Por goleada

Ilegales jugaron en casa y ganaron por goleada. La banda de Jorge Mart¨ªnez escogi¨®, para presentar su ¨²ltimo elep¨¦, Chicos p¨¢lidos para la m¨¢quina, una sala en la que Jorge tiene participaci¨®n, circustancia que repercuti¨® favorablemente en todo el concierto. Nunca Rock Club hab¨ªa sonado con esa n¨ªtida potencia que permite escuchar al grupo y al tiempo charlar con los acompa?antes. Jam¨¢s ese local hab¨ªa lucido un juego de luces tan variado, brillante y creativo. Por si fuera poco, el lleno de p¨²blico fue aceptable, sin apreturas inhumanas. En condiciones tan adecuadas nada pod¨ªa fallar, y nada fall¨®.Desde su primera aparici¨®n en directo, teloneando a Miguel R¨ªos en la plaza de toros de Gij¨®n en marzo de 1982, Ilegales han sufrido numerosos cambios en todas sus l¨ªneas, manteni¨¦ndose inamovible en su puesto de l¨ªder Jorge Mart¨ªnez. Con el paso de los a?os el guitarrista y compositor ha ido puliendo sus agresivas posturas iniciales, acerc¨¢ndose progresivamente a un rock basado en la calidad de las canciones y en un sonido con personalidad propia.

Ilegales son, en el final de los ochenta, una banda seria y madura. En su actual directo las concesiones est¨¢n en los arreglos, realmente brillantes en lo que a piano y saxof¨®n se refiere, y en una postura est¨¦tica m¨¢s reposada que anta?o. Esto repercute directamente en su p¨²blico y en el comportamiento del mismo: la gente ya no tiene esa sensaci¨®n de agresi¨®n, de violencia, aceptando con comedido entusiasmo canciones como Heil Hider o Soy un macarra. Antol¨ªn de la Fuente y Juan Flores, teclados y saxo, son un gran paso adelante en la consolidaci¨®n del grupo, necesitado desde siempre de instrumentistas que arropasen a Jorge, y dieran a su directo un n¨²mero mayor de posibilidades. En casi dos horas de concierto no dejaron margen a improvisaciones, ni musicales ni de repertorio. Tuvieron un control absoluto sobre su producto, prolongado hasta una aparente locura instrumental que puso fin a la noche.

Pocos cambios en las letras

Como compositor y guitarrista, la mejora de este hombre ha sido evidente, manteni¨¦ndose a un nivel vocal digno. Cada vez m¨¢s preocupado por el sonido, por producciones y arreglos, tiene algo descuidados los textos. En las letras es donde menos cambios se han producido, siguiendo en l¨ªneas generales un camino demasiado directo, sin apenas m¨¢rgenes para la adaptaci¨®n personal de cada oyente.Este concierto es la confirmaci¨®n definitiva de un grupo, Ilegales, y de un guitarrista y compositor, Jorge Mart¨ªnez, al que ¨²nicamente se puede achacar una profesionalidad tan grande que puede llegar a nublar la espontaneidad necesaria en toda buena banda de rock.