Batalla superflua

Mercedes Ferrer alcanz¨® los mejores momentos de su actuaci¨®n en Madrid cuando interpret¨® por segunda vez Tengo todas las calles, canci¨®n que da t¨ªtulo a su ¨²ltimo disco. Era el final de un concierto en el que la cantante hab¨ªa intentado conectar con el p¨²blico sin conseguirlo plenamente.No ha elegido la cantante madrile?a un camino art¨ªstico f¨¢cil. Posee una voz especial y un estilo como compositora igualmente peculiar. Ante ambos resulta dif¨ªcil permanecer indiferente y mantener t¨¦rminos medios. Padece la situaci¨®n de otros m¨²sicos interesantes y de calidad: su gran personalidad dificulta el acceso a p¨²blicos m¨¢s amplios que exigen m¨²sicas f¨¢ciles. Por esto las oportunidades de actuar son escasas y cada una se convierte en un examen que no puede desaprovecharse porque no hay muchas oportunidades de rectificar los fallos.

La cantante, v¨ªctima de esta situaci¨®n, no aprovech¨® totalmente esta oportunidad porque se empe?¨® en una batalla superflua. Quiso dar espect¨¢culo, y el p¨²blico simplemente buscaba a Mercedes Ferrer. Intent¨® sorprender con lo rebuscado, y muchos se hubieran conformado con algo m¨¢s austero pero de mayor carga expresiva. En su esfuerzo, encomiable porque indica un claro af¨¢n de superaci¨®n profesional, gast¨® buena parte de sus energ¨ªas, dejando muy pocas reservas para algo tan simple como algunas excelentes canciones expresadas a trav¨¦s de una magn¨ªfica voz. Demasiado pendiente de lo accesorio, casi logr¨® olvidarse de lo esencial.