El triunfo de Mulroney sella el acuerdo Canad¨¢-EE UU
ENVIADO ESPECIAL, El partido conservador canadiense, bajo el liderazgo del primer ministro Brian Mulroney, obtuvo una hist¨®rica victoria en las elecciones generales celebradas el lunes, centradas casi exclusivamente en las ventajas y los inconvenientes que para el futuro econ¨®mico del pa¨ªs y para la salvaguardia de su identidad cultural tendr¨ªa el acuerdo de libre cambio con Estados Unidos. La s¨®lida mayor¨ªa parlamentaria de los tories permitir¨¢ a Mulroney llevar adelante, desde el pr¨®ximo 1 de enero, el proyectado desarme arancelario con EE UU, que dar¨¢ origen al mercado com¨²n m¨¢s importante del mundo industrializado. El Partido Progresista-Conservador obtuvo 171 esca?os, frente a 82 el Partido Liberal y 42 el Partido Nuevo Democr¨¢tico (NDP). Vot¨® el 74% del electorado.
Con su segunda victoria consecutiva con mayor¨ªa parlamentaria, el primer ministro Mulroney hizo historia. Por primera vez en este siglo, los conservadores canadienses repet¨ªan dos legislaturas seguidas. Hac¨ªa 135 a?os tambi¨¦n que ning¨²n partido canadiense en el poder repet¨ªa una segunda mayor¨ªa electoral.Dado el car¨¢cter de aut¨¦ntico refer¨¦ndum de las elecciones canadienses -con el tratado de libre cambio como tema estrella de una dur¨ªsima y agresiva campa?a electoral-, junto al n¨²mero de esca?os hay que reflejar el porcentaje del voto popular. Un 43% para los 171 esca?os conservadores, un 32%.para los liberales (82 esca?os) y un 20% para los neodem¨®cratas de centro-izquierda (42 esca?os). Unas cifras que ofreci¨® con absoluta precisi¨®n el ¨²ltimo sondeo electoral de la consultora CTV Insight el pasado domingo.
A pesar de la victoria de los partidarios del mercado com¨²n con Estados Unidos, el tema no va a quedar zanjado definitivamente, aunque los perdedores hayan aceptado democr¨¢ticamente el resultado. Durante la campa?a electoral, la pol¨¦mica sobre el acuerdo de libre comercio ha sensibilizado a muchos canadienses sobre los riesgos potenciales de una americanizaci¨®n que podr¨ªa acabar en el futuro con el peculiar sistema de vida canadiense.
Los dos l¨ªderes perdedores, el liberal John Turner y el socialdem¨®crata Edward Broadbent, han prometido seguir su lucha para obligar al Gobierno conservador a cumplir sus promesas de que el acuerdo econ¨®mico con el coloso del Sur no supondr¨¢ un entreguismo total que arrebate las conquistas sociales canadienses y merme su identidad pol¨ªtica y cultural.
Turner, a quien los observadores consideran como un inevitable jubilado pol¨ªtico en su partido tras las dos derrotas consecutivas, ha advertido a los conservadores que, a pesar de su victoria, no deben olvidar que una mayor¨ªa de canadienses se opone al tratado con Estados Unidos y desea "un Canad¨¢ fuerte, soberano e independiente". "Seremos leales, pero vigilantes", dijo Turner en la madrugada del martes al admitir su derrota.
En el lado conservador, la victoria electoral fue acogida con optimismo. El primer ministro Mulroney apareci¨® m¨¢s conciliador que triunfalista, recordando a los partidarios del acuerdo de libre comercio las ventajas y la prosperidad econ¨®mica que se avecinan. A los opuestos al tratado -la mayor¨ªa del voto popular, un 52%-, el primer ministro les prometi¨® que no deben temer peligro alguno de colonialismo pol¨ªtico o cultural desde el poderoso Sur estadounidense.
El voto de los indecisos
La victoria de los conservadores, decidida finalmente por el voto de los indecisos y pronosticada en las tres ¨²ltimas encuestas del fin de semana, fue acogida favorablemente por el d¨®lar canadiense y la Bolsa de Toronto, con significativas alzas que reflejan el sentir de los sectores econ¨®micos financieros. La Administraci¨®n de Reagan, firmante con Mulroney el pasado mes de enero del acuerdo de libre cambio, expres¨® su satisfacci¨®n con cautela, recordando los beneficios mutuos para los pa¨ªses que se derivar¨¢n en el futuro.El primer ministro Mulroney esper¨® los resultados electorales, la noche del lunes, en su ciudad natal de Baie Comeau, en la provincia franc¨®fona de Quebec. Cerca de la una de la madrugada acudi¨® a celebrar la victoria a la sede de su partido. Acompa?ado de su esposa, Mila, y de tres de sus cuatro hijos, un jovial y populista Mulroney fue generoso en su primer mensaje al pa¨ªs. Hablando unas veces en franc¨¦s y otras en ingl¨¦s, respetando escrupulosamente las tensiones que provoca el tema del biling¨¹ismo canadiense, el primer ministro hizo un llamamiento a la unidad y a la solidaridad y prometi¨® que "todos los valores que caracterizan la identidad canadiense" ser¨¢n mantenidos y que no correr¨¢n riesgo alguno con el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, que traer¨¢ "prosperidad y m¨¢s oportunidades para todos los canadienses".
La victoria mayoritaria de los tories se apoy¨® en su firme posici¨®n en las dos grandes provincias de Ontario y Quebec. Los sondeos daban m¨¢s esca?os a los liberales en Ontario, donde se asienta el grueso de la industria y las finanzas canadienses, y donde el primer ministro de la provincia, el liberal David Peterson, hizo una vibrante campa?a en contra del acuerdo. Finalmente, de los 99 esca?os de la provincia, los tories obtuvieron 47, frente a 42 los liberales y 10 los socialdem¨®cratas. La provincia de Quebec, aunque con Gobierno regional liberal, dio su apoyo masivo a su hijo m¨¢s ilustre. Y Mulroney aument¨® los esca?os que ten¨ªa, pasando de 58 obtenidos en 1984 a 63, mientras los liberales bajaban de 17 a 13.
El primer ministro de Quebec, el liberal Robert Pourassa, apoy¨® decididamente el acuerdo con Estados Unidos. Como todos los sectores y la mayor¨ªa de los quebecquenses, dicho apoyo se basa en la convicci¨®n de que los inmensos recursos hidroel¨¦ctricos de la provincia y sus materias primas (pesca, madera, etc¨¦tera) tienen un enorme potencial de desarrollo con el acuerdo con Estados Unidos.
Mercado com¨²n norteamericano
El primer ministro canadiense, Brian Mulroney, ha anunciado que convocar¨¢ el nuevo Parlamento lo antes posible para someter de nuevo a legislaci¨®n el tratado de libre cambio con Estados Unidos, a fin de que pueda entrar en vigor el pr¨®ximo 1 de enero. El acuerdo deber¨¢ pasar tambi¨¦n el tr¨¢mite del Senado, una instituci¨®n sin poderes ejecutivos integrada por 104 notables nombrados a dedo hasta su jubilaci¨®n, a los 65 a?os. Dominado por los liberales tras 16 a?os de Gobierno, el Senado bloque¨® el pasado verano el acuerdo con Estados Unidos, argumentando que se trataba de un tema trascendental para el pa¨ªs y deber¨ªa ser sometido a consulta popular, dado que no figuraba en la plataforma electoral conservadora de 1984.Fue la ocasi¨®n para que el primer ministro Mulroney, por aquellas fechas muy destacado en los sondeos, anunciara la convocatoria de elecciones generales, con las que mataba dos p¨¢jaros de un tiro. Los comicios estaban previstos para el oto?o, al cumplirse el per¨ªodo habitual de cuatro a?os de duraci¨®n de los Gobiernos canadienses, y servir¨ªan de refer¨¦ndum popular sobre el tratado de libre cambio, negociado durante a?os con Washington y firmado el 2 de enero con el presidente Ronald Reagan.
El bloqueo simb¨®lico del Senado a instancias del afin Partido Liberal fue el talism¨¢n de la campa?a del l¨ªder John Turner, por aquellas fechas discutido en el Partido Liberal y con amenazas de recambio. Turner y los liberales figuraban en tercera posici¨®n en las encuestas y se lanzaron a una agresiva campa?a recurriendo al sentimiento nacionalista de los canadienses y despertando la mezcla de admiraci¨®n, temor y odio hacia el vecino estadounidense.
Todo indica que los canadienses tomaron una inteligente decisi¨®n. Por un lado, dando mayor¨ªa al partido favorable al acuerdo con Estados Unidos, pero reserv¨¢ndose, con el 53%. de los votos populares, el derecho de advertir que tal acuerdo debe ser s¨®lo comercial. La pol¨¦mica nacionalista no est¨¢ cerrada.
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