Sin grandes pretensiones

En la noche de un domingo, con baloncesto de elite en televisi¨®n, el concierto de una banda casi desconocida en nuestro pa¨ªs como The Weater Prophets es pr¨¢cticamente un suicidio. Pero el pop carece de normas fijas, y la sala Rock Club present¨® una entrada digna, con un p¨²blico escogido que sab¨ªa qu¨¦ iba a ver y o¨ªr.Bas¨¢ndose en el sonido de las dos guitarras, el grupo funciona sin especiales brillos y sin grandes defectos. Buena m¨²sica pop que recuerda, por la forma en que est¨¢n escritas las canciones y el tratamiento que reciben en directo, a formaciones del sur de Estados Unidos.

Gracias a un gran trabajo del t¨¦cnico de sonido se pudo apreciar la progresi¨®n, en intensidad, fuerza y calidad, del repertorio del grupo. As¨ª, lo que en principio fue una sucesi¨®n de temas demasiado similares entre s¨ª, acab¨® enganchando por el buen gusto de los arreglos y el buen sonido. Como regalo final, Pete Astor interpret¨® dos canciones con la ¨²nica compa?¨ªa de su guitarra el¨¦ctrica, l¨¢nguidas baladas que har¨ªan palidecer de envidia al mism¨ªsimo Johnatan Richman.