Lamentaciones
Desde el primer instante hab¨ªa confiado en la presunci¨®n de inocencia del jugador Jos¨¦ Ram¨®n Alexanco acerca del delito de violaci¨®n que se le imputaba. Me congratulo de que el denominado caso Alexanco se haya saldado, de momento, felizmente para el azulgrana. Y digo de momento, por las consecuencias a posteriori que pueden derivarse de este asunto.Ahora bien, con pruebas o sin ellas, considero que el caso Alexanco ha dejado patente la existencia de ocultos trapos sucios en el complejo mundo del f¨²tbol. El jugador barcelonista, supongo, y creo no equivocarme, ha sido v¨ªctima de sus pasiones y ha ca¨ªdo en las garras de una astuta jovencita. En la sociedad actual, el papel de la mujer est¨¢ cambiando. Este caso es el ejemplo m¨¢s claro de que la mujer puede ser, con una m¨ªnima dosis de inteligencia, la violadora en lugar de la violada. Por una presunta aventura pasajera, Alexanco puede haber visto da?ada su imagen. Su honor, en suma, ha sido violado.
El caso Alexanco saca a relucir el tan cacareado tema, verano tras verano (v¨¦ase a tal efecto EL PA?S del 1 de agosto), de lo innecesario, por mon¨®tonas, de las concentraciones pretemporada. El permanecer tantos d¨ªas apartados de sus mujeres da lugar a que los jugadores sean v¨ªctimas de irrefrenables tentaciones que, en algunos casos, no pueden ser superadas. El guardameta alem¨¢n Ton? H. Schoemacker, durante su estancia en el Colonia, public¨® su controvertida obra Comienza el partido, que provoc¨® un gran revuelo por todos conocido. Ahora podemos darnos cuenta de que los problemas denunciados por Schoemacker no eran exclusivos de Alemania, sino del mundo entero.
A buen seguro, si los j¨®venes conocieran m¨¢s datos sobre la vida privada de sus h¨¦roes del balompi¨¦, sus ilusiones infantiles se desmoronar¨ªan en cuesti¨®n de segundos. Pero, ?para qu¨¦ enga?arnos? El ser humano es imperfecto y los futbolistas no iban a ser menos. Mejor ser¨¢ no remover el cubo de la basura. Al se?or Jes¨²s Gil, a quien normalmente se le atribuyen numero s as fantasmadas sobre estos temas, habr¨ªa que comenzar por tomarle m¨¢s en serio, por si acaso.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.