La rebeli¨®n como ¨²nica salida
La escalada de la conflictividad en Polonia llega con cierto adelanto, si bien no es imprevista. La oposici¨®n, el Gobierno y los observadores extranjeros esperaban, ya desde las huelgas de mayo pasado, que en oto?o le estallara al jefe del Estado, Wojciech Jaruzelski, la crisis entre las manos. Tras el verano, con los efectos de las subidas de precios declaradas o solapadas, los trabajadores polacos vuelven a una situaci¨®n en la que s¨®lo ven salida en la rebeli¨®n.Desde hace a?os, el Gobierno ha venido frenando los conflictos laborales accediendo a las reivindicaciones salariales. Todos contaban con que esta huida hacia adelante quedara agotada en los pr¨®ximos meses.
Destacados representantes de la oposici¨®n, como Bronislaw Geremek, hab¨ªan vaticinado una grave crisis para los pr¨®ximos meses. De sus contactos con las autoridades, Geremek hab¨ªa sacado la conclusi¨®n, seg¨²n explic¨® a EL PA?S durante la visita de Mijail Gorbachov a Varsovia en julio, de que la crisis era inminente y corr¨ªa el riesgo de escaparse del control de Gobierno, Iglesia y oposici¨®n.. Si el r¨¦gimen no logra pacificar r¨¢pidamente los conflictos, ¨¦stos pueden suponer a corto plazo el fin de la
era Jaruzelski y una grave amenaza para la pol¨ªtica sovi¨¦tica de reformas. Geremek, una de las cabezas m¨¢s l¨²cidas de la oposici¨®n polaca, teme que la radicalizaci¨®n no pueda ser controlada siquiera por las fuerzas policiales y militares polacas. Si para garantizar la supervivencia del sistema y el orden p¨²blico se hiciera necesaria una intervenci¨®n exterior, el proyecto aperturista de Gorbachov y el nuevo enfoque de las relaciones entre los pa¨ªses socialistas podr¨ªan sufrir un rev¨¦s de graves consecuencias.Por otra parte, es probable que las fuerzas antirreformistas intenten de nuevo aprove
char la situaci¨®n para presentar la v¨ªa represiva como la ¨²nica realista.La insatisfacci¨®n general y la creciente indignaci¨®n popular en Polonia comienzan de nuevo a expresarse cuando el r¨¦gimen hace esfuerzos desesperados por adoptar una pol¨ªtica econ¨®mica realista. Sus costes sociales, con enormes sacrificios por parte de los sectores menos beneficiados, s¨®lo puede sobrellevarlos un pa¨ªs como Polonia si, tanto el r¨¦gimen como la poblaci¨®n, est¨¢n convencidos de que es el ¨²nico camino. Para ello hace falta un consenso cuya inexistencia es el fracaso hist¨®rico de Jaruzelski.
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