Joaqu¨ªn Sabina: "Creo que soy un impostor"
El cantante hace un balance autocr¨ªtico y analiza las causas de su ¨¦xito multitudinario
Joaqu¨ªn Sabina, a punto de cumplir 40 a?os, se encuentra en el momento de mayor aceptaci¨®n popular de su carrera. Sus ¨²ltimos discos han sido grandes ¨¦xitos, y Juez y parte, su trabajo m¨¢s reciente, ha alcanzado los 200.000 ejemplares de venta a los pocos d¨ªas de su publicaci¨®n. Este reconocimiento tard¨ªo ha situado al cantante en el punto de mira -en el ojo del hurac¨¢n, como ¨¦l dice-, llev¨¢ndole a la crispaci¨®n y a la b¨²squeda de un lugar propio en la m¨²sica espa?ola. "Creo que soy un impostor que est¨¢ en un lugar que no le pertenece", declar¨® Joaqu¨ªn Sabina a este peri¨®dico.
La continuidad de Joaqu¨ªn Sabina en el ¨¦xito y los 200.000 discos vendidos en pocos d¨ªas de su ¨² Iti mo trabajo, Juez y parte, han si tuado al cantante en la posici¨®n agradablemente inc¨®moda del triunfador.. Encuadrado en ese caj¨®n de sastre que son los can tautores -"palabra que inventa ron como arma arrojadiza para darnos con ella en la cabeza", afirma el cantante-, su estancia de siete a?os en Londres le ha permitido iniciar su carrera en Espa?a a salvo de etiquetas previas. Una vez alcanzado el ¨¦xito, Joaqu¨ªn Sabina a?ora en ocasiones tiempos pasados y puede permitirse el lujo de no esconder sus inseguridades. "He pasado un par de a?os muy crispado", afirma. "Estaba muy c¨®modo siendo el primero de la segunda divisi¨®n y jugando el ascenso cada a?o. Es una situaci¨®n cojonuda, porque no est¨¢s en el ojo del hurac¨¢n. Ahora, las ventas se han disparado y ya no entiendo nada".Joaqu¨ªn Sabina ha pasado buena parte de su carrera persiguiendo sombras, intentando explicar lo que para muchos, tambi¨¦n para ¨¦l, es inexplicable. "No entiendo por qu¨¦ viene a verme un p¨²blico tan joven. Parece como si no tuviera m¨²sicos de su generaci¨®n que les mostrase un espejo de sus propias vidas. Creo que tengo p¨²blico prestado, que ocupo un lugar que no me pertenece, y quiz¨¢ la raz¨®n de mi ¨¦xito es que he funcionado por acumulaci¨®n. Al principio, la gente se sent¨ªa atra¨ªda por unas canciones con textos muy de cantautor y m¨²sicas callejeras relacionadas con el rock and roll. Menos afrancesadas y m¨¢s anglosajonas que lo habitual, con cierta desfachatez aparentemente no literaria en el lenguaje. Los coleguitas del barrio me dicen que les gustan mis canciones porque son el lenguaje de la calle. S¨¦ que no es verdad, pero me hace ilusi¨®n. En todo caso es el lenguaje de la calle trabajado literariamente con bastante rigor, que he conseguido imponer como tuerto en el pa¨ªs de los ciegos".
No es ben¨¦volo Sabina con la actual situaci¨®n de la m¨²sica en Espa?a. "Desde hace dos o tres a?os", afirma el cantante, "la m¨²sica espa?ola vive momentos baj¨ªsimos. Es en este sentido como se puede explicar el disparo de mis ventas, y no por las excelencias de mi m¨²sica. No hay nadie que cuente realmente sus tripas con un lenguaje diferente y se cague en nuestros muertos. Que al escucharlo nos cabreemos y escandalicemos. Hay una alegr¨ªa de ventas en el mercado espa?ol que permite ciertas dosis de desfachatez, improvisar y pasarse un poco. Y no se pasan nada porque todo se ha integrado de un modo tremendo".
Integraci¨®n
Es precisamente esta integraci¨®n una de las acusaciones que m¨¢s molestan a Joaqu¨ªn Sabina: "Conmigo hay muchos equ¨ªvocos. Dicen que me he hecho comercial y muchos est¨¢n esperando que me estrelle. No asumo los retos ni las obligaciones de repetir ¨¦xitos. Soy incapaz de plantearme los discos a medio plazo y hago una canci¨®n en un mes y tres en dos d¨ªas. Mis discos son colecciones de canciones sin una idea com¨²n. Es buscar en el vac¨ªo y la oscuridad".
El cantante es particularmente duro con algunos de sus antiguos compa?eros de viaje. Con aquellos que a principios de la d¨¦cada de los ochenta le apoyaban en sus comienzos como cantante marginal junto a Javier Krahe y Alberto P¨¦rez en el caf¨¦ La Mandr¨¢gora. "Hay un sector que me considera un desertor porque le gusta consumir algo que s¨®lo le pertenece a ¨¦l. Cuando tambi¨¦n lo consume su portera, le parece que algo grave ha pasado. Son los mismos que afirman que Garc¨ªa M¨¢rquez es un novelista de best-seller. Pero yo no soy mejor que ellos. Cuando cantaba en La Mandr¨¢gora pensaba que todos los que estaban arriba eran unos vendidos y unos hijos de puta. Es el car¨¢cter nacional puro, y me parece un mecanismo social estupendo, porque sirve de est¨ªmulo. Cuanto m¨¢s me atacan, m¨¢s me excitan para sacarme lo mejor de dentro y me obligan a quedarme un mont¨®n de horas trabajando para ver si me sale esa canci¨®n que llevo a?os persiguiendo".
Joaqu¨ªn Sabina reconoce que esta b¨²squeda se inicia desde sus propias limitaciones y carencias, en un oficio para el que no se considera especialmente dotado. "Tengo una tesitura vocal muy limitada y debo hacer las canciones a medida. Desde muy joven me convenc¨ª que no ten¨ªa una gran voz, pero siempre he admirado a cantantes como Dylan y Brassens, que por encima de sus facultades han desarrollado un estilo propio. He conseguido que la gente se trague que no paga la entrada para escuchar una gran voz. Creo que a los cr¨ªticos no les interesa remachar ese clavo tan evidente, y por eso no se suele decir que no tengo voz, que canto como el culo o que desafino. Me parece precioso meterse en un oficio para el que no sirves. Mi amigo Javier Krahe dice siempre que dedicarse a esto sabiendo cantar no tiene m¨¦rito. Lo bueno es sin saber".
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