Lengua asturiana y democracia
La Real Academia Espa?ola ha renunciado a ser miembro de honor de la Academia de la Lengua Asturiana.Este hecho, producto de una lamentable precipitaci¨®n, cobra una especial significaci¨®n en el contexto de los ¨²ltimos a?os. En el fragor de estas circunstancias (v¨¦ase EL PA?S del 2 de julio de 1988) el propio director de la Espa?ola ha vertido opiniones muy irrespetuosas respecto a la lengua asturiana, a la que en virtud de no se sabe qu¨¦ principios (m¨¢s humanos, desde luego, que divinos) se le niega el derecho a la normalizaci¨®n y a su continuidad en la ense?anza.
Todo ello no ha ocurrido casualmente, sino en un momento en que el principado se ha visto agitado por una virulenta reacci¨®n de los enemigos de la normalizaci¨®n del asturiano, que pretenden cortar por lo sano e impedir que los ni?os de Asturias puedan aprender su lengua vern¨¢cula. Es la virulencia del ¨²ltimo coletazo, pues el proceso es dif¨ªcilmente reversible.
Radicalizaci¨®n
Pero lo m¨¢s preocupante de todo este asunto es el tipo de argumentos utilizados por quienes desean que el asturiano muera sin posibilidades de ense?anza y escolarizaci¨®n. Se est¨¢n radicalizando hacia la extrema derecha, son lo cual politizan el tema en el peor sentido de la palabra.
La Academia de la Llingua, entiende que el asturiano es un bien cultural, un legado al que los ciudadanos tienen no s¨®lo el derecho de acceder, sino la obligaci¨®n moral de proteger y desarrollar.
A partir del proceso pol¨ªtico que la Constituci¨®n democr¨¢tica ha abierto, las lenguas espa?olas tienen derecho a la protecci¨®n y a un tratamiento similar al castellano en sus respectivos territorios. ?ste es uno de los objetivos de la Academia de la Llingua: defender el derecho de Asturias a mantener y desarrollar su lengua espec¨ªfica, sin que el saldar esta deuda hist¨®rica signifique menoscabar la presencia` del castellano tal como la propia Constituci¨®n establece.
La soluci¨®n al problema est¨¢ en una pol¨ªtica cultural que asuma plenamente y sin reticencias la nueva realidad democr¨¢tica de Espa?a, que exige una actitud positiva hacia todas sus lenguas.
Parece que en todas las batallas al respecto se escoge al asturiano por ser uno de los eslabones d¨¦biles de la cadena y servir as¨ª de disculpa para poner en cuesti¨®n lo que la Constituci¨®n reconoce a todas las lenguas del Estado. En este sentido resulta incongruente que quienes niegan todos los derechos a la lengua asturiana se alarmen y rasguen sus vestiduras por las supuestas amenazas que se ciernen sobre el castellano.
Es necesario, por tanto, dar un paso democr¨¢tico en orden a restablecer plenamente los derechos lingu¨ªsticos en Asturias. Lo contrario s¨®lo podr¨¢ llevar a una creciente represi¨®n y a una lamentable injusticia.
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