Toreo sin toro en la reaparici¨®n de Ortega Cano

Reapareci¨® ayer Ortega Cano, tan pimpante. La cornada que sufri¨® hac¨ªa justamente 10 d¨ªas no parec¨ªa haber pasado por ¨¦l. Ni cojeaba, ni daba el pasito atr¨¢s, ni ten¨ªa miedo del toro. La verdad es que tampoco hab¨ªa toro all¨ª: tora mocha, y gracias. Al primero le faltaban casi todos los cuernos, y una se?ora ironiz¨®, mirando socarronamente en torno: "A algunos conozco yo que los tienen m¨¢s hermosos". Hubo un sutil estremecimiento en el tendido.Dicen de ligar los pases, como si este ejercicio b¨¢sico en el toreo fuera un suicidio. Y salvo tres o cuatro figuritas, resulta que los ligan casi todos; si bien o mal, esa es otra cuesti¨®n. Ortega Cano es diestro que los liga, y adem¨¢s construye las faenas, y adem¨¢s carga la suerte. As¨ª en la corrida de ayer. A veces mete el pico, y un espectador se lo advirti¨® en su segunda faena: "?Ese picooo!". Ortega Cano le dio la raz¨®n, asintiendo con la cabeza, cit¨® corrigiendo el ¨¢ngulo del estoquillador hasta presentar la muleta rectita y planch¨¢, se trajo al toro toreado, carg¨® la suerte, lig¨® tres derechazos excelentes.

Ese ser¨ªa el toreo, con toro. Otro tipo de toreo, de corte contrario, lo ejecut¨® Espartaco en el quinto: citaba medio tumbado, la suerte descargad¨ªsima. Despu¨¦s corr¨ªa la mano, mandando, pero faltaba el ftindamento -y la belleza- de todo lo dem¨¢s. Sac¨® genio para consentir y aguantar los temperamentales ga?afones del segundo; realiz¨® un ardoroso trabajo de artesano concienzudo, amalgam¨® pundonor y simpat¨ªa, se llev¨® al p¨²blico -de calle. Por eso es figura.

Desde la prehistoria taurina. hasta un minuto antes de que llegara la modernidad, hac¨ªan falta mejores cualidades toreras para ser figura. Eran otros tiempos, claro, en los que calificaban "del mont¨®n" a muchos pariguales a ciertos fen¨®menos de hoy. Fernando Lozano parece que se est¨¢ formando a la antigua, pone seriedad en su toreo, y si tuvo un torucho absolutamente inv¨¢lido -tantos pases le dio, tantas veces se cay¨®-, otro sac¨® poder, desarrollaba sentido, y lo ali?¨® sin perder los papeles. Es decir, que hay toreros en potencia, maduros o tiernos, y la fiesta ir¨ªa viento en popa si adem¨¢s los que la mangonean, los que se dejan mangonear y los que permiten el mangoneo, tuvieran un m¨ªnimo de sentido com¨²n y decoro. No como en San Sebasti¨¢n de los Reyes, ayer, con aquellos morlaquillos lisiados, o mochos, o ambas cosas a la vez, y precios propios no ya de la reaparici¨®n de Ortega Cano sino de Joselito y Belmonte, con una de Veragua.