Equilibrio y falta de imaginaci¨®n
A la hora de intentar un breve balance del Festival de Oto?o en el terreno musical, lo primero que se advierte es la analog¨ªa entre todas y cada una de las ediciones del festival. Esto, por una parte significa un equilibrio, un cierto proyecto siempre deseable; por otra, quiz¨¢, una cierta falta de imaginaci¨®n.Jornadas que ejemplifican verdadera inquietud fueron, independientemente de sus resultados iniciales, la de los carillones de El Escorial, recuperaci¨®n del construido en el ¨²ltimo tercio del siglo XVII por Haze; saltando por encima de los tiempos hasta nuestros d¨ªas, fue tambi¨¦n sesi¨®n interesante e inquieta la de teatro musical, con piezas de Luciano Berio y Luis de Pablo: Melodrama, del italiano; Very gendy y Berceuse, del espa?ol.
Madrid y su Sinf¨®nica de Arb¨®s, dirigida por Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, concentraron significaciones en el homenaje a Bochermi a trav¨¦s de La Clementina, y la de dos glosadores: Luciano Berio y Jos¨¦ Luis Turina, con un muy bello encargo del festival.
Junto a estas manifestaciones de programa, coexistieron otras de figuras, incluso de estrellato divista: asombr¨® Maurizio Pollini en su inteligente sucesi¨®n de Brahms, Schomberg, Stockhausen y Beethoven; encant¨®, una vez m¨¢s, la madrile?a universal Teresa Berganza, aun luchando con una colaboraci¨®n orquestal bastante d¨¦bil; sent¨® c¨¢tedra, en el m¨¢s exacto sentido del t¨¦rmino, el director Wolfgang Sawallisch, al frente de los coros y orquesta de la ¨®pera de Baviera, en la Misa solemne de Beethoven. Como final, la Filarm¨®nica berlinesa, con Maazel al frente, interpret¨® Mozart, Bruckner, Mendelssohn, Beethoven y Prokofiev, autores que encontraron en la legendaria orquesta las m¨¢s admirables ejecuciones.
Por los pueblos, villas, ciudades y sitios reales de la Comunidad circul¨® un amplio y variado repertorio de ofertas: m¨²sica del tiempo de Carlos III, cuartetos, sinfonismo dieciochesco, gran virtuosismo pian¨ªstico con Joaqu¨ªn Achucarro, d¨²os, m¨²sica antigua y contempor¨¢nea como la del grupo LIM. Por su espectacularidad ha de recordarse la quinta edici¨®n de la marat¨®n de piano y m¨²sica de c¨¢mara, en la que participaron nueve pa¨ªses, desde Espa?a a la China.
La organizaci¨®n del festival movi¨® bien la propaganda, encontr¨® acertadas sustituciones en los inevitables casos de ausencias, confeccion¨® unos m¨¢s aparentes que interesantes libros programas, en tanto los diarios de mano contin¨²an siendo excesivamente sumarios. Pronto veremos al festival madrile?o en la asociaci¨®n europea, pues ha cumplido los cinco a?os considerados como per¨ªodo de prueba.
?Cabe pedir algo nuevo al festival? Necesita espacio. Esto es: coordinaci¨®n con otras actividades musicales madrile?as que eviten el amontonamiento y la analog¨ªa entre lo que se hace dentro y fuera de su marco.
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