Esperanza en Colombia
LA LIBERACI?N del l¨ªder conservador colombiano ?lvaro G¨®mez Hurtado el pasado mi¨¦rcoles hace posible el gran di¨¢logo nacional de reconstrucci¨®n de la paz, cuyo comienzo est¨¢ previsto en Bogot¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 29. G¨®mez Hurtado, director del diario El Siglo y ex candidato a la presidencia de la rep¨²blica, hab¨ªa sido secuestrado el 29 de mayo por la guerrilla del M-19 y desde entonces hab¨ªa sido utilizado por ¨¦sta como palanca de presi¨®n para forzar al Gobierno a sentarse a una mesa y discutir con todos los estamentos pol¨ªticos y sociales colombianos sobre el futuro del pa¨ªs. El Gobierno empez¨® por negarse a negociar, entendiendo que lo har¨ªa coaccionado por un chantaje intolerable. Despu¨¦s de una primera reuni¨®n, celebrada a instancias del M-19, en la nunciatura de Panam¨¢ el 14 de julio, a la que asistieron efectivamente representantes de todas las facciones colombianas, menos el Gobierno, ¨¦ste asegur¨® que participar¨ªa en la cumbre de Bogot¨¢ s¨®lo si previamente era liberado G¨®mez Hurtado.Esto ha sido as¨ª, y la reuni¨®n de Bogot¨¢ se celebrar¨¢, en efecto, el 29 de julio. Ser¨ªa un error pensar, sin embargo, que la cumbre resolver¨¢ los casi intratables problemas que padece la naci¨®n latinoamericana desde hace 40 a?os. Si lo ¨²nico que hiciera falta es buena voluntad y ardientes deseos de paz social y pol¨ªtica, la situaci¨®n habr¨ªa sido encarrilada hace a?os por el presidente anterior, Belisario Betancur. Los alto el fuego han sido frecuentes, las treguas han menudeado, la reinserci¨®n pac¨ªfica de los guerrilleros se ha intentado. Pero a ¨²ltima hora algo se escapaba siempre del zurr¨®n, de forma imprevista. Un dirigente de la guerrilla era asesinado, un ministro del Gobierno ca¨ªa v¨ªctima de an¨®nimos pistoleros, un grupo de campesinos era diezmado. Los autores pod¨ªan ser delincuentes, guerrilleros, soldados, polic¨ªas, narcotraficantes o miembros de la extrema derecha. La confusi¨®n de actores e ide¨®logos era total; es notable que el di¨¢logo mantenido entre el Gobierno y el M-19 para la liberaci¨®n de G¨®mez Hurtado haya funcionado a trav¨¦s de un tel¨¦fono rojo de que disponen las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), otro grupo guerrillero de ideolog¨ªa marxista, muchos de cuyos miembros han constituido un partido pol¨ªtico, la Uni¨®n Patri¨®tica. Y para que no se olvide que el camino est¨¢ sembrado de tragedia e irracionalidad, la noticia de la liberaci¨®n de G¨®mez Hurtado coincidi¨® con la del asesinato de tres miembros de la Uni¨®n Patri¨®tica y la de una matanza de 15 campesinos.
Para que la reuni¨®n del pr¨®ximo 29 tenga una oportunidad de ¨¦xito es preciso que se rompa antes el c¨ªrculo de violencia por el ¨²nico eslab¨®n que debe ser capaz de controlar el Gobierno: el Ej¨¦rcito. El secuestro de G¨®mez Hurtado parec¨ªa haber dado raz¨®n al ministro de Defensa, general Samudio, cuando, a ra¨ªz de ¨¦l, ped¨ªa m¨¢s dinero y medios para luchar contra todos; es decir, para endurecer la acci¨®n del Estado. Pero la del Ej¨¦rcito colombiano no necesita ser endurecida, porque bastante dislate y matanza indiscriminada ha producido ya; necesita ser controlada para que el Estado, solo entre todos los dem¨¢s, act¨²e conforme a derecho y no como un pistolero. Por de pronto, el reci¨¦n liberado, que fue siempre partidario de un Ej¨¦rcito que niega la existencia de condiciones para el di¨¢logo en Colombia, afirmaba la noche de su liberaci¨®n que un pa¨ªs en guerra debe dialogar, no seguir matando.
S¨®lo as¨ª se podr¨¢n sentar todos los actores del drama colombiano a la mesa de Bogot¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 29. ?No ser¨ªa posible reconstituir un frente nacional de amplio espectro que concluyera la tarea que se propuso en 1958 la alianza de conservadores y liberales? En aquella ocasi¨®n, el frente nacional no fue una panacea, pero s¨ª pudo ser un punto de partida. Exactamente lo que se necesita en este momento.
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