Nicol¨¢s Bujarin: "Conmigo me llevo mi rehabilitacion"
En marzo de 1988 se cumplieron los 35 a?os de la muerte de Stalin. Tres generaciones han entrado en escena, a su vez, desde que Nicol¨¢s Bujarin fuera ejecutado, en 1938. Su rehabilitaci¨®n ahora plantea un enorme problema a los hombres vivos, a los hombres libres. En efecto, el lenguaje encr¨¢tico, el lenguaje repetitivo del poder, condena y rehabilita sin tener en cuenta, en muchos casos, la significaci¨®n profunda de los hechos. Pasa, inclemente y banal, del ejercicio inquisitorial al ritual del exorcismo. Ambos, entre s¨ª, complementarios.Ese problema conciencial, profundamente perturbador, no terminar¨¢,fues, con la decisi¨®n de reinsta ar a Bujarin en el pante¨®n de los santos. Recuerdo ahora que Servet, espa?ol, hereje para los unos y los otros, trabaj¨® en la editorial Trenchsel en el siglo XVI. Algunos de los libros en cuya publicaci¨®n intervino llevaron en portada el resplandor de este axioma latino: "Conmigo me llevo mi libertad". Bujarin se llev¨® consigo su rehabilitaci¨®n.
El dilema, en s¨ªntesis, permanecer¨¢ ¨ªntegro en tanto que no se profundice el debate. La primera instancia de ese nuevo di¨¢logo reside en sustraerlo de la proposici¨®n unilateral del Estado; esto es, del Estado que fusila y pasa la esponja. Ning¨²n avance te¨®rico ser¨¢ posible en tomo del socialismo, la libertad y la democracia mientras ese planteanuiento no quede claro. "Libertatem meam mecum porto" (Conmigo me llevo mi libertad").
Ya al final de los a?os veinte, cuando la Uni¨®n Sovi¨¦tica iniciaba la etapa inicial del terror estaliniano, en el marco de la colectivizaci¨®n forzosa de la tierra, Bujarin se hab¨ªa inclinado, primero, por la discusi¨®n abierta, y despu¨¦s, por el avance lento del socialismo, a la vez que por el m¨¢ximo de garant¨ªas sociales al ciudadano sovi¨¦tico. M¨¢s tarde, en 1936, al iniciarse los procesos de Zinoviev y Kamanev, Bujarin no dudar¨ªa tampoco respecto a la significaci¨®n del combate. En un art¨ªculo, el ¨²ltimo que publicar¨ªa (Los caminos de la historia: pensamientos en voz alta), definir¨ªa aquella situaci¨®n de una manera inequ¨ªvoca: "Todo el mundo habla", dec¨ªa, "de la nueva Constituci¨®n de Stalin, pero el fondo del asunto es obvio: consolidaci¨®n del r¨¦gimen y destrucci¨®n", dir¨ªa, "de cualquier forma de resistencia".
La rehabilitaci¨®n de Bujarin, en consecuencia, no paraliza, sino al rev¨¦s, la investigaci¨®n cr¨ªtica. Por ello ni?smo, no es in¨²til decir que el proceso de Zi noviev y Kanianev, en 1936, fue el camino para que aparecieran a continuaci¨®n los nombres de los siguientes acusados: Bujarin, Rikov y Toniski, y con ellos, los trotskistas. Todas las opos¨ª ciones iban a terminar no s¨®lo ante los pelotones de ejecuci¨®n, sino en la aniquilaci¨®n moral y pol¨ªtica, al ser aventad ' as, bajo la ley de la injuria, al espacio dd- los contrarrevolucion arios, agentes del imperialismo, es p¨ªas y traidores. En suma, los 16 ,acusados por Vichinsky el 19 de agosto de 1936 fueron declara dos culpables el d¨ªa 24 y ejecu tados unos d¨ªas m¨¢s tarde. Toniski, antes de sufrir las hu millaciones de los juicios, prefi ri¨®, se dijo, el suicidio. Su muer te fue notoria.
Liquidaci¨®n del debate
En realidad, la m¨¢quina de destrucci¨®n de la oposici¨®n hab¨ªa comenzado ya con el asesinato de Rikov en Leningrado, en 1934. Fue el gran pretexto (para Bujarin no hab¨ªa duda de que el asesinato era inseparable de Stalin) para las primeras ejecuciones en serie. Para Souvarine, en su prodigioso retrato de Stafin (su libro es ya un cl¨¢sico), fue el inicio de la liquidaci¨®n del debate y de la oposici¨®n, y tambi¨¦n de algo m¨¢s: el comienzo de las deportaciones masivas de poblaciones con un solo prop¨®sito pol¨ªtico: impedir cualquier cohesi¨®n de fuerzas. La dictadura se levantar¨¢ sobre el destierro de millones de personas y la ejecuci¨®n de todas las viejas guardias de la revoluci¨®n, que pasaron a ser acusadas, obviamente, de contrarrevolucionarias. Pero la sumisi¨®n y el elogio, la par¨¢lisis te¨®rica y la personalizaci¨®n del poder no terminaron con Stalin.
Puede entenderse, por tanto, que la ejecuci¨®n de Zinoviev y Kamanev abri¨® la puerta a las atrocidades -el terror como una teor¨ªa pol¨ªtica pragm¨¢tica- de 1937-1938. Es ah¨ª donde Bujarin no puede ser, como podr¨ªa desprenderse de la rehabilitaci¨®n, el ejemplo de una simple confrontaci¨®n con Stalin. No es as¨ª. Bujarin vino a representar -y eso es lo rescatable- la resistencia frente al terror de Estado y la versi¨®n cr¨ªtica. Cohen, en su biograf¨ªa de Bujarin (Bukharin and the bolchevik revolution. A pol¨ªtical biography), advierte esos aspectos decisivos: "El comit¨¦ central vivi¨®", dice, "el 23 de febrero de 1937 una de las sesiones m¨¢s decisivas de su historia desde 1917. Los enemigos del terror sab¨ªan que no podr¨ªan hacerle frente si Bujarin era excluido del partido y encarcelado. Pero esta decisi¨®n depend¨ªa ya del comit¨¦ central. Por otra parte, si Bujarin era condenado como enemigo del pueblo, nadie, despu¨¦s de ¨¦l, estar¨ªa a salvo. Stalin conoc¨ªa la importancia de la cuesti¨®n y no dej¨® nada al azar. Cinco d¨ªas antes de la reuni¨®n, OrdJonikidJe, el m¨¢s influyente entre los adversarios del terror, se suicidaba. Cuando comenz¨® el plenum, el temor reinaba en la asamblea y los moderados estaban debiditados... Los debates deb¨ªan iniciarse sobre varios temas, pero no hubo nada m¨¢s que un punto de discusi¨®n: la exclusi¨®n de Bujarin y Rikov. Stalin y sus partidarios hicieron circular por la asamblea unos informes policiacos demostrando que Bujarin y Rikov eran s¨®lo asesinos y saboteadores al servicio del fascismo...".
El historiador franc¨¦s Jean Elleinstein, comunista, en el segundo tomo de su historia de, la URSS (Le socialisme dans un seule pays, 1922-1939), ratifica el triunfo del terror y la victoria pol¨ªtica de la ilegalidad. Advierte: "?Se suicidaron (Tomski y Ordjonikidje) en raz¨®n de su impotencia para hacer frente al terror o fueron v¨ªctimas de la NKVD?".
Es en esas horas cuando Bujarin, anticipando el futuro, entregar¨¢ a su esposa un escrito para que se conociese en el futuro su punto de vista: A las futuras generaciones del partido. Comenzaba: "Ya no tengo la fuerza para hacer frente a esta m¨¢quina infernal que ha adquirido un gigantesco poder y que flunciona a golpes de calumnias y secretos...". Ese texto, como el anterior, tienen que ser publicados ¨ªntegramente para que la rehabilitaci¨®n sea un elemento importante en el proceso cr¨ªtico.
Durante el juicio, el di¨¢logo entre Vichinski -fiscal del terror- y Bujarin refleja hasta el pomo la tragedia de la revoluci¨®n: "Yo le pido", dice Vichinski, "una vez m¨¢s, que confiese ante este tribunal, teniendo en cuenta los testimoniosreunidos contra usted, cu¨¢les fueron los servicios de espionaje que ha realizado para los ingleses, los alemanes o los japoneses". La negativa fue rotunda. Finalmente, como los dem¨¢s, tuvo que declararse, culpable.
El 15 de marzo de 1938, con Rikov y 16 bolcheviques m¨¢s, fue conducido al pelot¨®n de ejecuci¨®n. Al menos, ese d¨ªa lo anunci¨® el Gobierno sovi¨¦tico.
Cinco meses despu¨¦s, un nuevo manual de la historia del partido y la revoluci¨®n sovi¨¦tica entraba en escena. Entre otras cosas se dec¨ªa que Bujarin pertenec¨ªa a la banda de esp¨ªag, saboteadores y traidores dirigidos por Trotski.
"El favorito del partido"
Despu¨¦s del informe de Jruschov, en 1956, ante el 202-congreso, aunque no se atrevi¨® a defender'a la oposici¨®n a Stalin -pero s¨ª conden¨® los cr¨ªmenes de Stalin-, comenz¨® la rehabilitaci¨®n de varios millares de personas. No siempre la de aquellos que conocieron bien las causas de la crisis. M¨¢s a¨²n: en 1961, varios viejos bolcheviques pidieron al Politbur¨® que se rehabilitara a Bujarin. Recordaban que Lenin le hab¨ªa llamado una vez "el favorito leg¨ªtimo del partido". La esposa de Bujarin, por su parte, despu¨¦s de haber pasado casi 20 a?os en las c¨¢rceles y el destierro, insisti¨® valerosamente en lo mismo. Hizo a Jruschov tres peticiones: primo, que se hiciera una declaraci¨®n p¨²blica diciendo que era falso que su esposo hubiera realizado actos criminales contra el partido; secundo, que se rehabilitara su memoria ante el partido mismo, y tertio, que se autorizara a ella y a su hijo a volver a residir en Mosc¨². Jruschov estuvo de acuerdo en la primera y la tercera de las peticiones, pero eludi¨® la segunda. En diciembre de 1962, oficialmente, en respuesta a la demanda inicial, se hizo una declaraci¨®n oficial diciendo que "ni Bujarin ni Rikov hab¨ªan sido esp¨ªas ni terroristas".
La rehabilitaci¨®n pol¨ªtica no se ha producido hasta la perestroika y la glasnost, pero el centro dial¨¦ctico del problema permanece. "No se trata de huir hacia adelante olvidando la condena con la rehabilitaci¨®n. Parece indispensable ir hasta el fondo de una cuesti¨®n que excede con mucho el per¨ªodo estaliniano, puesto que, hasta 35 a?os despu¨¦s de su muerte, la m¨¢scara del Estado que no se equivoca ha perdurado". Bujarin, como el lema de la editorial de Miguel Servet, pertenece a la m¨¢s angustiosa y v¨¢lida interrogaci¨®n del hombre: "Conmigo me llevo mi libertad". Incluidos los errores, las omisiones, los problemas del existir. Eso que es el hombre.
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