El placer del riesgo

Carlos Santana y Wayne Shorter comenzaron su magn¨ªfico concierto recordando A love supreme de John Coltrane. Fue un indicio de las l¨ªneas maestras que conformaron su actuaci¨®n ante el desconcierto de buena parte de los asistentes que esperaban escuchar al Santana reconocible de los grandes ¨¦xitos.Por el contrario, quien decidi¨® despojarse de prejuicios y sumergirse en la m¨²sica intensa y sin concesiones pudo degustar el placer del riesgo.

Las reuniones de m¨²sicos conocidos se han convertido, en la mayor¨ªa de los casos, en iniciativas comerciales que no aportan nada musicalmente. Carlos Santana y Wayne Shorter han sabido escapar de esta tentaci¨®n, logrando que el t¨¦rmino fusi¨®n cobre, sentido. Son dos fuertes y diferentes personalidades musicales, unidas por una espiritualidad com¨²n, que han decidido juntar sus fuerzas para trabajar seriamente y crear algo diferente. Es en esta capacidad para escapar de las etiquetas e introducirse en el terreno de lo desconocido, donde los m¨²sicos pueden desarrollar al m¨¢ximo su creatividad.

Carlos Santana y Wayne Shorter han logrado esta fusi¨®n de energ¨ªas internas sin tener que renunciar a sus peculiaridades. El guitarrista contin¨²a con su sonido pastoso y saturado, sus fraseos entrecortados inspirados en el blues y ese estilo inconfundible de tirar de la cuerda y acabar secamente la ¨²ltima nota. A su lado, un Wayne Shorter espl¨¦ndido, contrastando con su atonalidad la ortodoxia arm¨®nica de Santana e introduci¨¦ndose constantemente en improvisaciones intensas y sorprendentes.

Recuerdos

Percusiones latinas, rock, jazz, free y blues se desarrollaron a trav¨¦s de recuerdos para Coltrane, los Beatles, Miles Davis, Weather Report, Joaqu¨ªn Rodrigo y, c¨®mo no, Nelson Mandela, a quien Santana homenaje¨® con una canci¨®n y la ins cripci¨®n de su camiseta: Free South Africa.Los seis m¨²sicos acompa?antes tambi¨¦n fueron protagonistas de la fusi¨®n. Armando Peraza y Jos¨¦ Chepito ?reas han acompa?ado con sus percusiones casi toda la carrera de Santana y forman, junto al bater¨ªa Ndugu Chancler, una polirritmia s¨®lida y en¨¦rgica.

Chester D. Thomson y Patrice Rushen se adentraron con sus teclados en el jazz trabajado conscientemente, y el bajista Alphonso Johnson brill¨® especialmente en un solo de stick.

Todos ofrecieron un excelente concierto, que no obtuvo el reconocimiento mayoritario de p¨²blico. El planteamiento musical encaj¨® mejor entre los aficionados a la m¨²sica de Shorter y Weather Report, que entre los de un Carlos Santana que ha decidido asumir el riesgo, enfrent¨¢ndose a la incomprensi¨®n de un porcentaje importante de sus incondicionales. Y es que cada vez resulta m¨¢s dificil ser receptivo ante m¨²sicas que ofrecen propuestas originales.