El primer ministro polaco lucha contra los antirreformistas del POUP
El primer ministro polaco, Mieczyslaw Rakowski, ha declarado la guerra al aparato del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista), que obstaculiza las reformas econ¨®micas, pol¨ªticas e institucionales. El pleno del Comit¨¦ Central de la pasada semana en Varsovia ha demostrado que Rakowski es el jefe de Gobierno con m¨¢s decisi¨®n pol¨ªtica de renovaci¨®n que ha tenido Polonia en d¨¦cadas.
Rakowski sabe que tiene poco tiempo y que un fracaso de su gesti¨®n y una nueva desestabilizaci¨®n de Polonia ser¨ªa un grave peligro para todo el proceso de reformas en el Este. La situaci¨®n de desabastecimiento del mercado, la espada de Damocles que pende siempre sobre los Gobiernos polacos, empeora r¨¢pidamente.Polonia ser¨¢ noticia el a?o pr¨®ximo, para bien, por el primer amplio consenso nacional desde la II Guerra Mundial, o para mal, por conflictos que podr¨ªan ser dram¨¢ticos. Lech Walesa, el l¨ªder de Solidaridad, puede verse tan desbordado como Rakowski por los acontecimientos. Nada indica que su l¨ªnea moderada pueda seguir imponi¨¦ndose indefinidamente en la oposici¨®n.
El jefe del Gobierno est¨¢ decidido a doblegar a aquellos en el partido que especulan con una nueva crisis pol¨ªtica para poner fin a las reformas y a los que creen que Polonia puede salir de su crisis econ¨®mica end¨¦mica con meros retoques administrativos que no modifiquen la estructura del poder.
El pleno ha revelado tambi¨¦n con claridad nunca habida que los dirigentes del partido est¨¢n decididos a presentar batalla contra una pol¨ªtica que les quitar¨¢ las riendas de la econom¨ªa nacional y, seg¨²n temen, tambi¨¦n del poder pol¨ªtico a largo plazo. Rakowski apuesta por una pol¨ªtica liberal en la econom¨ªa y una estructura institucional que d¨¦ cauces a la participaci¨®n bajo el control y tutelaje de la raz¨®n de Estado por parte del partido comunista. Para ello quiere marginar al establecimiento comunista, opuesto a lo primero, y a la oposici¨®n radical, que no acepta la legitimidad del partido para dirigir este proceso.
Por primera vez, el Gobierno polaco cuenta con un jefe de Gobierno con poder pol¨ªtico y no un mero gestor de la ineficacia econ¨®mica. Tiene margen de movimiento para sus reformas en el seno de sus alianzas internacionales y cuenta con una oposici¨®n, liderada hoy de nuevo de forma indiscutible por Lech Walesa, dispuesta a la colaboraci¨®n y sin miedo al contacto con el poder comunista.
Ha heredado una econom¨ªa decr¨¦pita, con una inflaci¨®n real en torno al 100% y una deuda exterior que ronda los 40.000 millones de d¨®lares. La movilizaci¨®n de la poblaci¨®n, escarmentada en a?os de promesas incumplidas y dificultades, penurias y escaseces en la vida cotidiana, es una empresa que a muchos se les antoja imposible. El h¨¢bito de vivir mal sin trabajar est¨¢ muy extendido entre la poblaci¨®n. Las envidias igualitaristas y el temor a una sociedad competitiva moderna son grandes. El entramado de intereses del partido y la econom¨ªa, de les especuladores y beneficiarios directos de la econom¨ªa de la escasez, as¨ª como la oposici¨®n de los inmovilistas ideol¨®gicos, son firmes.
Poco convencional
Rakowski nunca fue bien visto en el POUP. Es poco convencional, intelectual, ajeno a la comunidad de intereses del funcionariado del partido. Desde que accedi¨® al poder, en septiembre, apoyado por el jefe del partido y del Estado, Wojciech Jaruzelski, "est¨¢ jugando muy fuerte en el p¨®quer contra la oposici¨®n radical y los conservadores en el partido", como dice un diplom¨¢tico occidental.Rakowski es consciente de que le es imprescindible dar claras se?ales de renovaci¨®n para romper con la apat¨ªa de la poblaci¨®n, con su pasividad, absentismo e ineficacia. Tiene que crear v¨ªas de participaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica, y convencer de su viabilidad, eficacia e irreversibilidad a un pueblo que s¨®lo ve trampas, enga?os y ret¨®rica vac¨ªa en las decisiones del poder.
El jefe del Gobierno pronunci¨® un discurso memorable en la clausura del pleno del comit¨¦ central, en el que advirti¨® de la necesidad urgente de un di¨¢logo con la oposici¨®n. Impuso adem¨¢s cambios en el partido que suponen una dura derrota para los inmovilistas al expulsar de la direcci¨®n a significativos miembros de los grupos de presi¨®n de los comunistas conservadores.
No es de extra?ar que algunos miembros del comit¨¦ central acusaran al Gobierno de estar "liquidando el socialismo". Las nuevas leyes econ¨®micas, aprobadas por el Parlamento d¨ªas despu¨¦s del pleno del comit¨¦ central, permiten la propiedad completa de empresas por parte de capital extranjero y eliminan los l¨ªmites a tama?o y actividad a las empresas privadas. El Parlamento dispone ya de borradores para nuevas leyes que legalizan el mercado negro de la moneda polaca, el zloty, y lo hacen pr¨¢cticamente convertible frente a las monedas occidentales.
Los intentos de Rakowski de "expulsar al partido de la econom¨ªa" se enfrentan a¨²n a una feroz oposici¨®n. Mientras los funcionarios locales y regionales puedan influir sobre el suministro de materias primas, concesi¨®n de contratos, exportaci¨®n y gesti¨®n empresarial en las compa?¨ªas, el ¨¦xito de las reformas depende de gente que tiene inter¨¦s en que fracasen.
En esta fase no tienen ya sitio ide¨®logos como Jan Baryla ni el antecesor de Rakowski, Zbigniew Messner. El bur¨® pol¨ªtico pasa a tener 17 miembros, dos m¨¢s que antes. La estrella en auge con Rakowski es Stanislaw Ciosek, nombrado miembro del bur¨® pol¨ªtico y secretario del comit¨¦ central, responsable de propaganda. Es el hombre del di¨¢logo con la oposici¨®n.
A mediados de enero continuar¨¢ el pleno del comit¨¦ central, del que se espera una resoluci¨®n. Urgen las se?ales inequ¨ªvocas de que Gobierno y oposici¨®n est¨¢n dispuestos a cooperar.
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