La moda y el tiempo
El cambio permanente de costumbres, ropas, mudanza de casa, formas musicales, estilos literarios, es un signo decisivo y caracter¨ªstico de nuestro tiempo. Se dice de una obra, una teor¨ªa, una ideolog¨ªa, que "no est¨¢ de moda" para condenarla, o sea, ha perdido importancia, trascendencia, ya no puede influir en la conciencia de los hombres. La moda implica un juicio de valor.La novedad es su condici¨®n indispensable, y lo que no aporte algo original no existe. Por ello, el poeta pesimista Giacomo Leopardi afirma: "La moda es la muerte", porque sentencia a la desaparici¨®n todo lo vetusto: pretende ser una "partera de la historia". Igualmente se ha convertido en teor¨ªa at¨®mica, discontinua, del tiempo. As¨ª, los poetas se dividen en cl¨¢sicos, modernos, vanguardistas ... y los pintores, en abstractos, constructivistas, suprematistas... S¨®lo son v¨¢lidos los instantes m¨ªnimos, los fragmentos dispersos e inconexos de la existencia, en los que desaparece el tiempo como totalidad que dibuja un sentido final. Antes se pensaba, con raz¨®n, que las distintas escuelas est¨¦ticas, a trav¨¦s de sus variadas t¨¦cnicas art¨ªsticas, significaban un progreso en el conocimiento. Actualmente, las tendencias y movimientos art¨ªsticos aparecen y se esfuman obedeciendo a la ley de la moda que a la vez impera en el mercado. ?Cu¨¢ndo y c¨®mo nace la moda? El traje deportivo de la mujer (1880), resultado de una interdependencia de nuevas formas, estilo de construcci¨®n de viviendas, del auto y, de las f¨¢bricas, as¨ª como el traje de amazona (1882-1885), fueron causa de gran impacto er¨®tico en el mundo masculino. La moda, por primera vez, hace de la mujer una mercanc¨ªa. Casi al mismo tiempo aparece el maniqu¨ª, llamado tambi¨¦n "la verdadera Revoluci¨®n Francesa" Alfonso Karr desarrolla una teor¨ªa racionalista de la moda, seg¨²n la cual la falda larga esconde la deformaci¨®n de las piernas o ciertos tipos de sombreros y peinados disimulaban la escasez de cabello.
'Esp¨ªritu de la utop¨ªa'
En cierto sentido, la moda equivale a lo que Blahe denomina "esp¨ªritu de la utop¨ªa". El inter¨¦s del fen¨®meno moda, para fil¨®sofos y soci¨®logos, consiste en su valor anticipativo. Cada saison aporta con sus creaciones signos secretos de nuevas situaciones hist¨®ricas. La moda del traje romano que imper¨® en Francia anunciaba el triunfo del Termidor: la contrarrevoluci¨®n. A trav¨¦s de la moda se pueden adivinar no s¨®lo las nuevas corrientes del arte, tambi¨¦n las guerras pr¨®ximas o revoluciones. Sin duda, esta renovaci¨®n constante es el gran aliciente de la moda, pero tambi¨¦n su mayor escollo para evitar una manipulaci¨®n fr¨ªvola que la hace infecunda. Dar el tono exacto en la formalizaci¨®n de la novedad constituye la esencia del proceso hist¨®rico. La dial¨¦ctica de la moda es como ese topo, descrito por Hegel, trabajando en las sombras de lo antiguo y caduco para hacer brotar lo nuevo.
Uno de los sentimientos m¨¢s naturales, el amor, es ridiculizado siempre por la moda, observa un cronista mundano, debido a la artificiosidad que comporta. El toupet, el sombrero de copa, el chaleco demasiado apretado en los hombres y las desorbitadas pamelas de las mujeres les obligan a escenas amorosas similares a las payasadas circenses. Y hasta el arte m¨¢s puro, como la moda nace del deseo de asombrar, est¨¢ condenado a rupturas sucesivas que puede llevar a la audacia irresponsable. Por otra parte, el frecuente cambio de modas es consecuencia de la estructura capitalista de producci¨®n de mercanc¨ªas, que, para aumentar la tasa de beneficios, debe estimular sus posibilidades de venta.
Lo m¨¢s positivo de la moda es la lucha permanente contra todo lo osificado, viejo e inm¨®vil. Su trascendencia radica en la disputa permanente contra las costumbres, estilos, vestimenta de las generaciones anteriores. La moda simboliza un grado todav¨ªa m¨¢s extremo que la Prensa, la radio, la televisi¨®n, la vida r¨¢pida, violenta, multiforme, que empuja y arrebata de curiosidad. La b¨²squeda de lo nuevo nos atormenta siempre. Pero, a la postre, todas las novedades de la moda hast¨ªan, cansan, y descubrimos que la vida misma es una eterna repetici¨®n de novedades previsibles e imprevistas. Por ello, la monoton¨ªa del cambio permanente es el halo de lo siempre otra vez igual. La meta de toda moda es ir "au fond de I'inconnu pour trouver du nouveau" (Baudelaire). En realidad, la ¨²nica verdadera novedad que el hombre encuentra es la muerte.
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