Weissenberg interrumpi¨® su concierto de Valencia

El pianista b¨²lgaro Alexis Weissenberg interrumpi¨® su concierto del pasado lunes, para la Sociedad Filarm¨®nica, en el Palau de la M¨²sica de Valencia. Tras una primera interrupci¨®n en la Tercera sonata, a causa, seg¨²n el maestro, de reflejos de luz sobre el teclado, la primera parte del concierto culmin¨® con un se¨ªsmo pian¨ªstico tal que el auditorio sospech¨® que Chopin hab¨ªa sido el instalador de las luces del Palau.Mediada la segunda parte, Weissenberg opt¨® por abandonar la causa y prometi¨® a los socios de la Filarm¨®nica tocar en otra ocasi¨®n m¨¢s propicia el concierto que de su prestigio cabe esperar. Ser¨ªa inelegante someter a cr¨ªtica lo que el propio int¨¦rprete desaprob¨® p¨²blicamente. Cabe observar, al margen del accidente de pura circunstancia, c¨®mo la ac¨²stica proustiana del Palau, redundando con sus resonancias las propias del estilo de este personal¨ªsimo int¨¦rprete, -ecos sobre ecos-, puede hacer del inmaculado Chopin un tachista de la progenie de Xenakis, cuando un trino no es un temblor, sino un grumo de sonido.

A?¨¢dase a este hecho obvio, que por fuerza ha de desconcertar a m¨¢s de un concertista, lo que Lorca llam¨® "el coro de los grillos que cantan a la luna", y es los relojes digitales, que de hora en hora perturban imperturbables, sea una mazurca sea un scherzo, lo que se est¨¦ escuchando. En todo caso, el maestro no adujo causa f¨ªsica para su abandono. Su peculiar estilo ensimismado -sus colaboraciones con Karajan, han dejado constancia de ese car¨¢cter, que es musical, no psicol¨®gico -lo hace m¨¢s vulnerable a eventos de este g¨¦nero.

El p¨²blico de la Sociedad acept¨® de buen grado las razones del maestro y con la cortes¨ªa habitual.