La alta musicalidad de Yepes y Ros Marb¨¢

Hay que elogiar siempre en Antoni Ros Marb¨¢ la calidad y originalidad de sus programas. El maestro barcelon¨¦s no practica la demagogia como lo evidenci¨® la antipopularidad, en principio, de su ¨²ltimo concierto con la Sinf¨®nica de Radiotelevisi¨®n Espa?ola celebrado en el Monumental el pasado jueves.Estaba Narciso Yepes como solista, un nombre no s¨®lo prestigioso sino de extensa popularidad, pero no tocaba ni el Concierto de Aranjuez ni la Fantas¨ªa de Rodrigo, sino una p¨¢gina dif¨ªcil, sin halagos sonoros ni formales y profundamente introvertida: el Concierto de Mauricio Ohana, escrito en 1950, ampliamente reformado despu¨¦s y estrenado por el mismo Yepes en Londres en 1961 bajo el t¨ªtulo de Tres gr¨¢ficos para guitarra y orquesta.

Ya he escrito sobre lo que esta obra supone no s¨®lo como invenci¨®n guitarr¨ªstica, sino como introspecci¨®n en las m¨¢s escondidas galer¨ªas de lo jondo. No s¨¦ si, aparte la Fantas¨ªa b¨¦tica, de Falla, existe una penetraci¨®n an¨¢loga en la po¨¦tica musical de la Andaluc¨ªa primitiva.

La idea del gr¨¢fico como forma procede sin duda de Garc¨ªa Lorca y su Poema del cante jondo, nacido, no lo olvidemos, bajo los entra?ables auspicios de Manuel de Falla. Hay en la obra de Ohana algo que est¨¢ tambi¨¦n en Lorca: un sentido ritual al que obedecen la farruca, la siguiriya o la buler¨ªa. De ah¨ª que la idea de lo circular sustituya a la dial¨¦ctica de lo sucesivo y lineal. (De otra manera, el Bolero de Ravel sigue esta teor¨ªa ritual del c¨ªrculo, como han demostrado sus grandes core¨®grafos.)

Rito y expectaci¨®n

La m¨²sica parece caer siempre sobre un mismo punto, de igual modo que toda la ornamentaci¨®n del cante jondo rodea una nota pivote. A esta expresi¨®n de rito y expectaci¨®n colabora la orquesta, rica en percusiones, desnuda y tremendamente dram¨¢tica, de Mauricio Ohana, envolvente y distanciada, con respecto a la guitarra. Narciso Yepes toc¨® los Gr¨¢ficos de modo magistral, tanto que detaIlar cualquier aspecto ser¨ªa casi minimizar la exigencia del concepto. Ros Marb¨¢ cre¨® el clima necesario y el ¨¦xito fue claro.La Sinf¨®nica de RTVE, a las ¨®rdenes de Ros Marb¨¢ y con la colaboraci¨®n solista del concertino invitado, Gerard Hettema, y del obo¨ªsta Jes¨²s Corral, ofrecieron una limpia y luminosa versi¨®n de la Music of gaity, del italiano Bruno Maderna (1920-1973), recreaci¨®n l¨²cida de cinco motivos de virginalistas ingleses escrita en 1969. Tambi¨¦n parte del viejo tronco hist¨®rico, culto y popular, Xavier Benguerel (Barcelona, 1931) en sus Ra¨ªces hisp¨¢nicas, circundadas, m¨¢s que transformadas, por los sonidos de una orquesta actual y rica de matices. Los interludios marinos de la ¨®pera Peter Grimes, de Britten, pusieron fin al concierto. La lecci¨®n de Ros Marb¨¢ fue, como siempre, la de la m¨¢s alta musicalidad junto a una sonoridad orquestal bella y bien afinada.