Presi¨®n religiosa

Esta carta es una lamentaci¨®n ante lo que parece un proceso de involuci¨®n inquisidora que sufre alg¨²n sector de la sociedad y que afecta el ejercicio de las libertades. Al parecer no es posible imaginar razonamientos o interpretaciones objetivas de la Biblia que no sean las que predican las iglesias cristianas, porque parten de una premisa hist¨®rica, que considera a las religiones cristianas como ¨²nicas poseedoras de la verdad. Es indudable que dialecticamente no se puede discutir con quien est¨¢ firmemente convencido de que los ¨¢ngeles se dividen en arc¨¢ngeles, querubines, etc¨¦tera, o si la Virgen Mar¨ªa concibi¨® por ¨®smosis (¨²nica explicaci¨®n plausible). Son las consecuencias de su convencimiento ciego lo que me induce a lamentarme, porque incide directamente sobre la libertad sexual y la libertad de expresi¨®n. Respecto a la primera, la concepci¨®n judeocristiana de la inmoralidad del sexo tiene sus ra¨ªces hist¨®ricas, debe tener alguna explicaci¨®n antropol¨®gica o sociol¨®gica; lo que sucede entonces es que trasciende a una costumbre tradicional, arraigada en las familias, mezclado con un sistema de dominaci¨®n patriarcal, el temora la mujer "pecadora originaria" y los temores a la sexualidad, su est¨¦tica, su determinabilidad o los posibles fracasos personales. Respecto a la libertad de expresi¨®n, me remito a los excelentes art¨ªculos publicados en su diario referentes a las pol¨¦micas del filme de Scorsese.- Estudiante de Derecho.