Propia carne
Desgraciadamente, la ¨²nica forma que parece existir para comprender los problemas ajenos es sufrirlos en propia carne.
Nuestros actuales gobernantes se han venido caracterizando por hacer gala y ostentaci¨®n en fueros nacionales e internacionales de su acrisolado comportamiento democr¨¢tico, mientras que directamente afeaban y denunciaban el de Estados Unidos en relaci¨®n -concreta y particularmente- con el sostenimiento econ¨®mico de la denominada contra, que lucha desde hace a?os por el derrocamiento del Gobierno sat¨¦lite de Cuba en Nicaragua.
Pues bien, el binomio Cuba-Nicaragua entra?a para la seguridad de Estados Unidos un problema similar al que representa ETA para el Estado espa?ol. El actual Gobierno de Estados Unidos, como es p¨²blico y notorio, decidi¨® apoyar a la contra financiando sus actividades con los fondos reservados del Ejecutivo, incrementados con actividades poco ortodoxas, hasta que se descubri¨® el montaje Irangate, comenzando a funcionar las instituciones democr¨¢ticas americanas con su acostumbrada eficacia (comisiones parlamentarias, fiscal especial y, desde luego, los medios de comunicaci¨®n, con todas las puertas abiertas, incluida la televisi¨®n). All¨ª no qued¨® t¨ªtere con cabeza, salvo el presidente (seguramente para ahorrar al pa¨ªs volver a sufrir el estado de confusi¨®n padecido cuando le fue impuesta la renuncia al presidente Nixon como condici¨®n para evitar su enjuiciamiento (impeachment).
Ahora, nosotros, con nuestro particular Amedo-gate, vemos c¨®mo lo que resulta odioso y criticable en los dem¨¢s (l¨¦ase utilizaci¨®n de fondos reservados para actividades antidemocr¨¢ticas) es perfectamente razonable y l¨ªcito y se explica con la utilizaci¨®n de dos simples neologismos: "estado de desecho" y "desag¨¹es".
Creo que el tema, adem¨¢s del obligado y natural desprecio, merece en este caluroso verano una p¨²blica y sonora trompetilla.-
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