El Gobiemo que viene
LA COMPOSICI?N del nuevo Gobierno socialista contiene menos novedades de lo que la larga gesti¨®n de la crisis hac¨ªa esperar, pero introduce sorpresas en cuanto a las personas y suscita alguna que otra inc¨®gnita. Hace un a?o, por estas fechas, el presidente pretend¨ªa minimizar la posibilidad de una inmediata remodelaci¨®n ministerial ironizando sobre la coincidencia entre los rumores del cambio y la ¨¦poca estival. Doce meses despu¨¦s, iron¨ªas aparte, los s¨ªntomas de erosi¨®n del equipo ministerial se hab¨ªan agudizado hasta la caricatura. Y quiz¨¢ esa larga instalaci¨®n en una crisis larvada haya creado una expectaci¨®n desmesurada sobre sus salidas.El reajuste es el de m¨¢s amplitud de todos los habidos desde la Regada de los socialistas al poder en 1982 -entran en el Gabinete seis nuevos ministros, salen cuatro y otros dos cambian de cartera-; pero el hecho de que hayan quedado pr¨¢cticamente intocadas ¨¢reas como Econom¨ªa, Defensa y Exteriores y la permanencia del vicepresidente marcan una severa continuidad de fondo respecto del Ejecutivo salido de las elecciones de hace seis a?os. La decisi¨®n presidencial de afrontar la crisis puede, sin embargo, generar beneficiosos efectos psicol¨®gicos en el seno de un equipo ministerial que se hab¨ªa convertido en una colecci¨®n de sombras chinescas. Era m¨¢s que urgente que la gobernaci¨®n del pa¨ªs se sacudiese de encima el cansancio que se hab¨ªa apoderado de ciertos departamentos, en gran medida porque el propio Gonz¨¢lez los hab¨ªa colocado en una situaci¨®n de interinidad desde hac¨ªa casi un a?o.
Los perfiles de las personas elegidas no tienen demasiada importancia en un Ejecutivo dominado por la figura indiscutible de Felipe Gonz¨¢lez y por su estilo particular de gobernar. No obstante, parece que el presidente, acuciado por los augurios de las encuestas de opini¨®n y por un desgaste palpable en la calle, ha querido recurrir a determinados nombres para recuperar una cierta imagen perdida. La inclusi¨®n de Jorge Sempr¨²n en la cartera de Cultura remite a una izquierda intelectual de la que la pr¨¢ctica del poder hab¨ªa alejado a los socialistas casi desde el comienzo de su gobernaci¨®n. Como el nombramiento de Enrique M¨²gica para Justicia -una decisi¨®n eminentemente pol¨ªtica, si se tiene en cuenta que el nuevo ministro no tiene una especial relaci¨®n con esa disciplina- remite al n¨²cleo hist¨®rico del partido, sistem¨¢ticamente apartado en beneficio de pragm¨¢ticos y tecn¨®cratas pasados al socialismo anteayer. En la misma direcci¨®n podr¨ªa interpretarse la entrada en el Gobierno de dos mu eres despu¨¦s de que el ¨²ltimo congreso socialista decretase una participaci¨®n femenina del 25% en sus ¨®rganos de gobierno. Aunque es cuando menos ingenuo que a la promotora de esta cuota se le premie con un departamento de nueva creaci¨®n e ignoto contenido que representa algo as¨ª como los famosos ministerios de la condici¨®n femenina. Y m¨¢s notable es que precisamente sea Matilde Fem¨¢ndez quien se conforme con s¨®lo el 10% de f¨¦minas en un equipo del que ella forma parte.
Aparte de esos gui?os pol¨ªticos, la composici¨®n del Gabinete sugiere la formaci¨®n de una especie de Gobierno de coalici¨®n entre los distintos niveles y fuerzas que hoy se disputan un espacio en el interior del partido socialista. As¨ª, se superponen la ejecutiva federal del PSOE, el sector ugetista favorable a la pol¨ªtica gubernamental, los hombres identificados con Guerra, los neoliberales de Solchaga y las personalidades relevantes del partido que no comulgan ni con ¨¦stos ni con aqu¨¦llos. Tambi¨¦n hay una inclusi¨®n de no militantes socialistas -Sempr¨²n, Conde y Aranzadi-. Y adem¨¢s son cinco los ministros vascos, de onigen o de adopci¨®n. Este ¨²ltimo hecho parece casual, pero no deja de ser simb¨®lico.
Felipe Gonz¨¢lez se ha decidido claramente por la continuidad a ultranza en la pol¨ªtica econ¨®mica y exterior, sus dos grandes triunfos. Pero no est¨¢ tan claro que este Gobierno sea el mejor de los posibles para enfrentarse el a?o que viene a la presidencia de la Comisi¨®n Europea, horizonte pol¨ªtico absolutamente prioritario en los planes del presidente. La permanencia de ministros como Barrionuevo y Cosculluela confirma que la incompetencia puede ser hasta un m¨¦rito para figurar en el Ejecutivo. A Barrionuevo, Felipe Gonz¨¢lez le ha querido procurar una retirada honrosa, signific¨¢ndole as¨ª su apoyo personal. Pero s¨®lo pensar que bajo la jurisdicci¨®n de ese ministro est¨¢ el desarrollo de la ley de Ordenaci¨®n de las Comunicaciones y el de la televisi¨®n privada, los aeropuertos y el tr¨¢fico a¨¦reo o la Renfe, pone los pelos de punta. En cuanto a Coscufluela y su gesti¨®n, basta con subirse a un coche y alejarse de Madrid poco m¨¢s de 50 kil¨®metros para darse cuenta de las medidas europeas de nuestra pol¨ªtica de obras p¨²blicas, que es peor que bochornosa.
Narc¨ªs Serra y los socialistas catalanes son en cierta medida los perdedores de esta crisis. Serra, que es uno de los l¨ªderes m¨¢s l¨²cidos del partido gobernante, ha hecho una gran gesti¨®n en Defensa, pero su prolongada permanencia all¨ª acabar¨¢ da?ando sus perspectivas de futuro. Seg¨²n los rumores, ha intentado sin ¨¦xito ocuparse de alguna cartera de importancia en el ¨¢rea econ¨®mica, toda vez que Asuntos Exteriores -otra v¨ªa de respiro para ¨¦l- era un fijo en la quiniela de los no movibles. No ha sido la dificultad de encontrarle sustituto lo que ha frenado su marcha de Defensa. Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, ministro de Sanidad, era un candidato s¨®lido al cargo, lo que hubiera permitido adem¨¢s recomponer todo el cuadro de ministerios de servicios e infraestructura mediante diversas permutas, que no se han producido. Lo que ha frenado la ascendente carrera de Serra ha sido probablemente la negativa del ministro Solchaga a aceptarle a ¨¦l o a hombres suyos en las carteras econ¨®micas.
La llegada de Jos¨¦ Luis Corcuera a Interior constituye toda una inc¨®gnita. Tiene fama de ser un h¨¢bil y tenaz negociador -los recientes acuerdos para resolver el espinoso problema de los excedentes de cupo de la reconversi¨®n naval est¨¢n ah¨ª para atestiguarlo-, cualidad que le ser¨¢ ¨²til en un ministerio donde todo est¨¢ pr¨¢cticamente por hacer. Si hay una zona del aparato del Estado donde los primitivos prop¨®sitos reformistas de los socialistas se han quedado en agua de borrajas es la de Interior. La presencia de Corcuera en este departamento y la de Enrique M¨²gica en Justicia pueden dar a la pol¨ªtica del Gobierno sobre orden p¨²blico y seguridad ciudadana una coherencia que no ha tenido hasta ahora y ayudar a caminar por la senda del respeto a la legalidad y de la defensa de las libertades. Enrique M¨²gica tiene ante s¨ª la tarea ingente de recomponer unas relaciones fuertemente deterioradas con el Poder Judicial. El cambio de titularidad en Justicia deber¨ªa servir para iniciar desde el Ejecutivo una pol¨ªtica de mano tendida que tirase por la borda ciertos clicli¨¦s ya desfasados y contribuyese a poner en pie el Poder Judicial que la Constituci¨®n demanda y el Estado de derecho exige.
La llegada de Javier Solana a Educaci¨®n y Ciencia, con el a?adido del Deporte, es tambi¨¦n una experiencia interesante. Solana, un hombre de confianza del presidente, es pr¨¢cticamente un gobernante in¨¦dito despu¨¦s de su paso por dos carteras -Cultura y portavoz del Gobierno- que objetivamente est¨¢n muy devaluadas. S¨®lo el hecho de la vecindad personal a Gonz¨¢lez y de su peso en el partido hac¨ªan hasta ahora del nuevo ministro de Educaci¨®n un personaje pol¨ªtico de mayor inter¨¦s. Es de temer que Rosa Conde se convierta en una portavoz devaluada, toda vez que no tiene ese acceso a Gonz¨¢lez de que Solana goza. En cualquier caso, hay que decir que ni ¨¦ste ni su predecesor salieron con bien de sus relaciones con los medios de comunicaci¨®n, que Conde se tendr¨¢ que dedicar a restaurar.
Todo equipo gobernante merece un plazo de confianza antes de ejercer profec¨ªas sobre su capacidad. A los que llegan o cambian de cartera es preciso d¨¢rsela, incluso en los casos m¨¢s dudosos. Pero el presidente deber¨ªa explicar, en cambio, por qu¨¦ los ineptos que permanecen lo hacen contra viento y marea. ?ste, por ¨²ltimo, ser¨¢ un Gobierno c¨®modo para Felipe Gonz¨¢lez, una mesnada de leales y una reuni¨®n de amigos. Un equipo que tiene ante s¨ª el reto de unas elecciones legislativas dentro de dos a?os.
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