El Madrid gan¨® a un Bar?a que a¨²n est¨¢ verde
El Real Madrid sac¨® buen provecho del partido de ida de este invento que es la Supercopa, una competici¨®n tan simb¨®lica para el f¨²tbol espa?ol como el taekwondo en los Juegos Ol¨ªmpicos. Gan¨® su primer partido en el Bernab¨¦u al cuarto intento; se reconcili¨® con sus aficionados, que ya comenzaban a estar con la mosca tras la oreja; y recibi¨® un empuj¨®n moral al ver que este Barcelona de Cruyff a¨²n est¨¢ verde para amenazar su supremacia. El partido, eso s¨ª, tiene una lectura m¨¢s sutil. Puede que la supremacia del Pladrid no est¨¦ en peligro a corto plazo, pero el Bar?a est¨¢ armando un equipo con personalidad, algo que no suced¨ªa desde que N¨²?ez entr¨® por primera vez en los juzgados. Y dentro de unos meses, cuando la personalidad se haya definido, volver¨¢n los viejos tiempos de la rivalidad Bar?a-Madrid, que hasta los m¨¢s fanaticos estaban echando en falta un los ¨²ltimos a?os. Una Liga con los dos grandes en cabeza hasta el final tiene, desde luego, mucho m¨¢s morbo que un paseo en solitario para cualquiera de ambos.La novedad en el Bernab¨¦u estuvo en ver el nuevo esquema de juego del Barcelona. Alguien lo ha definido ya como f¨²tbol-rom¨¢ntico. Cruyff utiliza a un portero-l¨ªbero (Zubizarreta), dos defensas marcadores (Recarte y Julio Alberto), Alexanco en el centro, y, por delante, un excelente Milla, acompa?ado por Roberto, Bakero y Soler en el centro del campo, y tres puntas casi fijos (Carrasco, Julio Salinas y Beguiristain). El esquema de Cruyff rompe todos los precedentes del f¨²tbol espa?ol, pero ayer dio la impresi¨®n de que hay a¨²n muchas cosas que ajustar. Se pierden much¨ªsimos balones, y parece como si existiese casi un desprecio absoluto por controlar y retener la pelota. Se dejan huecos enormes, que parecen del tama?o de los agujeros negros. Y, adem¨¢s, toda la filosof¨ªa ofensiva que pueda tener Cruyff no se concreta en un f¨²tbol que avasalle o agobie al contrario. Anoche apenas se lanzaron dos balones bien colocados a puerta en 90 minutos, aunque una jugada de Milla -con t¨²nel a Schuster-, Bakero -con taconazo- y Salinas -que salt¨® por encima del bal¨®n dej¨¢ndoselo a Roberto, al que se adelant¨® Buyo- tuvo una calidad digna de acabar en gol. Pero eso, para un equipo que aspira a ser una m¨¢quina de atacar, es realmente poco.
El Real Madrid present¨® algunas novedades t¨¢cticas, con Gallego como l¨ªbero, tres marcadores -Tendillo, Solana y Esteban-, Sanchis por delante de ellos, Schuster -muy tranquilo en su primer partido contra el Bar?a- m¨¢s adelantado, y Mart¨ªn V¨¢zquez m¨¢s escorado a la izquierda, supliendo a un Gordillo que no jug¨® hasta la segunda parte.
El Madrid tard¨® en encontrar el sitio donde hincar el diente al Barcelona. La movilidad azulgrana en los primeros minutos, y la respuesta inmediata del ataque madridista, convirtieron el primer cuarto de hora en un Partido jugado a ritmo de NBA. Pero cuando el Madrid se seren¨®, se dio cuenta de que triangulando por las bandas, buscando pases al hueco, la pir¨¢mide azulgrana se derrumbaba f¨¢cilmente. Y ah¨ª empezaron a surgir los primeros defectos del Barcelona. Y el m¨¢s gordo era que Soler no era capaz de cubrir los espacios que dejaba Julio Alberto siguiendo a Hugo. Por ah¨ª se colaron una y otra vez Michel o Solana, con buenos lanzamientos de Schuster, y s¨®lo la falta de inspiraci¨®n de Butrague?o -que sigue esperando una iluminaci¨®n celestial- o de Hugo -muy egoista en la b¨²squeda del gol-, retrasaron la llegada de los goles.
En la segunda parte, el Madrid encontr¨® ya la f¨®rmula para romper al Bar?a. Sus dos delanteros se dedicaron a presionar a Zubizarreta -que ha recuperado su mejor forma- y a los defensas, y el Barca, incapaz de controlar el bal¨®n cuando pasaba del centro del campo, se qued¨® incluso sin la tranquilidad que hab¨ªa disfrutado hasta entonces en la defensa.
La clave estuvo en Michel, que recuper¨® el tono del a?o pasado. A partir de un intercambio de golpes con Urbano -que no acab¨® en penalti o expulsi¨®n porque el peculiar ¨¢rbitro de ayer no vio nada-, Michel entr¨® en el partido. Chill¨®, corri¨®, movi¨® el bal¨®n con inteligencia, y marc¨® un gran gol.
Presionado, obligado a cambiar la mentalidad que se le ha inculcado en este principio de temporada, el Bar?a bastante hizo con no acabar goleado y mantener vivo durante una semana este invento de la Supercopa.
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