'Perestonia'
LO OCURRIDO en los pa¨ªses b¨¢lticos en los ¨²ltimos d¨ªas confirma que las reivindicaciones nacionales en diversas rep¨²blicas de la URSS son un poderoso est¨ªmulo para la reforma pol¨ªtica iniciada por Gorbachov y, a la vez, una fuente de dificultades. A diferencia de Armenia -donde el conflicto de Nagorno-Karabaj dio lugar a movilizaciones masivas fuera de la legalidad-, en Estonia se ha creado un frente popular de apoyo a la perestroika en el que los dirigentes del partido comunista han coincidido con los intelectuales que act¨²an como portavoces de los sentimientos nacionales de la poblaci¨®n. Ha surgido as¨ª un fen¨®meno original de interacc¨ª¨®n entre la calle y el poder local, que se plasm¨® ya el verano pasado cuando los delegados estonios en la conferencia del partido en Mosc¨² recibieron su mandato por amplias asambleas.Esa combinaci¨®n ha dotado a la perestroika de una base de masas en las rep¨²blicas del B¨¢ltico, pero no sin determinadas condiciones. En el frente popular de Estonia -y en movimientos similares de Lituania y Letonia-, el apoyo a Gorbachov se matiza con la presentaci¨®n de reivindicaciones tendentes a fortalecer los poderes de autogobierno. Ambos aspectos han entrado ahora en contradicci¨®n ante el proyecto de reforma de la Constituci¨®n de la URSS sometido a la sesi¨®n del Soviet Supremo del pr¨®ximo 29 de noviembre.
Para Gorbachov, la reforma tiene un objetivo esencial: crear un ¨®rgano nuevo, el Congreso de Diputados del Pueblo, elegido con pluralidad de candidaturas, el cual designar¨¢ a un presidente de la URSS. El elegido para ese cargo dejar¨¢ de estar sometido al bur¨® pol¨ªtico del partido comunista y podr¨¢ gobernar no ya en nombre del PCUS, sino del pueblo sovi¨¦tico. Utilizando las viejas estructuras -el poder del jefe-, el objetivo es promover formas pol¨ªticas m¨¢s plurales y flexibles. Pero ese camino suscita dudas y cr¨ªticas entre los m¨¢s fervientes gorbachovianos: por un lado, Sajarov y otros intelectuales consideran peligroso otorgar excesivos poderes a una persona; por otro, en Estonia, los aspectos de la reforma tendentes a recortar los poderes de las rep¨²blicas de la URSS han provocado un grave conflicto constitucional: el Parlamento de Estonia, casi por unanimidad, ha proclamado la soberan¨ªa de la rep¨²blica, su derecho a vetar leyes de los ¨®rganos centrales, dise?ando as¨ª no una ruptura con la URSS, pero s¨ª un sistema nuevo de relaciones pol¨ªticas.
Los acontecimientos de Estonia y los que es muy probable que se sigan en otras rep¨²blicas b¨¢lticas ponen nuevamente sobre el tapete una de las m¨¢s arduas cuestiones pendientes de toda la pol¨ªtica reformista de Gorbachov y sus hombres: el problema nacional. Factores de tipo pasional, acumulados durante d¨¦cadas de discriminaci¨®n, contribuyen a hacer m¨¢s compleja la soluci¨®n. Pero el equipo dirigente del Kremlin, lejos de coger el toro por los cuernos, como ha hecho en otras cuestiones, parece haber optado por la t¨¢ctica de la dilaci¨®n, y lleva m¨¢s de un a?o retrasando una sesi¨®n especial del comit¨¦ central del partido dedicada monogr¨¢ficamente al problema.
En todo caso, la decisi¨®n adoptada por el Parlamento de Estonia ha tenido ya efectos nada despreciables: se han eliminado de las enmiendas que el Soviet Supremo debatir¨¢ el 29 de noviembre los puntos m¨¢s atentatorios a los derechos de las rep¨²blicas. De nuevo aparece la t¨¢ctica de aplazar el problema de fondo para evitar de momento que se encone el conflicto con Estonia. No parece que Gorbachov pueda aplicar hoy otra t¨¢ctica. Para derrotar a los conservadores necesita abrir cauces a fuerzas que, en un momento u otro, defienden aspiraciones que desbordan su concepto de la perestroika. Hasta ahora esa dial¨¦ctica ha ayudado a ensanchar los espacios de libertad, pero a costa de no pocas ambig¨¹edades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.