Asomarse al exterior
El pr¨®ximo presidente de EE UU, sea Bush o Dukakis, mantendr¨¢ la misma pol¨ªtica hacia Mosc¨² y diferir¨¢ sobre el Tercer Mundo
FR?NCISCO G. BASTERRA, El ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger pronostica que una Administraci¨®n de Michael Dukakis ser¨ªa una invitaci¨®n al desorden internacional". Sin embargo, la pol¨ªtica hacia la nueva Uni¨®n Sovi¨¦tica de Mijail Gorbachov no variar¨ªa esencialmente ni con el actual vicepresidente, George Bush, ni con el candidato dem¨®crata en la Casa Blanca. Ser¨ªa en el Tercer Mundo, especialmente en Am¨¦rica Latina, donde se har¨ªan notar sobre todo las diferencias con una Administraci¨®n dem¨®crata. En cualquier caso, Gorbachov ya ha sugerido que prefiere la continuidad con Bush. Si no en los grandes principios, s¨ª en las formas, Dukakis actuar¨ªa en la escena internacional de manera diferente a George Bush.
El candidato dem¨®crata ha prometido acabar con el unilateralismo que ha caracterizado la pol¨ªtica exterior de Ronald Reagan y dar importancia a la concertaci¨®n con los aliados y a los organismos internacionales como la ONU, o la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA).Estados Unidos ya no har¨¢ m¨¢s de "llanero solitario", afirman los asesores del gobernador de Massachusetts, que se define constantemente como "internacionalista" preocupado por el factor moral de la pol¨ªtica exterior.
Esto le ha valido a Dukakis cr¨ªticas de "ingenuo" debidas a su creencia en el imperio de la ley internacional, que no ha sido uno de los principios que ha guiado siempre los ocho a?os de pol¨ªtica exterior del reaganismo.
Para Bush, EE UU es un poder que no debe preguntar o consultar, ni sacrificar "un gramo de soberan¨ªa a ninguna organizaci¨®n", sino 9jercer directamente su fuerza. Esta idea nace de la seguridad que tienen los republicanos -no compartida por los dem¨®cratas- del dominio absoluto que ejerce a¨²n este pa¨ªs sobre la escena mundial.
Competencia japonesa
Los dos candidatos difieren en algo esencial: su concepci¨®n de la seguridad nacional. La de Bush, por sus cargos anteriores, como por ejemplo director de la CIA, est¨¢ marcada por un concepto militar, de utilizaci¨®n de la fuerza, de servicios de espionaje, de operaciones encubiertas. Su curr¨ªculo le ha preparado para entender mejor una situaci¨®n internacional de guerra fr¨ªa y bipolar¨ªdad exclusiva EE UU-URSS y no un final de siglo donde el poder est¨¢ mucho m¨¢s repartido.
Por el contrario, Dukakis, sin ning¨²n tipo de experiencia internacional -ve mejor la importancia de los factores econ¨®micos, y estima que la p¨¦rdida de competitividad de EE UU es un factor de seguridad nacional m¨¢s importante que las divisiones sovi¨¦ticas que miran a Centroeuropa. Y los hechos parecen darle la raz¨®n. Los norteamericanos, tras ocho a?os de fuerte rearme y caracterizaci¨®n de todos los conflictos como un enfrentamiento b¨¢sico Este-Oeste, equiparan la seguridad econ¨®mica con la seguridad nacional y no est¨¢n tan seguros de su fortaleza econ¨®mica.
Un reciente estudio, no partidario, publicado por el American Talk Security, revela que el 56% de la poblaci¨®n cree que la competencia econ¨®mica japonesa es una amenaza mayor para la seguridad nacional que la URSS. Y la invasi¨®n de drogas ha sustituido a los rojos como el peligro n¨²mero uno.
Dukakis difiere radicalmente de Bush sobre la pol¨ªtica hacia Nicaragua, la regi¨®n centroamericana, el sur del continente y el Tercer Mundo. Su filosof¨ªa de no intervencionismo, concertaci¨®n -ha prometido una inmediata "cumbre hemisf¨¦rica" si es elegido y frecuentemente cita a Felipe Gonz¨¢lez y a Espa?a como interlocutores con cuya opini¨®n deb¨ªa contar Washington-, nace de su experiencia vital en Latinoam¨¦r¨ªea. Con 20 a?os, el joven Dukakis pas¨® tres meses estudiando en la universidad de San Marcos, en Lima.
All¨ª aprendi¨® espa?ol y, corr¨ªa el a?o 1954, vio la negativa reacci¨®n en Per¨² al golpe de la CIA para derrocar a Jacobo Arbenz en Guatemala. "Le hizo comprender c¨®mo operaba la gran potencia. Volvi¨® disgustado por la injerencia norteamericana en Guatemala y vio que en EE UU a nadie parec¨ªa preocuparle", explica su asesora Madeleine Albright.
Su experiencia vital en Latinoam¨¦r¨ªca hace que Dukakis vuelva siempre, en su discurso, a esta regi¨®n del mundo, la ¨²nica sobre la que habla con cierta autoridad. Su pensamiento sobre el futuro de la disuasi¨®n estrat¨¦gica o las relaciones con Europa occidental -insiste en un reforza miento de fuerzas convencionales- es menos coherente y mucho m¨¢s reflejo de los papeles que ha le¨ªdo.
El candidato dem¨®crata califica el apoyo de Reagan a la contra nicarag¨¹ense de una pol¨ªtica "ilegal y fallida", "violaci¨®n del derecho internacional y de la ley nortearnericana". Bush no tendr¨ªa la obsesi¨®n del actual presidente por Nicaragua, aunque sigue hablando de que apoyar¨¢ a los rebeldes antisandinistas. Pero hay unanimidad en Washington al considerar que la contra est¨¢ definitivamente acabada como fuerza militar y que Bush no tendr¨¢ m¨¢s remedio que utilizar la opci¨®n diplom¨¢tica del Plan Arias.
Ser¨ªa, sin embargo, mucho m¨¢s proclive que Dukakis a la utilizaci¨®n de la fuerza en el Tercer Mundo, sin apoyar sin embargo ciegamente la llamada doctrina Reagan de contenci¨®n activa del comunismo en todo el mundo.
Bush es m¨¢s esc¨¦ptico de Gorbachov y del significado ¨²ltimo de la perestroiika que Dukakis o, incluso, que el propio Reagan. Afirma que la "guerra fr¨ªa no ha concluido", habla a¨²n del tel¨®n de acero, aunque dice que est¨¢ "oxidado", e insiste en mantener una actitud de precauci¨®n basada en el principio de "paz a trav¨¦s de una posici¨®n de fortaleza militar". Filosofia que ha guiado a la Administraci¨®n de Reagan y que Bush hace suya. En lo que se refiere a la reducci¨®n dr¨¢stica de los arsenales estrat¨¦gicos, el escepticismo de Bush es tambi¨¦n mayor que el de Shultz y Reagan.
L¨ªmites de la 'perestroika'
Dukakis insiste en que su edad, su formaci¨®n y su ausencia de prejuicios hist¨®ricos, le convertir¨ªan en un mejor interlocutor para afrontar el "nuevo pensamiento" de Gorbachov y la oportunidad ¨²nica que tendr¨¢ el pr¨®ximo presidente para redefinir las relaciones con Mosc¨² y abrir un per¨ªodo diferente al de la guerra fr¨ªa. Bush no tiene una estrategia para probar los l¨ªmites de la perestroika, asegura Dukakis.
Para el candidato dem¨®crata, no es suficiente el actual status quo y preconiza una pol¨ªtica m¨¢s activista hacia la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en la que Estados Unidos tome la iniciativa y no actue, como hasta ahora, a la defensiva, reaccionando simplemente a cada movimiento del din¨¢mico Mijail Gorbachov. Est¨¢ convencido de que los cambios en marcha en la Uni¨®n Sovi¨¦tica son "irreversibles", algo que comparte tambi¨¦n el presidente Ronald Reagan, pero, curiosamente, no todav¨ªa su vicepresidente George Bush.
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