Un 'ticket' de tres
EL PARTIDO Dem¨®crata, que celebra su convenci¨®n en Atlanta, elegir¨¢ al gobernador Michael Dukakis como candidato a la presidencia de EE UU en los comicios de noviembre y al senador tejano Lloyd Bentsen como aspirante a la vicepresidencia. Ambas inc¨®gnitas estaban despejadas de antemano. Pero s¨ª se ha dado, en cambio, una curiosa innovaci¨®n pol¨ªtica. Es tradicional que en la convenci¨®n de cada partido los perdedores se conviertan, no sin amargura, en fieles colaboradores del ganador. Pero en esta ocasi¨®n, por primera vez en la historia electoral estadounidense, se ha reconocido un protagonismo espec¨ªfico al tercero en discordia. Hasta que tenga lugar la elecci¨®n presidencial en noviembre, Jesse Jackson, en vez de reintegrarse en la disciplina del partido y desaparecer en el anonimato de quienes colaboran sin fisuras en la campa?a, desempe?ar¨¢ un "papel principal" en la conducci¨®n de la misma. Es evidente que ello quiere decir que ser¨¢ un papel distinto de uno de mero apoyo, aunque no se sepa claramente cu¨¢l.Se reconoce con ello, por una parte, que el bloque de votos del candidato negro es considerable y que no puede ser transferido sin merma a una candidatura que se percibe como m¨¢s conservadora. Por otra, se intenta evitar una desgarradora ruptura racista en el seno del Partido Dem¨®crata. Finalmente, es evidente que en el reverendo Jackson se reconoce la existencia de una corriente dem¨®crata izquierdista, o menos centrista, que no puede ser subsumida sin m¨¢s en el programa de la campa?a de Dukakis y que es esencial para las aspiraciones del gobernador de Massachusetts. Se dir¨ªa que el ticket dem¨®crata para las elecciones de 1988 est¨¢ compuesto por tres personas, en lugar de dos.
El problema mayor de los dem¨®cratas en las dos ¨²ltimas elecciones presidenciales (las de las dos victorias de Ronald Reagan) fue que una gran parte de sus votantes se inclin¨® por los republicanos. Esa decisi¨®n fue dictada por el deseo de castigar a un presidente dem¨®crata, Carter, al que se acus¨® de blandura e incompetencia y de permitir que EE UU se cubriera de rid¨ªculo en el mundo. Al mismo tiempo, el discurso pol¨ªtico de los dem¨®cratas evocaba demasiado las ideas liberales de los tiempos del new deal (Roosevelt) y de la nueva frontera (Kennedy) para un pa¨ªs que estaba siendo seducido por los ap¨®stoles del neoconservadurismo. Hoy el ex presidente Carter ha sido rehabilitado, en gran parte porque su sucesor, utilizando dureza donde Carter emple¨® blandura, se ha estrellado en las mismas piedras que ¨¦l. Al mismo tiempo, la nueva generaci¨®n de pol¨ªticos -Dukakis entre ellos- ha introducido en la gesti¨®n p¨²blica mucho m¨¢s pragmatismo que ideolog¨ªa, mientras maneja un lenguaje liberal que pueda seguir atrayendo a una generaci¨®n a la busca instintiva de una imagen menos conservadora. Una de las bazas m¨¢s importantes de Dukakis es que parece actuar eficazmente como puente entre todas las facciones de su partido; desde luego, es el ¨²nico que ha sido capaz de recomponerlo y de hacer que renazca con firmeza la voluntad de sus votantes de ver a un dem¨®crata en la Casa Blanca.
Dicho lo cual, la selecci¨®n del senador Lloyd Bentsen como candidato a la vicepresidencia es t¨ªpica en el juego de las elecciones presidenciales. Los votos de Tejas son importantes, sobre todo por cuanto significan de espaldarazo del Sur a un candidato cuyo idioma bostoniano es mal comprendido. En 1960, Kennedy eligi¨® como compa?ero de candidatura a otro tejano, Lyndon Johnson. Eso le dio los votos del Sur. Pero hay m¨¢s para el futuro: en el caso de Bentsen, como en el de Johnson, por cierto, Dukakis ha escogido a un legislador respetado y extremadamente h¨¢bil y conocedor de los mecanismos y de los resortes de poder en Washington. A la hora de gobernar, resulta important¨ªsimo.
Los dem¨®cratas han ganado una sola de las ¨²ltimas cinco elecciones a la presidencia de EE UU. Una presidencia como la de Reagan, con algunas dificultades y esc¨¢ndalos de peso pero con considerables ¨¦xitos econ¨®micos y pol¨ªticos, les va a someter a dura prueba.
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