Sin consuelo
Muchos lectores han tenido la experiencia de sentirse a la vez entusiasmados y exasperados con las novelas de Murdoch. Encuentran que la mezcla de aparente excentricidad, invenci¨®n e implicaci¨®n anal¨®gica es demasiado fuerte, pero, sin embargo -y aunque de mala gana-, se sienten absortos. Martin Amis, que ha ponderado mucho la prosa y adivinado la naturaleza del producto de Murdoch, escrib¨ªa de Nuns and soldiers (1980): "Las novelas de miss Murdoch son tragic¨®micas, en el sentido de que aproximadamente la mitad de sus personajes viven felizmente despu¨¦s que acaban, mientras que las monjas y los soldados siguen solos. Todos ellos habitan en un mundo en suspenso y erotizado, alejados de las ansiedades de la salud y el dinero -y de los sentimientos medio fabricados sobre los que subsistimos la mayor parte-. Es un mundo sin vida, efusivo y desesperadamente antiecon¨®mico -lo cual posiblemente convenga a su tema.Para la propia Iris Murdoch, escribir novelas constituye una actividad religiosa: "Todo arte es una lucha por ser virtuoso en una forma particular de serlo. El arte del novelista puede ser mistificaci¨®n y diversi¨®n, pero es tambi¨¦n b¨²squeda de la verdad y revelaci¨®n de ¨¦sta", piensa; requiere del novelista la realizaci¨®n de juicios morales.
Puesto que la forma puede tambi¨¦n falsificar la realidad, resulta peligroso buscar consuelo en el arte. "?nicamente el arte muy grande infunde vigor sin consolar y hace fracasar nuestros intentos, en palabras de W. H. Auden, de utilizarlo como algo m¨¢gico".
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