Creyentes intentaron hasta el fin impedir el estreno de 'La ?ltima tentaci¨®n de Cristo'
Seis semanas antes de lo previsto, el viernes (madrugada del s¨¢bado en Espa?a) se estren¨® en nueve ciudades de Estados Unidos y Canad¨¢ La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo. Si Universal Pictures ha invertido solamente seis millones y medio de d¨®lares (unos 812 millones de pesetas) en su producci¨®n, los gastos de promoci¨®n han corrido por cuenta de los numerosos grupos religiosos que desde hace dos semanas; han movido todos los medios de comunicaci¨®n con la intenci¨®n de evitar su estreno.
En el ¨²nico cine donde se estren¨® la pel¨ªcula en Nueva York, el Ziegfield, de la cadena Cineplex Odeon (compa?¨ªa hermana de Universal), la cola de espectadores a la espera de entrada superaba en n¨²mero a los fan¨¢ticos que repart¨ªan panfletos, acusaban de blasfemo a Scorsese, el director, y rezaban por la absoluci¨®n de los que desde el mediod¨ªa esperaban pacientemente su entrada.En agosto, el calor y la humedad convierten a la ciudad en un hervidero de pasiones. 37 grados, y los espectadores aguantaron una cola de horas ignorando las amenazas de representantes de los 10 credos que se congregaban a su alrededor.
Jud¨ªos por la Moral, griegos ortodoxos, fundamentalistas cat¨®licos, musulmanes y protestantes enarbolaban carteles o se arrojaban de rodillas al suelo con los brazos en cruz mientras la polic¨ªa se hac¨ªa cargo de los que saltaban las barreras de protecci¨®n de los espectadores.
La sala se llen¨® en las cuatro sesiones de su primer d¨ªa de proyecci¨®n, y a pesar de las propuestas de algunos dirigentes evangelistas, nadie atent¨® contra la pantalla donde se proyectaba la pel¨ªcula.
La tentaci¨®n de so?ar
El filme muestra un Jesucristo humanizado que no arrastra su cruz hasta el Calvario y sue?a con la posibilidad de bajarse de la cruz y acabar sus d¨ªas como un ser definitivamente normal. Durante la duraci¨®n de la pel¨ªcula el personaje se sale de la Biblia conocida y, junto a Mar¨ªa Magdalena, descubre los placeres y dolores del amor y el sexo. Su personalidad revolucionaria se hace m¨¢s fuerte y madura lentamente para acabar sus d¨ªas como un anciano sabio y pac¨ªfico. Al fin, s¨®lo accede a la tentaci¨®n de so?ar. Martin Scorsese nos lleva por la novela de Kazantzaki para recordar y enfatizar una renuncia m¨¢s de un hombre que eligi¨® un destino por encima de una realidad posible.Al terminar la proyecci¨®n, algunos aplausos se perd¨ªan en un poderoso silencio que ignor¨® los insultos de los pocos que permanec¨ªan en la puerta. Junto a nosotros, un sacerdote cat¨®lico acced¨ªa a la discusi¨®n, insistiendo en recomendar la pel¨ªcula a los m¨¢s fan¨¢ticos si quieren profundizar en las ra¨ªces de su credo.
La televisi¨®n reprodujo im¨¢genes parecidas registradas en cines de Washington DC y Los ?ngeles, mientras las voces de Warren Beatty y Sidney Pollack defend¨ªan la pel¨ªcula con el siguiente argumento: "?Qu¨¦ da?o puede hacer a una fe de milenios una pel¨ªcula de tan bajo presupuesto?".
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