Errores
El empleo m¨¢s peligroso del mundo en este momento debe ser el de capit¨¢n de un petrolero noruego en aguas del Golfo. Delante, est¨¢n las minas, a estribor, la aviaci¨®n iran¨ª, a babor, los misiles iraqu¨ªes, y, a popa, la marina de EE UU, dando escolta. Cualquiera de los cuatro puede acabar con el tanker y el ¨²nico que tal vez no lo haga por error sea la mina.?ltimamente, cada vez que lo hace, EE UU maneja su sobrecogedor arsenal con no demasiada habilidad. Cuando el presidente Carter decidi¨® rescatar a los rehenes encerrados en la embajada estadounidense de Tehr¨¢n, envi¨® a un batall¨®n de ¨¦lite a posarse en el desierto y a dar un golpe de mano en la capital iran¨ª. Tres de los helic¨®pteros chocaron en vuelo y otro lo destruyeron los propios americanos en tierra. Recientemente, la fragata Stark se paseaba por el Golfo con las defensas electr¨®nicas desarmadas (porque no le parec¨ªa al capit¨¢n que hubiera peligro) y fue alcanzada por un misil enemigo. El Ej¨¦rcito de EE UU es una m¨¢quina poderosa. Como tal, las equivocaciones que comete se magnifican y sus consecuencias resultan doblemente alarmantes. Y ahora, un nuevo error ha provocado la muerte de 290 pasajeros inocentes. Un nuevo error desde el crucero Vincennes, el m¨¢s moderno de la flota, cuyos perfectos sistemas electr¨®nicos de detecci¨®n le hicieron confundir un Airbus con un F-14.
Estas equivocaciones no son privativas de EE UU, sin embargo. En la guerra del Golfo, los contendientes han matado, derribado, destruido, por error. Y ni siquiera disponen de la ¨²ltima generaci¨®n de armas. Ni siquiera disponen de ellas los soldados estadounidenses.
?Ser¨¢ que estos tremendos y superperfeccionados sistemas de defensa y ataque son demasiado sofisticados para la habilidad relativa del hombre a finales del siglo XX? ?Ser¨¢ que no los puede manejar porque es incapaz de mantener durante m¨¢s de unos segundos la atenci¨®n y la capacidad de reacci¨®n milim¨¦trica que son indispensables? Da miedo. Porque, repentinamente, ese error humano imposible, del que todos los expertos se r¨ªen, la peque?a tonter¨ªa de "apretar el bot¨®n" e iniciar el holocausto nuclear por error, no parece tan de pel¨ªcula-ficci¨®n. Es horriblemente posible.
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