajustarlos tanto que cometieron multitud de errores en el primer saque: nueve y siete dobles faltas, respectivamente. Fue como si a dos b¨®lidos de F¨®rmula 1 no les entrase la primera marcha.Becker gan¨® las dos primeras mangas tras salvar una desventaja de 2-4 en el primer set, pero desaprovech¨® las posibilidades de acabar el partido ayer. Dispuso de cinco bolas de rotura de servicio, y, ya en la muerte s¨²bita, tuvo tres match-balls. En uno de ellos fall¨® una volea de derecha, f¨¢cil hasta para un ni?o. Lendl ha sido el ¨²nico que ha conseguido ganarle un set a Becker en este torneo de Wimbledon.
La oportunidad de Mecir
En la otra semifinal, Miroslav Mecir sufri¨® una derrota que recordar¨¢ durante mucho tiempo. Jam¨¢s gozar¨¢ de una mejor oportunidad para llegar a la final del torneo de Wimbledon. El jugador checo gan¨® los dos primeros sets con un recital de su tenis art¨ªstico, lejos del tenis-fuerza que domina en la actualidad. Pero, incomprensiblemente, dej¨® pasar todas las oportunidades -que fueron muchas- que se le presentaron para ganar el partido.Los estilos de Edberg y Mecir son muy distintos. Edberg s¨®lo sabe hacer una cosa, pero la hace realmente bien: tiene un saque excelente al que acompa?a con una volea r¨¢pida y letal. Mecir es el prototipo de la fuerza tranquila en el tenis. Parece que acaba de levantarse de la cama y que no ha tenido tiempo de limpiarse las lega?as. Espera el saque del rival con una actitud casi insultantemente pasiva, como si ¨¦l estuviese de paso en la pista. Pero cuando la bola sale de la raqueta, reacciona con la rapidez de un felino para lanzar un zarpazo que llega a la cara del enemigo sin que este haya visto las u?as. Si Edberg tiene un buen saque, Mecir posee, sin duda, el mejor resto de la actualidad.
Los dos primeros sets fueron un paseo para Mecir, que jug¨® con la misma parsimonia con la que debe actuar cuando realiza su hobby preferido, la pesca. Gan¨® las dos primeras mangas por 6-4 y 6-2 con una total perfecci¨®n, dif¨ªcil de entender si se tiene en cuenta que juega con un cors¨¦ a causa de la operaci¨®n de hernia discal que le apart¨® de las pistas desde el pasado mes de abril hasta el torneo de Wimbledon.
Pero en el tercer set cambi¨® el partido. Mecir dej¨® pasar seis oportunidades para romper el saque de Edberg, antes de que el sueco ganase la manga por 6-4. En el cuarto set sucedi¨® lo mismo, con otras seis bolas de rotura de servicio desaprovechadas por Mecir.
Edberg, que ya se ve¨ªa dentro del f¨¦retro mientras ca¨ªa la tierra sobre ¨¦l, se agarr¨® desesperadamente a su ¨²ltima posibilidad de seguir vivo en Wimbledon. Sin cambiar su juego, pero ajustando mejor sus saques, Edberg se present¨® en la quinta manga.
Mecir, por fin, le rompi¨® el saque en su d¨¦cimocuarta ventaja, para colocarse con un 3-1 a su favor. Pero de nuevo la presi¨®n agarrot¨® el brazo de artista de Mecir. De un posible 41 se pas¨® a un 3-5 para Edberg, mientras Mecir enviaba una tras otra sus bolas a la red o demasiado lejos de las l¨ªneas.
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