La ?pera de Sof¨ªa, en el teatro Real
Una visita, un poco inesperada pero bien agradable de la Orquesta y Coro de la ¨®pera Nacional de Sof¨ªa, nos ha tra¨ªdo nuevamente el R¨¦quiem de Verdi, una de las cimas de la m¨²sica religiosa decimon¨®nica. El teatro Real, que vive sus ¨²ltimas jornadas como sala de conciertos, se vio m¨¢s que animado por un p¨²blico que respondi¨® a cuanto se le ofrec¨ªa con largos aplausos. Esta vez eran desinteresados, pues nadie esperaba que tras el R¨¦quiem pudiera darse propina alguna.Dirige el conjunto el maestro Russlan Raytscheff, nacido accidentalmente en Mil¨¢n, donde actuaba su padre, cantante oper¨ªstico b¨²lgaro. Es un maestro dominador, especialmente atento a los detalles del coro, al que suma la orquesta como un elemento integrado, tal y como la concibi¨® Verdi en su R¨¦quiem para Marizoni (Mil¨¢n, San Marcos, 1874). La formaci¨®n coral, alrededor de un centenar de voces vibrantes y un poco broncas, al estilo de algunos orfeones espa?oles, responde con agilidad y brillantez superiores, en general, a las de la orquesta, alguna de cuyas cuerdas, como la de violonchelos, dista de una primera categor¨ªa.
Orquesta y Coro del Teatro Nacional de la ?pera de Sof¨ªa
Director: R. Raytscheff Solistas: S. Evstatieva, C. Angelakova, K. Kalidov y S. Helenkov. Obras de Verdi. Teatro Real, 4 de octubre.
Raytscheff tiene una virtud: hace m¨²sica y, adem¨¢s, subraya el car¨¢cter dram¨¢tico de esta obra a la vez monumental y ce?ida, en la que no sobra ni falta una nota o un matiz. As¨ª, entre los extremos expresivos del tremendo Dies irae y el lirismo del Libera me, maestro, solistas, orquestas y coro expresaron todas y cada una de las secuencias que componen la obra.
La soprano l¨ªrica Stefka Evstatieva es nombre conocido en el mundo de la ¨®pera, tanto en el repertorio eslavo como en el italiano. Como en el R¨¦quiem, Verdi se sirve de id¨¦nticos m¨®dulos estil¨ªsticos que en su teatro; todo lo que hizo la cantante, due?a de una espl¨¦ndida voz, result¨® admirable. No lo fue menos la mezzo Christina Angelakova, prestigiada en un repertorio que va de Bellini a Stravinski, con especial inflexi¨®n en Chaikovski. El tenor Kaludi Kalidov, que sustituy¨® al anunciado Boiko Tzvetanov, luci¨® medios bien timbrados y t¨¦cnica f¨¢cil.
Complet¨® el cuarteto solista el bajo Stephan Elenkov, habitual en los teatros de la Europa occidental, capaz de exhibir una voz impresionante en el Confutatis y de basamentar toda la arquitectura del cuarteto.
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