Una fiesta en crisis
La fiesta atraviesa una acusada crisis art¨ªstica y no por culpa de los toreros. El plantel de toreros es bueno y a¨²n podr¨ªa ofrecer mejores resultados si tuvieran los est¨ªmulos que se derivan de una competencia sana y una organizaci¨®n coherente de la temporada. La crisis proviene de la incompetencia de los empresarios m¨¢s influyentes, que son incapaces de coordinar ese plantel de toreros con la masiva afluencia de p¨²blico a las plazas de toros, ofreciendo un espect¨¢culo de calidad.El espect¨¢culo que ofrecen, por el contrario, suscita sospechas de fraude, y hay grave riesgo de que el p¨²blico vuelva a retraerse, como ya sucedi¨® tras la euforia cordobesista de los a?os 60. Ni siquiera se preocupan esos empresarios de encauzar las espl¨¦ndidas promociones de novilleros que van surgiendo, en su mayor¨ªa muy preparados en las escuelas de tauromaquia, y muchos se pierden para el toreo, frustrados por el abandono y el mal trato.
Otro orden de la crisis es el toro, cuya invalidez, cong¨¦nita o manipulada, se ha hecho habitual en las plazas. A tal extremo llega la debilidad del toro, que la estructura secular de la lidia se ha convertido en una agresi¨®n brutal, excesiva para lo que puede soportar. Los tercios son, por tanto, inoperantes, y se ha ido reduciendo de ellos las suertes de varas y de banderillas efectuadas en regia, el riqu¨ªsimo repertorio del toreo de capa.
Con excepci¨®n de varias de las corridas en Madrid y muy pocas m¨¢s en otros cosos, la temporada taurina de 1988 ha sido una de las m¨¢s escandalosas en cuanto se refiere a la sospecha de afeitado e invalidez generalizada de las reses.
Los empresarios no est¨¢n solos en estas responsabilidades. Tambi¨¦n algunos propietanos de cosos tienen parte de culpa. La Comunidad de Madrid, que administra Las Ventas, es un caso significativo. Este a?o finalizaba el contrato de gesti¨®n de Chopera y se lo ha prorrogado. Pero en lugar de aprovechar la ocasi¨®n para enriquecer la temporada, lo que ha hecho es autorizar una subida de precios. Ninguna modificaci¨®n del nuevo contrato beneficia a la fiesta ni a la afici¨®n madrile?a.
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