Los norteamericanos, demasiado tarde, comienzan a escuchar a Michael Dukakis

A s¨®lo 48 horas de la elecci¨®n presidencial, los norteamericanos est¨¢n comenzando a escuchar a Michael Dukakis cuando, posiblemente, sea ya demasiado tarde. El candidato dem¨®crata, abandonando su mensaje y estilo tecnocr¨¢ticos por un agresivo populismo, ha reducido algo la ventaja que le lleva George Bush en los principales Estados que decidir¨¢n la Casa Blanca. Pero, a pesar de este esfuerzo desesperado, el vicepresidente mantiene a¨²n una ventaja consistente de entre cinco y ocho puntos sobre su rival. Estas encuestas se refieren al voto popular, porque en el voto electoral, que es el que finalmente cuenta, el margen de Bush es mucho mayor, lo que hace confiar a los republicanos que no pueden perder la elecci¨®n en el ¨²ltimo momento.
Dukakis, estimulado porque s¨®lo hace cinco d¨ªas estaba 13 puntos por debajo, asegur¨¦ ayer: "Se siente; puedo darme cuenta de que vamos a ganar". El empuj¨®n Final dem¨®crata, que est¨¢ provocando entusiasmo y emoci¨®n en m¨ªtines multitudinarios, es posible que sea ¨²nicamente el canto del cisne de una campa?a p¨¦simamente llevada y de un candidato que s¨®lo en la recta final ha tomado la ofensiva.Sin embargo, este hijo de emigrantes griegos ha logrado provocar tensi¨®n en el campo de Bush, obligando a un vicepresidente agotado, que ayer confundi¨® la fecha de la elecci¨®n diciendo que era el 4 de noviembre, a un inmenso esfuerzo final para asegurar los Estados donde Dukakis amenaza con su ventaja: Michigan, Ohio, Illinois y California. A todos ellos acudieron ayer los dos candidatos. Y ha forzado a Bush a utilizar su arma m¨¢s importante, el anciano Ronald Reagan, al que ha pedido que haga campa?a hoy en California.
El gobernador de Massachusetts necesita obligatoriamente este Estado y sus 47 votos electorales m¨¢s Nueva York y los Estados industriales del Norte y el Medio Oeste para alcanzar, justo, los 270 votos electorales que le pondr¨ªan en la Casa Blanca. Pero a pesar del tir¨®n final, Dukakis no est¨¢ seguro en ninguno de ellos.
"Una visi¨®n de Am¨¦rica"
Reagan aprovech¨® su habitual mensaje radiado al pa¨ªs del fin de semana para pedir el voto para Bush diciendo que el martes ser¨¢ un refer¨¦ndum sobre su presidencia. "Porque elegir¨¦is, m¨¢s que un candidato, una visi¨®n de Am¨¦rica, un sue?o que compartimos. Y siento que estoy, de alguna forma, en la papeleta de voto". asegur¨®.
Los estrategas de Bush consideran normal este acercamiento final de Dukakis, pero conf¨ªan en la mayor solidez de la base geogr¨¢fica del vicepresidente, traducida en un colch¨®n seguro de votos electorales, que le permite el lujo de hacer campa?a en los Estados claves para Dukakis, mientras que ¨¦ste no puede salir a robarle votos a Bush en sus Estados. De hecho, el gobernador de Massachusetts abandon¨® hace dos semanas una parte importante del pa¨ªs.
Los sondeos muestran que Dukakis est¨¢ recogiendo votos entre los ciudadanos que han esperado hasta ¨²ltima hora para decidirse. Estos votantes est¨¢n culpando a Bush por el tono negativo de una campa?a que ha desilusionado al pa¨ªs desactivando a¨²n m¨¢s a una ciudadan¨ªa tradicionalmente ap¨¢tica. Las encuestas contin¨²an reflejando el disgusto producido por la carrera presidencial, manifestado por esta afirmaci¨®n de una persona que no votar¨¢: "No me importa quienes sean a menos que se trate del propio Dios".
A pesar del fervor de ¨²ltima hora que acompa?a a la caravana de Dukakis (20.000 personas en una impresionante procesi¨®n de antorchas en Chicago), los dem¨®cratas est¨¢n preocupados por un presumible bajo voto negro.
Un electorado b¨¢sico del partido sin cuya completa movilizaci¨®n es imposible el triunfo de un presidente dem¨®crata. Los negros no est¨¢n entusiasmados con Dukakis y Jesse Jackson ha desaparecido de la escena.
Los republicanos han asesta do un ¨²ltimo golpe sucio a Dukakis y a Bentsen en Tejas con unos anuncios en los que advierten que "las autoridades estar¨¢n vigilantes para evitar que los no ciudadanos voten".
Los dem¨®cratas han denunciado que se trata de una t¨¢ctica de Gran hermano para intimidar a los votantes hispanos, muy numerosos en ese Estado, y que mayoritariamente votan dem¨®crata. El gobernador de Massachusetts ha pedido, sin ¨¦xito, a Bush que pida perd¨®n y retire los anuncios.
Dukakis es recibido por sus fieles con gritos de "puedes con seguirlo, Mike", y "no m¨¢s men tiras". Completamente af¨®nico -ha perdido la voz hace d¨ªas el gobernador de Massachusetts se arremanga la camisa y macha ca su mensaje populista: "Soy uno de vosotros. Bush ha tenido la cara dura de afirmar que est¨¢ a favor de las familias trabajado ras de este pa¨ªs. ?A qui¨¦n trata de enga?ar?". Y siempre cita a Truman y a Kennedy, cuyas gestas electorales, ganando la elecci¨®n por los pelos y contra los pron¨®sticos, trata de repetir ma?ana.
Bush repite que tiene "una buena oportunidad de ganar, pero no bajar¨¦ la guardia". El vicepresidente ataca a Dukakis por los ¨²ltimos problemas del gobernador en Massachusetts (la cuenta bancaria del Estado se ha quedado -en n¨²mero rojos por un error de gesti¨®n). Trata de de mostrar que ser¨ªa un riesgo muy alto dejar en sus. manos la econom¨ªa de Estados Unidos. Y dice: "Uno de nosotros representa los valores de la Am¨¦rica media y los defiende; el otro, no". Obvia mente, ¨¦l es el portador de estos valores eternos.
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