El aislamiento de Canarias
CANARIAS ES un territorio comunitario a todos los efectos; as¨ª est¨¢ establecido en el Tratado de Adhesi¨®n de Espa?a a la CE. Pero el archipi¨¦lago dispone de un estatuto especial que le deja al margen de la columna vertebral de la Comunidad, constituida por la pol¨ªtica agraria com¨²n, la uni¨®n aduanera y la aplicaci¨®n del IVA. Como la fiscalidad es cosa seria en Europa, Espa?a se ve obligada a ingresar cada a?o en las arcas comunitarias la parte te¨®rica de IVA correspondiente a Canarias, aunque este impuesto no exista en las islas.Esta situaci¨®n peculiar fue decidida por los canarios, que prefirieron estar fuera para salvaguardar su r¨¦gimen econ¨®mico y fiscal y su econom¨ªa de puerto franco. En la negociaci¨®n para el ingreso de Espa?a en la CE primaron los intereses de los sectores importador y tur¨ªstico -sin IVA pueden mantener una mayor competencia en la oferta de productos de consumo, hoteles y otros servicios- sobre los de la agricultura y la pesca. El Parlamento canario rechaz¨® en febrero de 1983 la propuesta presentada por el entonces secretario de Estado, Manuel Mar¨ªn, consistente en entrar en todas las pol¨ªticas comunitarias, aunque con especificidades que mantuvieran la estructura econ¨®mica peculiar de las islas. Los abanderados del aislamiento fueron precisamente los socialistas canarios, con Jer¨®nimo Saavedra a la cabeza, entonces presidente del Ejecutivo aut¨®nomo.
El resultado ha sido que los canarios no tienen IVA, pero tampoco libertad total de comercio con la CE. Y tambi¨¦n que sus productos agrarios, orientados preferentemente a la exportaci¨®n, est¨¢n sometidos a contingentes y aranceles que los sit¨²an en desventaja respecto a los de pa¨ªses como Israel o Marruecos. Contra esto protestan los canarios, que remiten la soluci¨®n del problema a Madrid con argumentos que evocan el aislamiento y el olvido que tradicionalmente han sufrido los isle?os por parte del poder central.
El Gobierno aut¨®nomo ha planteado a la CE revisar esta situaci¨®n. El Gobierno central no se ha hecho eco oficialmente de la propuesta, a pesar de que un grupo especial de la Comisi¨®n Europea prepara para la pr¨®xima primavera un informe al respecto, con lo cual es probable que toque discutirlo durante la presidencia espa?ola de la CE. La posici¨®n ¨²ltima decidida el pasado mes de marzo por el Parlamento canario es que la opci¨®n de estar al margen. es correcta, pero han de ponerse fin a los agravios, algo as¨ª como seguir fuera de la Comunidad con todos los beneficios de estar dentro. El problema se envenena porque, con el ingreso, Espa?a asumi¨® la obligaci¨®n de suprimir los arbitros canarios, una figura fiscal at¨ªpica para la doctrina comunitaria.
El presidente del Gobierno aut¨®nomo canario, Fernando Fern¨¢ndez, del CDS, ha salido a la palestra para amenazar con suspender el desmantelamiento de los arbitrios y rearmarlos contra las importaciones procedentes del resto de la CE. El argumento es impecable: si nuestros productos, dice, tienen que soportar barreras para entrar en Europa, les impondremos a ellos lo mismo. Falta saber si esta declaraci¨®n de represalias es algo m¨¢s que un arma de presi¨®n para negociar y, si llegara a ejecutarse, cu¨¢l puede ser la reacci¨®n comunitaria.
Olvidan los canarios que la situaci¨®n es fruto de lo que ellos mismos decidieron. El. Gobierno central, pillado entre dos fuegos, parece haber optado por el dontancredismo. Pero hay un ¨²ltimo problema que nadie puede dejar de lado. Cuando Espa?a est¨¦ totalmente integrada en la uni¨®n aduanera de la CE, Canarias seguir¨¢ fuera. De esta forma, una parte del territorio nacional ser¨¢, a efectos Comerciales, como un pa¨ªs tercero, lo cual puede chocar con el principio de igualdad entre todos los espa?oles proclamado por la Constituci¨®n.
La primera lecci¨®n que conviene sacar del caso canario es la de que no se deben. permitir, sin calibrar bien las consecuencias, los establecimientos de estatutos especiales cuando son intereses nacionales, y no s¨®lo los de una comunidad aut¨®noma, los que entran en juego.
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