Falta de sangre
En su diario del 24 de agosto se publicaba con gran alarma la falta de sangre en los hospitales de Madrid, especialmente en el Gregorio Mara?¨®n, donde se dec¨ªa que se hab¨ªan suspendido las operaciones por falta de sangre.Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior
La noticia produjo su efecto psicol¨®gico correspondiente en mi cerebro (mi grupo es A negativo), a pesar de que hab¨ªa decidido hace dos a?os no volver a donar sangre, habida cuenta de la falta de garant¨ªas sanitarias que ofrecen los bancos de sangre para el donante. En concreto, yo donaba sangre en el Primero de Octubre, donde la sala destinada a tal efecto asemeja una barber¨ªa y el personal sanitario procede a la extracci¨®n de uno a otro donante sin ponerse guantes est¨¦riles y ni siquiera lavarse las manos entre las intervenciones.
No obstante, venc¨ª mis escr¨²pulos y me person¨¦ ayer tarde, dejando de atender mis negocios, en el hospital Gregorio Mara?¨®n. La noticia hab¨ªa hecho su efecto: la sala de donaci¨®n de sangre estaba repleta. La gente es solidaria.
Pero la organizaci¨®n en el Gregorio Mara?¨®n era desastrosa. Los pobres donantes estaban hacinados en una habitaci¨®n sin ventilaci¨®n ni aire acondicionado, esperando su turno m¨¢s de dos horas. La se?orita que toma los datos de los donantes y hace las fichas estaba sentada en una mesita en un cuarto adyacente y los donantes permanec¨ªan de pie frente a la mesa donde eran atendidos entre llamada y llamada de tel¨¦fono que dicha se?orita marcaba o recib¨ªa. M¨¢s bien recordaba una oficina de alistamiento militar o de racionamiento, donde el que acude parece no tener derechos ni dignidad personal.
?Qu¨¦ buenas personas, los donantes!, pens¨¦ yo; lo aguantan todo con tal de dar satisfacci¨®n a sus impulsos altruistas.
Yo me fui sin donar sangre.-Francisco Sardina Ventosa.
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