El regreso de un s¨ªmbolo
EL REGRESO de la viuda de Salvador Allende, Hortensia Bussi, a Santiago en plena campa?a para el plebiscito que debe definir los pr¨®ximos ocho a?os de vida pol¨ªtica chilena adquiere el car¨¢cter de un s¨ªmbolo en la compleja situaci¨®n del pa¨ªs andino, en la hora en que se juega la posibilidad de iniciar el camino para el restablecimiento de la democracia a los 15 a?os del golpe de Estado del general Pinochet.La estrategia de las principales fuerzas en tomo a las que se articula la coalici¨®n que preconiza el no al r¨¦gimen dictatorial, y con ello la celebraci¨®n de elecciones libres para designar al pr¨®ximo presidente de la Rep¨²blica, ha sido la de evitar cuidadosamente una radicalizaci¨®n de posturas que recordara en lo m¨¢s m¨ªnimo los tiempos de la Unidad Popular, la coalici¨®n que llev¨® al presidente asesinado a la victoria en los comicios presidenciales de 1970. En este sentido, la presencia de Hortensia Bussi se ha ajustado perfectamente a esa estrategia democristiana y de las corrientes principales del socialismo, para hacerse voz de la reconciliaci¨®n entre todos los chilenos y huir de cualquier atisbo de sentimiento revanchista.
El planteamiento que subyace en esta estrategia es que el proyecto de Allende, Unidad Popular, se halla irremisiblemente destruido, y que, como directa consecuencia de ello, el propio partido socialista aparece hoy fraccionado en m¨¢s de media docena de formaciones pol¨ªticas. El mismo partido comunista, que es el que durante m¨¢s tiempo se resisti¨® a sumarse a esta estrategia para terminar con la dictadura, tuvo que acabar por integrarse en las filas del no ante la evidencia de que no hacerlo habr¨ªa significado un peligroso aislamiento para una fuerza pol¨ªtica con un importante seguimiento popular en Chile. Hortensia Bussi, hoy s¨ªmbolo casi por encima de los partidos, ha regresado muy consciente de su car¨¢cter de spot electoral viviente, y al evitar dar a conocer sus preferencias entre las distintas fracciones socialistas, se ofrece a los partidarios del no como un factor de unidad no s¨®lo entre las nuevas recomposiciones de la izqu-2rda, sino tambi¨¦n entre ¨¦sta y un centro pol¨ªtico desconfiado y receloso de todo lo que huela a Unidad Popular.
Su regreso al pa¨ªs "por la puerta grande", como ha repetido tantas veces, reviste por otra parte el car¨¢cter de fin de una cierta ¨¦poca hist¨®rica. Exigido por la oposici¨®n, la Iglesia y la unanimidad del mundo civilizado, el fin del exilio chileno tuvo que ser concedido por Pinochet en v¨ªsperas del plebiscito como parte de un programa calculado para reforzar su imagen de mutante en dem¨®crata.
La oposici¨®n en su conjunto es consciente de que, aun siendo probablemente el ¨²nico camino posible, ha iniciado una ruta compleja para recuperar la democracia al participar en un plebiscito fraguado por Pinochet con todas las ventajas a favor que da la ocupaci¨®n del poder. Pero ante la opci¨®n de tratar de forzar al r¨¦gimen a lo que podr¨ªamos llamar una apertura desde dentro o dejar que el general se legitimara sin oposici¨®n, se ha decantado por la unidad.
El llamamiento que el n¨²mero dos del partido comunista chileno, Volodia Teitelboim -otro dirigente que ha regresado del exilio-, ha formulado para un "levantamiento popular" si el r¨¦gimen afirma haber ganado el plebiscito ha sido recibido con desesperaci¨®n por los- dirigentes m¨¢s moderados, que temen la p¨¦rdida de votos indecisos que ese llamamiento pueda acarrear. Las tendencias centr¨ªfugas que ahora se insin¨²an en el amplio abanico opositor pueden transformarse en una verdadera tormenta tras una eventual derrota de su estrategia electoral. En esos momentos, la capacidad estabilizadora de los dirigentes que han adoptado la mencionada estrategia puede verse reforzada por el noble llamamiento a la unidad y a la reconciliaci¨®n formulado por Hortensia Bussi de Allende.
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