Un colegio deteriorado
Hoy, al ponerme en marcha, pens¨¦ que vivir¨ªa un nuevo mal d¨ªa, camino de llegar al fondo de una depresi¨®n. Pero no ha sido uno m¨¢s, sino el ¨²ltimo pelda?o depresivo. Ya no puede uno hundirse m¨¢s. Le cuento: soy director de un colegio p¨²blico de EGB (General Prim, de Barcelona). Estoy diariamente rodeado de 29 profesores que demuestran cada minuto un grado de profesionafidad admirable.El pasado 2 de septiembre comuniqu¨¦ al Ayuntamiento (distrito de Sant Mart¨ª) la existencia de dos cristales de sendas aulas rotos. Hoy son ya cinco y a¨²n no se han dignado reponerlos.
El d¨ªa 3 de octubre di parte de una aver¨ªa en la cocina (fogones) del centro, avisando del car¨¢cter urgente del comunicado. Hoy, por fin, con el estofado a medio hacer (11 horas) para los 160 comensales, los fogones han dejado de funcionar. ?Qu¨¦ pasar¨¢ ma?ana con la comida?
El distrito ha agotado en julio el dinero presupuestado hasta diciembre para estos menesteres y no mueve un dedo. ?Qu¨¦ clase de t¨¦cnicos tenemos que presupuestan para un a?o lo que se gasta en medio? ?Que los cambien! (no s¨¦ si los presupuestos, pero s¨ª a los t¨¦cnicos).
?Y nuestras relaciones con la Generalitat? Son de serial culebrino. Nos da verg¨¹enza, en las reuniones vespertinas con los padres, sentar a ¨¦stos en las sillas que horas antes ocupan sus hijos. ?Alumnos de ocho a?os sentados en mobiliario destrozado y de tama?o apropiado para p¨¢rvulos! Vengan y fotograf¨ªenlo.
Cada curso solicitamos reposici¨®n de material. ?Cu¨¢nto silencio recibimos por respuesta'
Intentando evadirme de todo esto, cae en mis manos EL PA?S del 10 de octubre. Tropiezo en las p¨¢ginas 22, 23, 24 y 25 con los derroches municipales de La Nit (COOB), el ¨¦xito de Barcelona92, la legi¨®n de t¨¦cnicos que viajaron a Se¨²l para aprender o la querella contra un ex director general de la Generalitat por cobrar irregularmente el seguro de desempleo.
El pr¨®ximo d¨ªa de clase no s¨¦ si tendr¨¦ fuerzas para estar con mis compa?eros de colegio viendo c¨®mo, si llueve, se mojan los alumnos en cuyas aulas no hay vidrio; sufriendo porque los comensales no tendr¨¢n plato caliente; avergonz¨¢ndose ante los padres por el desastroso mobiliario; doli¨¦ndonos el alma de ver c¨®mo se les forman desviaciones de columna a los de siete, ocho, nueve y 10 a?os...- Vicente Cubero Navas. Barcelona.
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