La conversi¨®n de Craxi
Ha causado sorpresa en Italia el acercamiento entre los socialistas y el movimiento cat¨®lico considerado integrista Comuni¨®n y Liberaci¨®n. En opini¨®n del autor, el hecho pone en cuesti¨®n uno de los principios de la pol¨ªtica italiana: la unidad de los cat¨®licos en torno a un solo partido, la Democracia Cristiana.
Ha sido noticia en Italia la presencia de los principales exponentes socialistas en el mitin de R¨ªmini, organizado por el movimiento eclesial Comunione e Liberazione (Comuni¨®n y Liberaci¨®n, CL). La presencia socialista en la convenci¨®n hab¨ªa sido precedida por una entrevista al secretario del Partido Socialista Italiano (PSI), aparecida en el semanario de CL, en la que Bettino Craxi criticaba la obligaci¨®n, impuesta a los cat¨®licos italianos por la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, de votar a la Democracia Cristiana (DC).El cambio ha sido noticia, sobre todo por lo que respecta a CL, que hace a?os calificaba al PSI de partido "abortista". Las razones de este giro hay que buscarlas en el hecho de que CL ha ido sinti¨¦ndose cada vez m¨¢s a disgusto en el marco pol¨ªtico en el que debe desarrollar su actividad: el marco de la unidad pol¨ªtica de los cat¨®licos alrededor de la DC. El esquema de las relaciones entre cat¨®licos y sociedad civil en Italia es sutil y tenaz, ligado de forma variada a la mediaci¨®n democristiana. Y si para la jerarqu¨ªa esto no significa en principio compromiso pol¨ªtico, toda la realidad eclesi¨¢stica acaba siendo movilizada, de hecho, para que apoye electoral y pol¨ªticamente a la DC.
Contradicciones
Parad¨®jicamente, el principio y el hecho se combinan a trav¨¦s de sus contradicciones el espacio de la acci¨®n social y pol¨ªtica del cat¨®lico se ve sometido a una mediatizaci¨®n de hecho que la Iglesia convierte en obligatoria indirectamente en principio. El cat¨®lico italiano se halla en la comuni¨®n eclesial plena s¨®lo si mediatiza sus actividades sociales con el principio de compatibilidad respecto de la delegaci¨®n eclesi¨¢stica de la pol¨ªtica que se otorga, por medio de la disciplina eclesi¨¢stica, a la DC.
Comunione e Liberazione es un movimiento carism¨¢tico: es decir, lee la realidad hist¨®rica a trav¨¦s del carisma de su fundador, don Giussani. En ella constata una tensi¨®n apocal¨ªptica entre los cristianos y el mundo: el mundo toma el aspecto del Estado que se introduce en todos los sectores de la sociedad, de los instrumentos financieros que manipulan las comunicaciones de masas, etc¨¦tera. Los cristianos deben ser una minor¨ªa vital que se asocia con todas las fuerzas que tengan un mismo sentimiento d¨¦ cr¨ªtica hacia el aparato del dominio que hoy coartan la dimensi¨®n espiritual. CL no es, pues, integrista en el sentido tradicional del t¨¦rmino, es decir, no aspira a un control del Estado por parte de los cristianos con el fin de imnoner una ideolog¨ªa cristiana. CL es hija, de hecho, de la experiencia de 1968, aun cuando lo sea de modo conflictivo, y propugna un esquema de movimiento no institucional en la sociedad civil, y que adem¨¢s es cr¨ªtico hacia las instituciones. Pero he aqu¨ª que en esto CL ha chocado contra otro de sus principios: su absoluta disponibilidad respecto de la disciplina eclesi¨¢stica, que ha llevado al movimiento a actuar en el marco de la DC.
El singular mediador de esta experiencia ha sido Andreotti, cuyo ol¨ªmpico cinismo es lo m¨¢s alejado del apocalipticismo de Giussani. Sea como sea, es muy fuerte la convicci¨®n de que la DC expresa en s¨ª misma una subordinaci¨®n al Belial moderno, al Estado y al poder econ¨®mico, que desarraigan del coraz¨®n del hombre la necesidad de la religi¨®n: todo esto ha llevado a CL hacia el PSI.
La raz¨®n de esta decisi¨®n reside en el hecho de que la postura del PSI sobre el hecho religioso y sobre el cristianismo ha cambiado tambi¨¦n. Craxi ha llegado a afirmar que la crisis de valores de la sociedad moderna exige "m¨¢s Cristo". Y ha incluido al cristianismo entre las tradiciones caracterizadoras de un partido que ha removido el marxismo de todas y cada una de sus referencias culturales. El laicismo del PSI se basa cada vez m¨¢s sobre el reconocimiento de la primac¨ªa de la persona.
De todo ello resulta que el tema de los derechos humanos acaba siendo el tema caracterizador, tanto para el PSI, que ya ha abandonado la idea de la sociedad como totalidad, como para CL, que ha abandonado el tema, ligado a la tradici¨®n social crisitana, del papel positivo del Estado en el desarrollo del hombre.
El PSI, precisamente por haber realizado una modificaci¨®n cultural de este tipo en s¨ª mismo, ha criticado duramente la unidad de los cat¨®licos en torno a la DC, afirmando que la democracia italiana no ser¨¢ completa hasta que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica no comprenda que la presencia cat¨®lica en la sociedad y en el Estado no debe seguir estando ligada a la DC. En este aspecto, la convergencia del PSI y del movimiento CL ha hallado su camino. Y esto se ha visto facilitado por el intento de los democristianos de sacar partido en beneficio propio de la crisis comunista, al preferir cada vez m¨¢s la presencia del Partido Comunista Italiano (PCI), en vez de la del PSI, en los ayuntamientos y en las provincias. CL y el P SI se oponen juntos a esta pol¨ªtica. El PSI trata de buscar en la sociedad una dimensi¨®n de voluntariado social que haga menos duro el peso del individualismo en las relaciones humanas, pide factores que tengan una capacidad de movilizaci¨®n espont¨¢nea de los hombres, m¨¢s all¨¢ de consideraciones de inter¨¦s.
Lenguaje com¨²n
El encuentro se produce, pues, no en un plano t¨¦cnico, sino en el plano de la b¨²squeda de un lenguaje com¨²n en la definici¨®n de las relaciones entre inter¨¦s y valor, entre beneficio y comunicaci¨®n. En cambio, a nivel t¨¢ctico no parece que todo sea tan f¨¢cil. El PSI no puede dejar de lado el papel que -la ense?anza estatal desempe?a en Italia. El pesado v¨ªnculo de la unidad pol¨ªtica de los cat¨®licos, en la que Andreotti ha insistido con dureza en el mitin de R¨ªmini, bloquea la iniciativa aut¨®noma de CL. Con todo, algo ha echado a andar. Nunca antes el problema de la unidad de los cat¨®licos en torno a la DC hab¨ªa sido sometido a una discusi¨®n de este tipo, dentro y fuera del mundo cat¨®lico.
es eurodiputado socialista italiano y sacerdote.
Traducci¨®n: C. A. Caranci.
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