Dukakis, solo ante el pron¨®stico
El candidato dem¨®crata trata de frenar la ventaja de Bush a una semana de las elecciones
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Michael Dukakis, hijo de inmigrantes griegos, siempre ha comparado la elecci¨®n presidencial con una marat¨®n y asegura, contra todo pron¨®stico, que su capacidad de aguante le har¨¢ ganar la carrera a George Bush. A s¨®lo una semana del voto ha admitido, por fin, que es un "liberal", abandonando la etiqueta de tecn¨®crata competente que, equivocadamente,pens¨® que bastaba para llevarle a la Casa Blanca. Incluso ha retado al actual vicepresidente a un ¨²ltimo debate televisado sobre el significado del pol¨¦mico t¨¦rmino liberal.
Su esfuerzo final est¨¢ reduciendo la ventaja que a¨²n le lleva el vicepresidente sugiriendo una llegada m¨¢s re?ida de lo previsto. Dukakis primero se equipar¨® a John Kennedy, que en 1960 derrot¨® a Richard Nixon por poco m¨¢s de 100.000 votos en el estado de Illinois. Pero ahora, este tecn¨®crata sin alma ha descubierto la pasi¨®n y se desmelena en los mitines descamisado, en un intento de repetir la haza?a de Harry Truman."Tenemos la misma altura", ironiz¨® el otro d¨ªa en Independence (Misuri) la patria chica de Truman que, armado sobre todo de sentido com¨²n y de coraje, realiz¨® el milagro pol¨ªtico de darle la vuelta -en las dos ¨²ltimas semanas- a una elecci¨®n que ten¨ªa perdida. Como Truman, en 1948, derrot¨® a Dewey, Dukakis piensa que a¨²n es posible vencer a George Bush. "Estamos disminuyendo distancias", asegura el candidato dem¨®crata estimulado por una sensaci¨®n de que su campa?a ha arrancado aunque s¨®lo sea a una semana de la elecci¨®n.
Dukakis plantea un final populista a la desesperada basado en una dif¨ªcil apuesta para ganar cinco grandes estados claves, aunque sea por un pu?ado de votos. California (47 votos electorales), los cuatro grandes estados industriales del Medio Oeste y Norte: Illinois, Michihan y Ohio, m¨¢s Pensilvania. Es su ¨²ltima trinchera, donde los estrategas dem¨®cratas creen que el nuevo tono de Dukakis: "yo soy uno de vosotros, Bush es el candidato de los privilegiados", va a ser capaz de hacer volver al redil a los dem¨®cratas independientes, muy conservadores, que se pasaron a Reagan en 1980 y 1984.
Encuestas en poder de la campa?a de Dukakis aseguran que ¨¦ste ha acortado distancias en esos cinco estados claves, pasando en California de una desventaja de 11 puntos, hace s¨®lo una semana, a cuatro o cinco ahora. Pero no est¨¢ en cabeza en ninguno. Se detectan ciertos signos de tensi¨®n en la campa?a de ol¨ªmpico aislamiento de Bush. James Baker, el presidente de la campa?a de Bush, dijo ayer que "sab¨ªamos que el final iba a ser m¨¢s re?ido que lo que dicen las encuestas".
Diez puntos de ventaja
Los norteamericanos saben por qu¨¦ no tienen que votar a Dukakis, pero el vicepresidente no ha sido capaz de persuadirles por qu¨¦ deben votarle a ¨¦l. Pero ning¨²n sondeo independiente corrobora este optimismo. La revista Time, en la encuesta m¨¢s fresca aparecida ayer, contin¨²a ofreciendo a Bush un c¨®modo margen de 10 puntos sobre el gobernador de Massachusetts.
El dem¨®crata se est¨¢ beneficiando tambi¨¦n de un instinto norteamericano de apoyar al perdedor y de una Prensa m¨¢s favorable, con mala conciencia por haber sentenciado el resultado."No son los encuestadores quienes votan, sino el pueblo americano que se est¨¢ cansando de que le digan por adelantado c¨®mo va a votar", asegur¨® el domingo Dukakis, antes de abandonar Boston para cruzar tres veces el pa¨ªs en un viaje electoral ininterrumpido hasta el martes 8 de noviembre. Su campa?a ha-lanzado al primer plano -algo in¨¦dito hist¨®ricamente- a su n¨²mero dos, el candidato a vicepresidente Lloyd Bentsen, mucho m¨¢s popular que Dukakis quien, tras 20 meses de proceso electoral, es todav¨ªa visto desfavorablemente por un 49% de ciudadanos frente a un 38% que le considera positivamente.
El senador tejano Bentsen inici¨® ayer unos anuncios de cinco minutos en televisi¨®n, ¨¦ls¨®lo, en los que califica la campa?a de Bush de "absolutamente miserable" porque los republicanos han decidido "echar la verdad a la basura". Insistir en los ataques al vac¨ªo compa?ero de f¨®rmula de Bush, Dan Quayle, considerado un desastre incluso en las filas republicanas, es otro de los clavos ardiendo que machacar¨¢ Dukakis en esta semana final.
El gobernador de Massachusetts est¨¢ gastando casi todo su dinero -a¨²n le quedan disponibles 19 millones de d¨®lares- en nuevos anuncios. En uno de ellos recuerda la campa?a de 1960 y dice que Kennedy "gan¨® la elecci¨®n por un margen de 112.000 votos de un total de 70 millones.
La estrategia sure?a adoptada por el candidato dem¨®crata, al elegir un senador de Texas como compa?ero de ticket no le ha dado resultado. Texas, a pesar del 1,1 mill¨®n de votos hispanos entre sus 8 millones de electores, parece ya fuera del alcanze del gobernador de Massachusetts. Y los blancos del sur, que la ¨²ltima vez que votaron dem¨®crata lo hicieron por Carter en 1976, se ir¨¢n mayoritariamente con Bush. Sin Tejas, ning¨²n dem¨®crata ha llegado a la Casa Blanca.
Bush sigue reiterando que Dukakis trata de "dividir a los norteamericanos por clase, pero los ciudadanos no van a dejarse enga?ar, no voy a dejar al gobernador liberal que lo haga". El vicepresidente explica que el conflicto de clases, que mi rival "atiza", es contrario a la tradici¨®n de EEUU. "Eso significa algo para las democracias europeas. Nosotros somos la tierra de los grandes sue?os, de las grandes oportunidades y del juego limpio".
El gobernador de Massachusetts admite que su reacci¨®n puede que llegue demasiado tarde. "Mirando atr¨¢s quiz¨¢s debiera haber respondido a los ataques antes. Pero estamos contraatacando y la gente comienza a sentirlo. Pienso que a¨²n tenemos tiempo", afirma.
Dukakis est¨¢ denunciando en los ¨²ltimos d¨ªas a Bush como alguien "que ha permitido que le manipule la gente que le rodea". "Es incapaz de abandonar su concha, si lo hace est¨¢ perdido", aseguran los estrategas de la campa?a dem¨®crata.
The New York Times, en un largu¨ªsimo y medido editorial titulado "Dos hombres buenos" formul¨® el domingo, sin excesivo entusiasmo, su apoyo en favor de Michael Dukakis. El m¨¢s prestigioso diario norteamericano concluye que su respaldo al candidato dem¨®crata se debe a que lo considera m¨¢s capaz que Bush para enfrentarse con el problema del gigantesco d¨¦ficit presupuestario y la monta?a de deuda sobre la que est¨¢ viviendo EEUU. Pero el apoyo del Times no debe llamar a enga?o. Casi siempre se equivoca cuando favorece, como ocurri¨® en 1980 y 1984, a los aspirantes el Partido Dem¨®crata y a los m¨¢s liberales.
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