Ad¨®nde va la econom¨ªa
Los INDICADORES m¨¢s recientes sobre la coyuntura econ¨®mica indican una considerable fortaleza de la actividad. Es cierto que a¨²n tendr¨¢n que pasar algunas semanas para que se pueda emitir un juicio suficientemente documentado sobre la situaci¨®n en los meses posteriores al verano pero, aun as¨ª, los datos fragmentarios que se poseen indican un crecimiento vigoroso de la econom¨ªa. En apoyo de esta tesis pueden citarse dos indicadores importantes: por una parte, el paro registrado ha disminuido fuertemente en septiembre y octubre, una vez corregidos los factores estacionales de esta ¨¦poca del a?o, y por otra, las ?mportaciones no energ¨¦ticas han continuado creciendo a un fuerte ritmo en el mes de octubre.Sin embargo, no todo el mundo esta de acuerdo sobre la intensidad del crecimiento de la econom¨ªa. El Banco de Espa?a ha llamado la atenci¨®n sobre los peligros de un eventual recalentamiento de la misma, tesis que aparentemente no comparten algunos servicios del Gobierno, como, por ejemplo, el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, que opina que el crecimiento se est¨¢ desacelerando. Se trata de una contradicci¨®n de gran significado para el dise?o de la pol¨ªtica econ¨®mica de los pr¨®ximos meses: si la actividad econ¨®mica tiende a desacelerarse, podr¨ªa entonces justificarse el presupuesto presentado ante el Parlamento, que se caracteriza, desde el punto de vista econ¨®mico, por su sesgo expansivo; si, por el contrario, la actividad se mantiene en el elevado nivel que algunos suponen, el presupuesto no har¨¢ sino a?adir tirantez a una situaci¨®n ya de por s¨ª suficientemente tensa.
La cuesti¨®n esencial es, pues, la del car¨¢cter, sostenible o no, del crecimiento actual de la econom¨ªa, o, planteado de otro modo, la del nivel m¨¢ximo de actividad compatible con el mantenimiento de los equilibrios econ¨®micos b¨¢sicos. No puede decirse que este dilema suscite el entusiasmo de la Administraci¨®n: salvo las veladas advertencias del Banco de Espa?a, aqu¨ª nadie ha dado una explicaci¨®n convincente de las implicaciones de la pol¨ªtica econ¨®mica actual para el a?o pr¨®ximo, ni de las alternativas que pueden presentarse en los pr¨®ximos meses. El presidente del Gobierno ha desafiado p¨²blicamente a los sindicatos a que presenten una pol¨ªtica alternativa a la actual, sin que ello le haya incitado a definir previamente algunos puntos esenciales de la suya, como, por ejemplo, el dise?o de la pol¨ªtica monetaria para 1989 o la posici¨®n oficial respecto de la eventual entrada de la peseta en el Sistema Monetario Europeo. Tampoco se ha definido la forma en que se administrar¨¢ el presupuesto. No se sabe con rigor si las autoridades econ¨®micas han querido dise?ar un presupuesto expansivo o de acompa?amiento de la coyuntura, de forma que es imposible averiguar si lo que pretend¨ªan era impulsar la actividad econ¨®mica el a?o pr¨®ximo o, simplemente, acompa?arla.
De momento, las noticias cotidianas de la econom¨ªa permiten relegar a un segundo plano estas incertidumbres. La econom¨ªa va bien, aunque con tensiones en el frente de los precios. ?stas no son nuevas, ya que la llamada inflaci¨®n subyacente permanece en torno al 5,5% desde hace m¨¢s de un a?o. El Gobierno se esfuerza por reducirla hasta un nivel m¨¢s acorde con el que prevalece en los pa¨ªses de la CE. Es evidente que este esfuerzo ser¨¢ tanto m¨¢s f¨¢cil cuanto menor sea, el grado de tensi¨®n entre los agentes sociales. El peligro de las movilizaciones anunciadas para las pr¨®ximas semanas consiste en que las crispaciones que inevitablemente se producir¨¢n permanezcan m¨¢s all¨¢ de lo razonable y obstaculicen la conclusi¨®n de acuerdos indispensables para la marcha normal de la econom¨ªa. En este sentido, tan importante ser¨¢ analizar el resultado pol¨ªtico de la huelga general del 14 de diciembre -por lo que puede suponer de cambio en la correlaci¨®n de fuerzas-, como el arranque de la negociaci¨®n colectiva para el pr¨®ximo ejercicio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.