El hospital de las focas

ENVIADA ESPECIALBuena parte del centenar de focas que Hegan todos los a?os al centro guarder¨ªa de Pieterburen, al norte de Holanda, tiene todav¨ªa sin desprender el cord¨®n umbilical. Son los hu¨¦rfanos del Waddenzee, una zona de baj¨ªos que incluye las costas de Alemania y Dinamarca y que fue santuario natural de la foca com¨²n o vitulina hasta que virus de extra?o nombre se apoderaron de sus indefensos cuerpos de cr¨ªa. Este a?o, a ellas se han sumado numerosas focas enfermas que reciben en Pieterburen los cuidados para intentar salvarlas.

Los desvelos de los cuidadores no pueden nada contra la contaminaci¨®n de los mares, que, seg¨²n todos los indicios, deposita veneno en sus cerebros, debilita su sistema inmunol¨®gico y arroja finalmente los cad¨¢veres a las costas del mar del Norte, como est¨¢ sucediendo en la actualidad en una proporci¨®n que ha alarmado a los pa¨ªses ribere?os.Cuando hace 17 a?os Lenie't Hart abri¨® el centro de Pieterburen, era s¨®lo una mujer preocupada por las focas, unos animales que formaron parte de su ni?ez. Ahora la instituci¨®n que dirige ha recibido de la Comisi¨®n Europea una subvenci¨®n de 120.000 florines (unos siete millones de pesetas) con la que tratar¨¢n de establecer la relaci¨®n entre las afecciones v¨ªricas de las focas y la contaminaci¨®n, que ha aniquilado ya a unos 9.000 ejemplares en los mares del Norte y B¨¢ltico. Los estudios estar¨¢n encabezados por el doctor A. Osterhaus, que ya aislara un virus herpes hace cuatro a?os.

"Venimos observando anomal¨ªas en el sistema inmunol¨®gico de las focas desde hace m¨¢s de tres a?os, pero s¨®lo ahora, cuando la mortandad ha sido m¨¢s viva, se organizan conferencias internacionales", dice Hart, que estuvo en la de Londres, organizada por Greenpeace. "S¨®lo combatiendo la contaminaci¨®n podremos parar la epidemia", a?ade. Seg¨²n los datos de su centro, una de cada seis focas de la zona holandesa del Waddenzee ha sobrevivido gracias a los cuidados all¨ª recibidos.

Paraje singular

El Waddenzee es un paraje singular en el que abunda la foca com¨²n en una zona de abundante alimento y donde la marea baja deja al descubierto bancos de arena que son aprovechados por las focas para descansar y tener a sus cr¨ªas. Cuando suben las aguas, las focas reci¨¦n nacidas deber¨¢n ser capaces de nadar.Al centro de Pieterburen, ciudad de 400 habitantes, llegan buena parte de estas focas del Waddenzee. En su propia casa, Hart ha instalado el complejo que recibe, examina y cuida a unos 100 animales en un a?o normal. Su jard¨ªn es un peque?o laberinto de piscinas y solarios donde se reponen las focas llegadas de Holanda, Reino Unido, B¨¦lgica, Alemania e incluso Grecia. All¨ª trabaja tambi¨¦n un equipo de 15 personas. Son en su mayor¨ªa mujeres que alimentan, limpian y administran medicamentos a los animales. Huele muy levemente a mar en este recinto donde todos trabajan con trajes aislantes y guantes de cirujano.

Hasta hace pocos a?os, la cr¨ªas recogidas en el mar del Norte hab¨ªan perdido a sus madres. Aparec¨ªan a finales de junio aullando en los bancos de arena del Waddenzee y eran llevadas a Pieterburen por los pescadores ribere?os. Tras m¨²ltiples pruebas, el equipo de investigadores y veterinarios consigui¨® un preparado oleaginoso, a base de agua y pescado que sustituye la leche materna y es administrado con la ayuda de un tubo de goma. Los primeros d¨ªas, los beb¨¦s comen cada tres horas, luego cuatro o cinco veces al d¨ªa, y a los tres meses ya pueden obtener su raci¨®n de tres kilos de pescado e ingerirla en el agua.

Estos hu¨¦rfanos suelen permanecer en Pieterburen hasta septiembre, mes en el que pesar¨¢n 40 kilos y estar¨¢n dispuestos a regresar al mar. Para ello, Lenie't Hart cuenta con la ayuda de la polic¨ªa mar¨ªtima de Delfzijl, que los deposita en un banco de arena del Waddenzee durante la marea baja.

Los virus

Cuando estas cr¨ªas se marchan, aparecen las focas que tienen unas seis semanas y sufren malnutrici¨®n o infecciones que les impiden pescar. Este grupo ha aumentado de forma alarmante en los ¨²ltimos meses debido a la incidencia de los virus herpes y picorna, que debilitan sus pulmones y les producen adem¨¢s encefalitis. "Hace pocos a?os s¨®lo fallec¨ªa un 10% de las que llegaban", asegura Hart, "ahora no s¨¦ si podremos salvar un 10% de las que tenernos".El centro guarder¨ªa de Pieterburen no cierra nunca, y as¨ª, durante el invierno recibe a las focas que ya han cumplido los tres meses y presentan grandes heridas infectadas que no se cierran. S¨®lo pesan 15 kilos, cuando su peso normal debiera ser del doble. Este grupo sufre tambi¨¦n las consecuencias de los vertidos qu¨ªmicos que llegan del Rin con la marea alta. El mercurio se deposita en sus cerebros e h¨ªgados y quiebra su resistencia natural; el DDT provoca abortos y esterilidad en las hembras, con lo que la supervivencia de la especie est¨¢ seriamente amenazada. Con la foca com¨²n corren tambi¨¦n peligro las focas grises (Halichoerus grypus), que cada vez llegan en mayor n¨²mero desde las islas brit¨¢nicas de Farne.

[El Gobierno brit¨¢nico ha decidido la adopci¨®n de medidas para investigar la causa de la creciente mortandad de focas en el Reino Unido, tras confirmarse la extensi¨®n de la epidemia que afecta al mar del Norte, informa Reuter.]