Primera ovaci¨®n donostiarra para 'La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo'
La primera de las pel¨ªculas a concurso en el Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n, la turca Mushin bey, de Yavuz Turgul, pas¨® sin pena ni gloria, eclipsada por La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo, que no provoc¨® ning¨²n esc¨¢ndalo y s¨ª largas aglomeraciones procesionales de espectadores que deseaban verla y la primera ovaci¨®n del festival.
Mushin bey se centra en la relaci¨®n entre un agente musical arruinado y el que ¨¦l cree puede ser nueva figura de la canci¨®n en Turqu¨ªa. El gui¨®n es simple; la direcci¨®n, pobre, y el producto es muy rudimentario t¨¦cnicamente hablando; y contra lo que parec¨ªa l¨®gico, el apartado musical tampoco est¨¢ tratado con esmero y la banda sonora standard de la cinta sustituye a cualquier interpretaci¨®n real. Los valores de Mushin bey hay que buscarlos en el contenido informativo de la pel¨ªcula, que nos descubre un mundo del que nunca se ocupan los medios de comunicaci¨®n dominantes, y en las gotas de humor e iron¨ªa con que Yavuz Turgul procura abordar los problemas de sus mediocres personajes.La adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica que Martin Scorsese y Paul Schrader han hecho del texto de Nikos Kazantzakis fue premiada con la primera ovaci¨®n donostiarra. A ra¨ªz de su estreno europeo en Venecia ya se habl¨® cumplidamente de La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo y de su inter¨¦s art¨ªstico. El proyecto es ambicioso e irregular; cae a menudo en la inevitable sucesi¨®n de estampas, mezclando las de origen pasoliniano con las sacadas de la imaginer¨ªa de Hollywood, pero tiene momentos de gran potencia y aut¨¦nticamente creativos. En cualquier caso es imposible abordar la pel¨ªcula al margen de sus implicaciones; como obra aut¨®noma, y de la misma manera que resultan muy brillantes los fragmentos de estricta ficci¨®n y atractivas las sugerencias cl¨ªnicas respecto a la doble naturaleza del protagonista, es t¨®pica la manera de solucionar algunos de los sermones o milagros de Cristo.
Aventuras dudosas
El referente evang¨¦lico y toda la iconograf¨ªa que lleva aparejado se imponen a la imaginaci¨®n del cineasta, que se embarca en aventuras dudosas. La pol¨¦mica propiciada por los grupos integristas respecto a la pretendida irreverencia que comporta al atribuirle deseos er¨®ticos al hijo de Dios demuestra m¨¢s bien el bajo nivel de su discurso teol¨®gico, pues lo que s¨ª es explosivo en la pel¨ªcula es la manera como se aborda la figura de Judas o la argumentaci¨®n que emplea san Pablo para descalificar a ese Jes¨²s que Kazaritzakis hace escapar de la muerte en la cruz, prefiriendo el ap¨®stol que prevalezca el mito por encima de la verdad y defendi¨¦ndolo desde un punto de vista que convierte a la Iglesia en un gran poder temporal.
La representaci¨®n cubana en San Sebasti¨¢n ha estado en manos de Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea, que ha llevado a la pantalla un argumento de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Cartas del parque nos cuenta los amores desgraciados de un escribano, condenado a hacer de intermediario entre dos j¨®venes que no son capaces de expresar, correctamente y por escrito, sus sentimientos. El escribano nunca se atreve a revelar a la chica que su inspirada literatura le retrata a ¨¦l y no a su novio, ocultamiento que mantiene incluso cuando ¨¦ste marcha de la ciudad donde transcurre la acci¨®n. El gui¨®n es muy hermoso, cargado de iron¨ªa y ternura, pero la realizaci¨®n es de estilo telenovelesco, y la direcci¨®n de actores, elemental cuando no equivocada. Guti¨¦rrez Alea, de quien recordamos sus interesantes Memorias del subdesarrollo, hace ya tiempo que parece haber perdido capacidad para trabajar en lo que realmente es su oficio: contar historias con im¨¢genes. Esto es, adem¨¢s, m¨¢s pat¨¦tico en una pel¨ªcula cuyo argumento tiene como h¨¦roe a alguien que vive de su dominio del lenguaje. En el plano final, que re¨²ne al fin a los tres v¨¦rtices del tri¨¢ngulo y deshace el equ¨ªvoco, se resume a la perfecci¨®n esa impotencia. Mientras los dos enamorados se explican, el tercero sobrevuela la ciudad, pero no le vemos. Exist¨ªan dos soluciones aceptables: visualizar la situaci¨®n y mostrarlos a los tres o conformarse con sugerir el avi¨®n a trav¨¦s de la banda sonora. Pues no, el director, nose sabe por qu¨¦, incluye el punto de vista subjetivo del aviador. Es s¨®lo un ejemplo de entre otros muchos posibles. Garc¨ªa M¨¢rquez no tiene suerte cuando es llevado al cine. Su Cr¨®nica de una muerte anunciada se convirti¨® en un disparate dirigida por Francesco Rossi. Estas Cartas del parque son una inanidad.
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