El Madrid casi asegur¨® su clasificaci¨®n en Polonia
J. DAMI?N GONZ?LEZ, ENVIADO ESPECIAL, Un penalti de esos que a veces son y otras no -el de ayer lo era- pero que Butrague?o est¨¢ poniendo de rabiosa actualidad con sus revolcones en el ¨¢rea ante los porteros rivales, le dio el triunfo al Madrid ante el Gornik y deja libre, pr¨¢ctica mente, su camino europeo hacia los cuartos de final. Contra lo que ocurri¨® en Valladolid, por poner un ejemplo, donde Butrague?o contestaba a la pregunta de si hab¨ªa existido penalti con otra interrogante personal -"?qu¨¦ ha parecido desde la grada?"-, Emilio sen tenci¨® ayer: "El portero polaco me ha derribado con claridad". Entre eso, el magn¨ªfico partido de Buyo bajo el marco y fuera de ¨¦l, y la falta absoluta de capacidad rematadora en el Gornik, al Madrid le bast¨® para sentenciar la eliminatoria. El Gornik confirm¨® por qu¨¦ el f¨²tbol polaco est¨¢ hu¨¦rfano de ¨¦xitos desde hace varios a?os. Ayer nunca pudo con la disciplina t¨¢ctica madridista y por si fuera poco tambi¨¦n tuvo en contra a la fortuna en sus remates.
Los proleg¨®menos de este choque europeo de Katowice hubiesen sido perfectamente aplicables a cualquier partido de pueblo en ferias. Una hora antes de su comienzo, el delegado polaco se present¨® en el vestuario madridista solicitan do la correspondiente alinea ci¨®n, pero sin ofrecer como contrapartida la del Gornik. El Madrid se neg¨® a darla con ca r¨¢cter oficial y comenz¨® a asis tirse entonces a un curioso e in fantil juego escolar con una pi zarra como protagonista. Con una tiza, un empleado del campo escribi¨® las alineaciones ofi ciosas de ambos equipos; cuan do terminaba de hacerlo llegaba otro y borraba con un pa?o a Urban del n¨²mero 9; su cama rada se picaba y volv¨ªa a poner el nombre del delantero polaco; aparec¨ªa de nuevo el pa?o de borrar y finalmente el 9 quedaba vac¨ªo mientras corr¨ªa el rumor de que se le iba a hacer una prueba para despistar.
En el lado madridista se contagi¨® la confusi¨®n. Ram¨®n Mendoza, el presidente, comentaba a algunos periodistas que iba a jugar Aldana, se le advert¨ªa que la sorpresa iba a ser Julio Llorente, Mendoza son re¨ªa, dec¨ªa que no y entraba en el vestuario. Un par de minutos despu¨¦s, el presidente sal¨ªa con gesto aturdido y, encogi¨¦ndose de hombros, sentenciaba: "Pues s¨ª, no juega Aldana, que parec¨ªa lo previsto, y s¨ª Julio Llorente". Beenhakker sorprend¨ªa hasta a su presidente.
Concluido el episodio de guerra fr¨ªa este-oeste, el esp¨ªa Urban sali¨® al campo con una muslera en su rodilla izquierda, mientras que el peque?o de los Llorente se colocaba como central para que Sanch¨ªs se adelantase unos metros como medio centro de corte defensivo, al estilo de Patm Salinas en el Athl¨¦tic. Eso trajo consigo a la vez que Schuster fuese empujado unos metros m¨¢s arriba hacia la media punta, en posici¨®n muy similar a la de Mart¨ªn V¨¢zq¨²ez. Beenhakker trat¨® con este sistema de envoltura claramente defensivo contrarrestar el temido juego a¨¦reo del Gornik, con una retaguardia formada escalonadamente por Tendillo-Julio Llorente-Sanch¨ªs, y con Solana y Esteban en las bandas. Se corr¨ªa el riesgo de que la banda derecha quedase ligeramente coja en los contragolpes, como as¨ª dio la impresi¨®n de ocurrir durante varias fases del partido puesto que Solana bastante ten¨ªa con fijarse en la muslera de Urban.
Pese a la prevenci¨®n a¨¦rea contra los altos jugadores polacos, el Gornik estuvo a punto de romper al Madrid, curiosamente en jugadas a ras de c¨¦sped, cuando en el minuto 18 Warzycha remat¨® a gol en un contragolpe y Julio Llorente lo salv¨® en la misma l¨ªnea, y en el 20 Buyo se ve¨ªa obligado a detener un peligroso disparo de Baran desde dentro del ¨¢rea. El Madrid no sal¨ªa con fluidez, pero tampoco pasaba excesivos apuros, y Hugo y Schuster, el alem¨¢n por dos veces, disimularon con tres remates la tendencia defensiva madridista.
El Madrid adelant¨® l¨ªneas tras el descanso y el Gornik se asust¨®. Butrague?o encontr¨® su penalti y Hugo dej¨® visto para sentencia el choque. Porque estaba claro que cuantas veces se presentara el equipo polaco ante Buyo las acabar¨ªa estropeando. El meta se vio forzado incluso una vez a salir fuera del ¨¢rea, a hacerle falta a Baran, retener el bal¨®n y ganarse la tarjeta, pero todo ello lo dio al final por bien empleado porque evit¨® un gol seguro: "O era gol o pod¨ªa hacer penalti si dejo que el polaco hubiese entrado en el ¨¢rea, porque los ¨¢rbitros suelen pitarlo derribes o no al delantero", explic¨® Buyo.
Al final, el Gornik trat¨® de alcanzar el empate y pudo hacerlo en un disparo que rechaz¨® en el poste izquierdo del meta madridista. Pero en realidad hab¨ªa jugado con demasiado miedo ante el Madrid: "No quiero temores en el vestuario por el nombre y la historia del Madrid", hab¨ªa dicho d¨ªas atr¨¢s Marcin Bochynek, el entrenador polaco. Razonable. Todo el miedo lo ten¨ªa metido en el cuerpo el propio t¨¦cnico, que quiso ganarle a su hist¨®rico rival con un solo delantero. En cuanto al Madrid, no juega bien, pero gana. Es decir, que est¨¢ haciendo valer el conocido t¨®pico al que se apuntan la casi totalidad de hinchas de cualquier equipo de f¨²tbol.
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